Comenzaron las negociaciones por el Brexit con el foco en la cuenta que deberá pagar el Reino Unido

Representantes británicos y del bloque europeo comenzaron la primera ronda formal de discusión de los temas claves para la salida del unión supranacional. La UE podría solicitar una factura de hasta 112.000 millones de dólares

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El secretario británico David Davis y el comisionado francés Michel Barnier, en Bruselas (Reuters)
El secretario británico David Davis y el comisionado francés Michel Barnier, en Bruselas (Reuters)

El ministro británico para el Brexit prometió el lunes "ponerse manos a la obra", al inicio de la primera ronda de discusiones sobre el divorcio de la Unión Europea, pese a que el Gobierno en Londres parecía seguir dividido en torno a la postura más apropiada tras un año desde la votación en que el país decidió separarse del bloque.

"Ahora es el momento de ponernos manos a la obra y hacer que esta negociación tenga éxito", dijo David Davis al ser recibido en la Comisión Europea para cuatro días de conversaciones por parte del negociador jefe de la UE, Michael Barnier. "Es increíblemente importante que ahora hagamos un buen progreso", agregó.

"Necesitamos empezar a examinar y comparar nuestras respectivas posiciones para hacer buenos progresos", dijo Barnier, quien explicó que desde este lunes hasta el jueves se reunirán los diferentes grupos de negociadores creados por ambas partes para tratar de forma separada el tema de los derechos de los ciudadanos, el acuerdo financiero de salida, y otros asuntos relativos a la separación.

La división por asuntos básicos del Brexit podría acarrear el riesgo de que no se logre alcanzar un acuerdo. Eso generaría una enorme incertidumbre en las empresas y millones de personas de Europa, porque Reino Unido simplemente quedaría fuera del bloque el 30 de marzo de 2019 sin normas claras sobre qué debería significar eso. La factura que podría reclamar al Reino Unido por los compromisos pendientes en el bloque llegaría hasta las 112.000 millones de dólares, cifra considerada ridícula por autoridades británicos.

(Reuters)
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Los representantes de cada parte ya se habían reunido el 19 de junio, pero el encuentro sirvió esencialmente para fijar el calendario y el modo de trabajo para las negociaciones.

Mientras en Londres, los medios británicos abundaban en especulaciones de luchas internas que reflejaban las divisiones que el partido Conservador de la primera ministra Theresa May ha sufrido durante el referéndum sobre el Brexit. El ministro de Relaciones Exteriores Boris Johnson, en un acto separado en Bruselas, dejó pasar la oportunidad de negar que ese fuera el caso.

May, cuya autoridad fue cuestionada tras perder su mayoría parlamentaria en unas elecciones anticipadas que no necesitaba convocar, afronta dudas dentro de su partido sobre si puede tener el control. Eso preocupa a los negociadores europeos, que destacan que los 20 meses que restan para el Brexit son poco tiempo para negociar un divorcio ordenado.

En el seno del gabinete británico, se discute la posibilidad de respaldar un período de transición después de marzo de 2019 (fecha en la que se debería concretar la salida), a fin de mitigar los efectos en la sociedad y la economía. Los partidarios de una ruptura clara comenzaron a aceptar la idea, siempre que el plazo no sea prolongado.

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