El drone pertenecía al Campo de Golf de Vadstena, en Suecia. Su misión era registrar los movimientos de los jugadores para armar un video publicitario.
La joven golfista lo notó ni bien se posicionó detrás suyo. Era ruidoso y generaba mucho viento. Una mezcla nefasta para alguien que quiere concentrarse para hacer el mejor golpe posible.
El primer intento fue un fiasco. La pelota sólo se elevó algunos metros. La mujer viró su cabeza hacia el drone, invitándolo a retirarse, pero éste no se movió.
El segundo tiro fue aún peor. Frustrada, la jugadora se quedó unos segundos mirando al suelo y luego empezó a caminar en dirección al dispositivo volador. Sin dudarlo, usó su palo como un bate de béisbol y le asestó un duro golpe. La cámara cayó y terminó filmando el césped.
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