Michel Temer fue notificado de una acusación de corrupción por segunda vez en tres meses y su aprobación cayó al 3%

Como ocurrió con la primera denuncia, el trámite ahora comenzará en la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara Baja, que analizará el caso durante 15 sesiones y elaborará un informe que será enviado luego al pleno de ese organismo legislativo. Una nueva encuesta arrojó que el 92% de la población reprueba su gestión

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Michel Temer, presidente de Brasil
Michel Temer, presidente de Brasil

El presidente de Brasil, Michel Temer, fue notificado oficialmente de que está en tramite una acusación por corrupción en su contra, un proceso por el que el mandatario pasa por segunda vez en los últimos tres meses.

La notificación fue entregada por el diputado Fernando Giacobo, secretario de la Cámara Baja, quien dijo a periodistas que cumplió esa tarea "con tristeza, por el momento que atraviesa Brasil, con todo este mar de corrupción".

Giacobo también cumplió la misma misión con los ministros de la Presidencia, Eliseu Padilha, y de la Secretaría General, Wellington Moreira Franco, incluidos en la misma acción en que la Fiscalía General acusa a Temer de presunta obstrucción a la Justicia y asociación ilícita.

Temer ya pasó por esa situación el 29 de junio pasado, cuando el mismo Giacobo le notificó de que la Cámara de Diputados había dado inicio al trámite para decidir sobre el futuro de una acusación por corrupción pasiva presentada en su contra por la Fiscalía.

Temer mantiene el apoyo de la mayoría del Congreso (AFP)
Temer mantiene el apoyo de la mayoría del Congreso (AFP)

En ese primer caso, tras un engorroso proceso en la Cámara Baja, que según la Constitución brasileña debe avalar la instauración de un juicio penal contra un mandatario en pleno ejercicio del poder, los cargos fueron rechazados por una clara mayoría de 263 votos frente a 227.

Como ocurrió con esa primera denuncia, el trámite ahora comenzará en la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara Baja, que analizará el caso durante quince sesiones y elaborará un informe que será enviado luego al pleno de ese organismo legislativo.

En esa última instancia, los diputados autorizarán al Supremo a analizar la posible apertura de un juicio penal contra Temer si se alcanza una mayoría calificada equivalente a dos tercios (342) de los miembros del órgano legislativo.

Sin embargo, en medios políticos se considera casi imposible que la minoritaria oposición alcance los votos necesarios, por lo que se presume que la nueva denuncia contra Temer correrá el mismo destino que la anterior y será archivada por la poderosa base oficialista.

Si así fuera, al igual que los primeros cargos por corrupción pasiva, el caso solo podrá ser retomado por los tribunales después del 1 de enero de 2019, una vez que Temer le entregue el poder al ganador de las elecciones previstas para octubre de 2018.

Una aprobación del 3%

La reprobación del gobierno brasileño sigue creciendo y un abrumador 92% de la población dice no confiar en el presidente Michel Temer.

Según el estudio realizado por Ibope para la Confederación Nacional de Industrias (CNI), el Gobierno tiene una aprobación magrísima del 3%, lo que ratifica la debacle de la imagen pública de la gestión Temer, ya reflejada en otras encuestas.

Desde que el mandatario de 77 años reemplazó en mayo de 2016 a la presidente Dilma Rousseff, destituida por el Congreso, nunca logró superar la barrera del 14% de apoyo.

"El porcentaje de la población que evalúa al Gobierno como óptimo o bueno oscila dentro el margen de error, de 5% para 3%, comparado con la encuesta de julio", señaló el trabajo. En julio, un 87% de la población dijo no confiar en el presidente. Otro sondeo publicado por CNT/MDA el 19 de septiembre, mostró una aprobación de 3,4%.

Según la encuesta de Ibope, el 77% de los brasileños considera al gobierno como "malo o pésimo", lo que perforó el piso de 70% al que había caído en julio y que ya era la peor medición desde el retorno de la democracia en 1985.

El derrumbe de la imagen del Gobierno actual, que asumió tras el impeachment de Rousseff, acusada de adulterar las cuentas públicas, se agudizó a partir de junio con la primera de las dos acusaciones que presentó la Fiscalía General contra Temer.

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