Cada vez que tiene un partido el arquero Librado Azcona tiene un ritual. En su mochila lleva lo que la mayoría: indumentaria, calzado, en su caso guantes y elementos personales, pero él agrega lo que considera como cábala y es la imagen de la Virgen de Caacupé, su amuleto. Ferviente religioso, el arquero de 32 años también es devoto del Divino Niño Jesús. Ambas estampitas siempre están presentes en el vestuario.
Azcona tuvo ayer otra noche histórica, como la del 4 de mayo pasado en la que fue una especia de muralla ante River con tapadas impresionantes que fueron el argumento de la eliminación del campeón de América: ahora fue el turno de los Pumas de México, también afuera por la intervención del arquero de Independiente del Valle, quien contuvo el penal de Ismael Chuco Sosa en la definición a la que obligó el triunfo de los aztecas en los 90 por 2-1, mismo resultado que se dio en la ida, entonces con victoria de los ecuatorianos.
Fue 5-3 la tanda final gracias al penal atajado por Azcona y a la perfección de los jugadores de Independiente del Valle a la hora de sus remates, todos convertidos. Ahora los ecuatorianos enfrentarán a Boca luego del receso por la Copa América.