No estaba muy convencido de quitarse la vida. Al menos eso fue lo que pensaron los policías cuando lograron convencer al hombre, cuya identidad no fue revelada, de bajarse del semáforo que estaba colgado de un puente.
Sin embargo, cuando minutos más tarde volvieron a verlo allí arriba, no sabían qué hacer. Intentaron persuadirlo otra vez, pero no hubo caso. Pasaron cuatro horas y seguía allí.
Quizás esa desazón los llevó a permitir la intervención de un ciudadano de a pie, que había ido para ayudar. Primero le acercó una escoba, pero era demasiado corta. Luego, una manguera de casi tres metros.
Al ver que el suicida no quería salir de arriba del semáforo, tomó la insólita decisión de pegarle con la manguera para que cayera sobre el colchón inflable que los bomberos habían ubicado debajo suyo. Los policías miraban como si nada.
Molesto, el hombre saltó en dirección al puente, pero no llegó. Tuvo tanta mala suerte que cayó a un costado del colchón e impactó de lleno sobre el pavimento. Debió ser internado y se encuentra en estado crítico. Las autoridades evalúan entablar una demanda contra el ciudadano que intervino para colaborar.