Más de 900 mexicanos ya firmaron un documento ante escribano para definir cómo quieren morir

La Ley de Voluntad Anticipada permite a los habitantes de la Ciudad de México definir con anticipación qué tipo de tratamiento desean recibir y dónde, ante la posibilidad de ser afectados por una enfermedad terminal o una lesión en la que pierdan la lucidez

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La Ley permite a doctores y pacientes sentirse mejor.
La Ley permite a doctores y pacientes sentirse mejor.

Un día, Maricruz Medina Mora, psicóloga, acudió ante un notario de la capital mexicana para firmar un documento muy especial: la orden en la que pedía que en caso de una enfermedad terminal no se le aplicaran tratamientos para prolongar su vida.

Al igual que lo han hecho casi 900 capitalinos hasta junio de este año, se acogió a la llamada Ley de Voluntad Anticipada, que establece el derecho de los ciudadanos con enfermedades que no tienen cura a no morir en la cama de un hospital.

La Ley está vigente desde 2008, pero fue hasta este año que se incluyó en la Constitución local.

"Este derecho humano fundamental deberá posibilitar que todas las personas puedan ejercer plenamente sus capacidades para vivir con dignidad. La vida digna contiene implícitamente el derecho a una muerte digna", dice el texto aprobado el 9 de enero en la Asamblea Constituyente, una institución que redactó una nueva Constitución para la capital que desde principios de 2016 se convirtió en el estado 32 del país.

A partir de la reforma política, la capital mexicana se abrió paso para crear su propia Constitución bajo la cual se regirá el Gobierno local a partir de 2018.

Durante la discusión para incluir la Ley hubo una confusión, según algunas organizaciones, generada por los diputados locales, quienes a través de redes sociales empezaron a compartir que se había aprobado la eutanasia, lo cual es falso.

La Ley brinda a los pacientes la posibilidad de elegir qué es lo que quieren en lugar de que los doctores consulten a los familiares y sean otros quienes decidan por el enfermo.

Medina Mora es responsable del programa de Voluntad Anticipada de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, explica que cuando se firma el documento ante notario la persona asume que algún día va a morir, lo cual no es fácil para los jóvenes. En el caso de personas de la tercera edad, generalmente esta decisión queda en manos de sus familiares y no tienen esa libertad de elección.

En estos casos, la familia generalmente reacciona con miedos y con culpas, por lo que no siempre elige lo que puede ser mejor para el enfermo.

El hecho de que casi el 80% de la solicitudes se hayan hecho ante notario, es decir, antes de que la persona sea diagnosticada en el hospital habla de que los capitalinos están tomando más conciencia sobre la muerte.

En el hospital también se puede firmar el documento siempre y cuando la persona sea diagnosticada por un doctor.

El paciente puede escoger qué tipo de tratamientos o quiere recibir. (iStock)
El paciente puede escoger qué tipo de tratamientos o quiere recibir. (iStock)

¿Morir en casa o en el hospital?

Aunque no existen cifras, sí hay testimonios de que este tipo de decisiones no sólo benefician al enfermo sino también a los familiares, quienes no tienen que pasar por el dolor de que la persona tal vez murió sola en un hospital, llena de tubos y después de una larga y dolorosa agonía. Lo que se busca es que la gente vuelva a casa para que muera lo mejor posible. También da la opción de elegir un representante: una persona que está dispuesta a acompañar al paciente en caso de que pierda sus capacidades cognitivas para que se haga cargo de que se cumpla su decisión

El representante no tiene que ser un familiar.

"A las personas mayores, a los viejitos se tiende a ignorarlos en lo que quieren y a pensar que nos toca decidir por ellos. Me ha tocado vivir muchas veces con gente que sus padres ya son viejos, pero ellos son jóvenes y dicen mucho una frase parecida: 'Mi padre siempre dijo que no quería ir al hospital, pero yo decidí que sí' y ahí tienes a infinidad de viejitos en una terapia intensiva y ahí siguen porque su hijo decidió", expresa Medina Mora a Infobae.

En el caso de los médicos, les ayuda a quitarse el miedo de que algún familiar del paciente llegue y diga "tu mataste a mi familia". Con la ley existe claridad de que la persona así lo que quiso y de qué tuvo el mejor acompañamiento en el último tramo de la vida.

"A veces los médicos por protegernos no nos dicen todo, nos ofrecen una cirugía que a lo mejor no nos va a salvar la vida, entonces puedo decidir si tiene más beneficios operarme o no operarme o decidir si quiero para por eso o no quiero pasar por eso", dice la representa de Salud.

La mayoría de las personas quieren morir en uso de sus facutades. (iStock)
La mayoría de las personas quieren morir en uso de sus facutades. (iStock)

No confundir

Tanto la responsable de Salud como Marilú Acosta, de la organización Por el Derecho a Morir con Dignidad, aclararon que la Ley no permite la eutanasia, porque aún existe una confusión en este sentido.

La eutanasia y el suicidio asistido están legalmente penados en México.

"Muchas personas confunden la muerte digna con eutanasia y muchos legisladores tenían el término confundido y no querían votar para que se permitiera la eutanasia. Hicimos toda una labor de aclaración de términos para que entendieran que la muerte digna le puede brindar al paciente el tener un poco mas de control sobre su cuerpo y sobre su vida", señala Acosta a Infobae.

La Voluntad Anticipada sólo permite que quienes enfrenten una enfermedad terminal puedan optar por no recibir tratamiento para prolongar su vida o recibir maniobras de resucitación. No da a las personas la opción de decidir en qué momento quiere morir.

En caso de una accidente, aunque la persona llegue muy grave a un hospital primero se tiene que ver la urgencia y hasta después si a partir del accidente ya no tiene esperanzas de vida en ese momento se podría considerar, antes no.

"Hay veces en que durante un accidente no fuiste con un notario. Hay unas hojas que te dan en el hospital donde dice que no me resuciten, no me entuben o si no te interesa este tratamiento o una cirugía, eso es lo que sí se puede", explica Marilú Acosta.

En el caso de los menores de edad o que no tienen capacidad jurídica, como personas con síndrome de down, la decisión queda en manos de los padres.

También resuelve el problema de personas que no pueden pagar un hospital particular o que son dadas de alta de los hospitales públicos porque ya no hay cupo.

"De las personas que han llegado a pedirnos asesoría, la mayoría tienen una constante que es el no tengo dinero para el tanque de oxígeno, para pagar una enfermera y mucho menos para pagar un hospital y ahora tienen esta opción de acogerse a esta ley", dice Acosta.

Actualmente son 14 los estados en el país que cuentan con leyes similares.

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