El fútbol brasilero se estremeció la semana pasada al conocerse una triste noticia: la muerte de Joao Pedro, hijo del entrenador del Fluminense. Días después del trágico fallecimiento, Abel Braga salió a la cancha para dirigir a su equipo, en un compromiso ante el Sport Recife.
Y el estadio Ilha do Retiro de Pernambuco vibró cuando el DT asomó su humanidad. Todos los presentes, incluidos hinchas, jugadores y dirigentes, pusieron rojas las palmas de sus manos por un extenso aplauso que emocionó a Braga.
El encuentro válido por la fecha 18 del Brasileirao culminó 2-2, pero el resultado quedó en un segundo plano ante la delicada situación y el homenaje recibido por Braga, quien no pudo contener las lágrimas en sus ojos en la previa y también después de la acción, al dialogar con la prensa en conferencia.
LEA MÁS:
Rugby League: recibió un tremendo rodillazo, quedó insconsciente y terminó en el hospital
Escándalo en el básquet: un integrante de la "Generación Dorada" noqueó a un rival