Los peculiares trabajos de algunos atletas olímpicos que estuvieron en Río 2016

Los Juegos Olímpicos llegaron a su fin y los deportistas amateurs regresaron a sus respectivos países para continuar con sus rutinarias vidas

Compartir
Compartir articulo

Muchos de los deportistas que participaron en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro viven gracias a empleos que poco tienen que ver con el deporte que practican en su ratos libres y con los que representan a su país.

Nathalie Marchino, Colombia

Empleada de Twitter, 35 años
Empleada de Twitter, 35 años

Nació en Colombia y fue criada en Suiza, sin embargo ha elegido representar al seleccionado de rugby 7 de su país natal, mientras se desempeña como empleada de Twitter en una oficina en California, Estados Unidos.

"Combinar el trabajo y el rugby ha sido parte de mi realidad durante tanto tiempo que ya he aceptado que es así", señaló la deportista de 35 años, que no pudo llevarse una medalla de Río 2016.

Raheleh Asemani, Bélgica

Cartera, 27 años (AP)
Cartera, 27 años (AP)

Nació en Irán y llegó a Europa junto a muchos refugiados, pero un mes antes del inicio de los Juegos Olímpicos logró nacionalizarse belga y compitió bajo esa bandera en Brasil.

A pesar de ser una de las mejores taekwondistas del Viejo Continente (ganó la medalla de bronce en el campeonato europeo de este año), la deportista de 27 años se gana la vida repartiendo cartas.

Miles Chamley-Watson, Estados Unidos

Modelo, 27 años (Reuters)
Modelo, 27 años (Reuters)

El esgrimista de 27 años se colgó la medalla de bronce en los Juegos de Río en la modalidad florete por equipos masculino, pero su este deporte que le da tantas satisfacciones no es su sustento económico.

El estadounidense es modelo y sueña con convertirse en el David Beckham del esgrima: "El deporte y la moda son dos mundos diferentes, pero al mismo tiempo son muy similares", explicó en diálogo con el sitio norteamericano Observer.

Thiago Braz, Brasil

Militar, 22 años (Reuters)
Militar, 22 años (Reuters)

No fue casualidad que el joven de 22 años se colgara la medalla de oro en sus primeros Juegos Olímpicos. Su trabajo requiere de una fuerza y un entrenamiento funcional al deporte que practica.

El flamante campeón de salto con garrocha venció al mejor del mundo en la final y batió el récord olímpico gracias, entre otras cosas, a haber elegido la carrera militar para ganarse la vida.

Gwen Jorgensen, Estados Unidos

Contadora, 30 años (Reuters)
Contadora, 30 años (Reuters)

La vida de una deportista amateur no es fácil y el caso de esta atleta estadounidense es uno de los ejemplos más concretos de la actualidad.

La estadounidense de 30 años se recibió de contadora, trabaja en un estudio en la ciudad de Milwaukee y se quedó con la medalla de dorada en la prueba de triatlón en los Juegos de Río.

Lanni Marchant, Canadá

Abogada, 32 años (Reuters)
Abogada, 32 años (Reuters)

Habiendo conseguido dos licenciaturas en Abogacía, una en la Universidad de Ottawa y otra por la Universidad Estatal de Michigan, la canadiense podría haber dejado el deporte como un simple pasatiempo. Pero no.

La corredora de 32 años viajó a Río de Janeiro y participó en la carrera de 10.000 metros y en el maratón. A pesar de no haber cosechado medallas, su performance fue más que aceptable (finalizó en las posiciones 24 y 25 respectivamente) y su actitud es un ejemplo para cualquier atleta.

Michelle Carter, Estados Unidos

Maquilladora, 30 años (Reuters)
Maquilladora, 30 años (Reuters)

Difícilmente sus clientas entiendan que las mismas manos que embellecen sus rostros son utilizadas para lanzar una bala de 4 kilos. Pero la estadounidense ha logrado llevar adelante su amor por el atletismo y su empleo como maquilladora.

A sus 30 años, ganó la medalla de oro en Río de Janeiro tras arrojar la bala a 20.63 metros de distancia, pero ahora tuvo que regresar para volver al trabajo y para seguir acrecentando la empresa de cosméticos Shot Diva, que ella misma creó.

Kazuki Yazawa, Japón

Sacerdote budista, 27 años (Reuters)
Sacerdote budista, 27 años (Reuters)

Tal vez haya sido la fuerza de las olas, el ruido del agua y el esfuerzo que conlleva el intentar no caer con cada golpe que su bote recibe lo que provocó que el japonés haya elegido una vida alejada del peligro y la velocidad.

"Cuando me inicié como sacerdote budista, decidí que mi trabajo principal sería ése y que mi vida como deportista sería en mi tiempo libre", señaló el remero de 27 años antes de viajar a Brasil, donde finalmente no obtuvo medallas.