8 momentos de Zidane en el Madrid: de jugador más caro del mundo a la gloria como DT

El francés llegó al Real en julio de 2001 cuando el club pagó 76 millones de euros por su ficha a la Juventus. Su presentación, su histórica volea ante el Leverkusen, su abrazo con Riquelme, sus lujos y más

Compartir
Compartir articulo

A Zinedine Zidane le cuesta hablar en público, le abruman las multitudes y se siente intimidado ante un ejército de periodistas, pero eso no le impidió en su día ser el mejor futbolista del fútbol ni ahora tocar el cielo como entrenador, dirigiendo al Real Madrid a su 'Undécima' Copa de Europa.

"Ahora estoy un poco estresado, hay mucha gente, hace calor, pero bien", llegó a decir el viernes en la conferencia de prensa de la víspera de esta final ante el Atlético de Madrid (5-3 en penales tras empate 1-1) en San Siro.

Esa timidez casi patológica le acompañó durante su carrera como futbolista y nunca terminó de acostumbrarse, pese a que fue algo que trabajó con expertos.

"Era una persona tímida, eso es verdad, pero con una timidez que atraía. Una timidez acompañada de una gran personalidad", recordó años después el entrenador Vicente Del Bosque, que le dirigió en el Real Madrid y con el que Zidane ganó su única Liga de Campeones como jugador.

Otro exentrenador del Real Madrid y de la selección español, José Antonio Camacho, también habló de esa timidez del francés: "Todo lo que tenía que decir lo decía dentro del campo. Con la fama que tenía, otro habría sido un espectáculo fuera del campo".

Por eso los que le conocen dicen que lo pasó especialmente mal cuando perdió los nervios en la final del Mundial de Alemania-2006 y asestó aquel cabezazo a Marco Materazzi, que le hizo retirarse del fútbol con una expulsión y como el malo de la película.

Con aquel subcampeonato mundial, Zidane, nacido hace 43 en Marsella en el seno de una familia de origen argelino, puso fin a una brillante carrera como jugador que comenzó en el Cannes y luego en el Marsella y el Burdeos, antes de iniciar su carrera fuera de sus fronteras en la Juventus y luego en el Real Madrid.

Pero su consagración definitiva llegó con la camiseta de Francia, a la que guió a los títulos en el Mundial de 1998 y la Eurocopa de 2000.

Tras su retirada de los terrenos de juego, Zidane pensó pronto en convertirse en entrenador, pero ese deseo sorprendió a muchos: ¿cómo va a ser entrenador alguien al que no le gusta hablar?

Tras ser ayudante de Carlo Ancelotti en el primer equipo del Real Madrid, empezó su vuelo como entrenador principal en el filial blanco, el Castilla, en la poco mediática Segunda B, la tercera categoría del fútbol español.

En esa división, las conferencias de prensa no son obligatorias y en ocasiones hasta raras, pero Zidane decidió autoimponerse una obligación: comparecer ante los periodistas después de cada partido del Castilla.

Se lo habían aconsejado, para ir acostumbrándose a esa rutina y entrenarse para cuando le tocara dirigir a un equipo importante, especialmente el Real Madrid, sometido siempre a la atención máxima.

"Nunca hay que mentir ante las cámaras porque uno siempre es prisionero de sus mentiras", es uno de los consejos que le dio Ancelotti para ese paso de entrenador.

Sus conferencias de prensa son fieles a su carácter.

Sus intervenciones son sosegadas, elegantes, educadas y sin estridencias. Para algunos aburridas, para otros con el tono justo, lejos de otros entrenadores con más vocación de estrella de 'stand up comedy'. Un perfil que no puede estar más alejado del carácter de 'Zizou'.

"Ser tímido me ha ayudado. A veces es mejor escuchar y ver que hablar. Mirar y aprender. Después, ya cuando has comprendido, entonces puedes hablar. Pero primero que hay aprender, antes de hablar", declaró en una entrevista con la revista francesa "Psychologies".

Héroe nacional, musulmán creyente pero no practicante y padre de familia. Lleva con su mujer Véronique, una exbailarina de origen español, desde la adolescencia y tiene cuatro hijos. A uno de ellos le dirigió en el Castilla: Enzo, que debe su nombre a uno de los ídolos de papá Zidane, Enzo Francescoli.

El 'Príncipe' uruguayo, eso sí, nunca fue campeón de Europa. Zidane sí y ahora reina en los banquillos como lo hizo vestido de corto.