Marcelo Stubrin: "Hoy Colombia es un laboratorio de construcción de confianza"

Desde Bogotá, Infobae habló con el embajador argentino en Colombia sobre el futuro del proceso de paz tras el triunfo del NO, la nueva relación bilateral entre los dos países y la apuesta de Macri por la Alianza del Pacífico

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El embajador Marcelo Stubrin en su residencia en Bogotá (Romina Santarelli/Ministerio de Cultura de la Nación)
El embajador Marcelo Stubrin en su residencia en Bogotá (Romina Santarelli/Ministerio de Cultura de la Nación)

En la misma semana en la que representantes del gobierno de Juan Manuel Santos viajaron a La Habana para trabajar en un nuevo acuerdo de paz con las FARC, una numerosa delegación argentina desembarcó en Bogotá para participar de la segunda edición del MICSUR, el mercado de industrias culturales de Sudamérica que este año tuvo como sede a la capital colombiana, todavía conmovida por el plebiscito del 2 de octubre en el que la opción por el NO obtuvo una sorpresiva victoria.

Invitado por el Ministerio de Cultura de la Nación, Infobae participó del evento, catalogado como un éxito no en poca medida por la ambiciosa propuesta argentina, y no pudo dejar pasar la oportunidad de dialogar sobre el histórico proceso con uno de los políticos más conocedores del tema, el embajador Marcelo Stubrin, quien además de legislador por UCR también llegó a ser titular de la comisión de Relaciones Exteriores de Diputados.

En medio de la recepción para la comitiva argentina en su elegante residencia bogotana, Stubrin se hizo tiempo para hablar con Infobae y responder preguntas sobre el futuro del acuerdo de paz, la viabilidad de las propuestas del uribismo, y la renovada agenda bilateral que impulsa el presidente Macri.

—¿Por qué perdió el SÍ? ¿En qué falló Santos?

—No sé si falló en algo. La sociedad está dividida en dos hemisferios, pero claro que no es el único país del mundo que tiene esta situación de polarización y paridad. En realidad si el SÍ hubiese ganado por 50 mil votos como ganó el NO tampoco se hubiese producido el objetivo de refrendación masiva del proceso de paz, de modo que el punto en la actualidad es cómo se desenrolla esta madeja, y en eso están trabajando mucho el Gobierno, la guerrilla, los distintos grupos que constituyeron el frente del NO, las Naciones Unidas, la totalidad del sistema internacional, los especialistas en solución de conflictos…

—¿Y cómo está el país hoy tras al cimbronazo del triunfo del NO?

—Hoy Colombia es un laboratorio de construcción de confianza para encontrarle una salida a esta situación. Los informes del terreno que hemos recibido en estas horas son muy favorables, es decir, hay un respeto sepulcral a las reglas del cese del fuego, y eso es muy bueno.

—Usted dijo hace poco que, de un modo u otro, la guerra estaba terminada. ¿Sigue pensando lo mismo?

—Lo que yo digo es que esta guerra va a terminar, como muchas en la historia de la humanidad, pero cese del fuego sin desarme no es solución, porque ahí hay una vigilia de armas. Lo que agrego hoy a esa afirmación que mencionás es que se aprecia en los campamentos, donde las FARC empezó a converger para el desarme, un clima que no es de hostilidad. Se ha establecido una diferencia de 3 kilómetros entre la fuerza pública colombiana y la guerrilla, y el espíritu que prima en ambos lados de las líneas es muy constructivo, y no se aprecian tensiones preocupantes o peligrosas.

—¿Considera que los cambios que exige el uribismo son viables?

—El tema de las negociaciones es muy complejo. Llevaron 5 años, es un tratado de 270 páginas que tiene numerosos capítulos y el espíritu del acuerdo fue que nada estaba acordado hasta que la última cláusula no se terminara. Y allí hay ciertas cláusulas de políticas públicas que produjeron en algunos casos rechazos en la población, en otros casos el malestar de las clases medias con la situación económica, la caída del precio del petróleo, cierto contexto de crisis que hay en la región; todo esto puede haber provocado una tracción de votos hacia el NO. Los sectores más preocupados, más adversos a la llamada "agenda de género", tuvieron una tremenda movilización, a pesar de haber estado al comienzo a favor del acuerdo de paz cuando este se desarrolló, sobre todo las iglesias evangélicas, que tuvieron una actitud extremadamente militante, con cuestiones que tienen que ver con asociaciones o afinidades, pero no contra nada concreto o específico del acuerdo de paz. Esas cosas se pueden corregir, y en cuanto a qué va a hacer el liderazgo del NO, todavía eso está con puntos suspensivos, pero alguien tiene que considerar que la recompensa es ser artífice de la paz. Hay un momento que la construcción de la paz es un suma cien para todos, y es virtuoso para todos los actores, pero algunos pueden llegar a pensar que infringirle un daño al Gobierno es bueno para su proyecto con vistas a la renovación presidencial del 2018.

Abrazo entre Mauricio Macri y Juan Manuel Santos durante la firma del acuerdo de paz (Presidencia de la Nación)
Abrazo entre Mauricio Macri y Juan Manuel Santos durante la firma del acuerdo de paz (Presidencia de la Nación)

—¿Modifica este resultado la carrera presidencial?

—Todavía no lo sabemos. En la noche del 2 de octubre todos fueron muy juiciosos, para usar una expresión colombiana, luego empezaron los petitorios, las negociaciones… Lo único que puede decirse es que también las FARC perdieron el plebiscito, no solo el Gobierno. Las FARC no son un grupo estimado o querido en gran parte de la sociedad, de modo que la voluntad de ellos de dejar las armas y abandonar la política también les pone límites a sus pliegos de exigencia. Porque todos estos acuerdos son un trade off entre bancas y armas, entre armas y política. Así fue en la historia de esta país muchas veces, también con el M-19, que es un grupo que dejó las armas y se incorporó de inmediato a la política, al gabinete, al Congreso, a la Constituyente.

—Como sabrá, Álvaro Uribe dijo sentirse "dolido" por el apoyo del presidente Macri al "acuerdo con las FARC". ¿Se equivocó el Gobierno argentino respaldando tan explícitamente una posición sobre otra?

—En absoluto. Nosotros estamos siempre para ayudar a Colombia, a los que votaron por el SÍ y a los que votaron por el NO. Estamos a favor de Colombia y a favor de la paz por una cuestión de principios. Y además estamos muy interesados en la solución del conflicto armado porque éste incorpora gran cantidad de tierras a la producción y Argentina puede ayudar en genética, semillas, técnicas de cultivos, maquinaria agrícola… Argentina está muy interesada en que Colombia duplique las tierras productivas.

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—Macri ha elegido a Colombia como socio estratégico. Expliqueme por qué
—Así es. Colombia es el único país al que Macri hizo una visita de Estado en toda la región, no la hizo ni a Uruguay ni a Brasil, estuvo acá el 14 de junio. Las razones son muchas, por las paridades, por la homogeneidad, por las perspectivas que tienen las relaciones económicas bilaterales, y porque además Colombia es una extraordinaria puerta hacia la Alianza del Pacífico, que es una apuesta etratégica de la Argentina. Yo, por ejemplo, intervengo en las negociaciones comerciales entre los dos países, y actualmente éstas dependen de los acuerdos del Mercosur con la Comunidad Andina de Naciones, y eso es bastante complicado en términos de funcionamiento. Nosotros queremos seguir participando del Mercosur, pero queremos que el Mercosur tenga una dinámica que atienda nuestras perspectivas, nuestras expectativas, y las necesidades de desarrollo de la Argentina.

—¿Qué cosas cambiaron estos meses con el nuevo Gobierno con respecto a la relación bilateral?

—Ha sido un cambio en la relación muy exitoso, y los resultados obtenidos hasta el momento son muy promisorios. La llegada de una delegación argentina tan fuerte para el MICSUR es una demostración de la prioridad que el Gobierno le adjudicia a Colombia. El hecho de que un general argentino sea el jefe de la misión de observadores militares del proceso de paz, que seamos el país que ha aportado el contingente más grande a los efectos de la verificación del cese del fuego, antes era también de la dejación de armas, ahora eso está suspendido hasta un nuevo acuerdo. Y estamos involucrados en toda la agenda. Ayudar a Colombia nos permite asociarnos a un país importante, que tiene aproximadamente la misma cantidad de habitantes y el mismo producto bruto interno que nosotros, y en realidad lo hace con una cuarta parte del territorio, porque la mitad del territorio está comprometido en el conflicto. Así que con mucho respeto, a los que votaron SÍ y NO, estamos dispuestos a vincularnos a ser facilitadores de este proceso de paz y del que lo siga, o a su reformulación. Argentina está dispuesta a ayudar a Colombia en lo que necesite para que alcance la paz.