Poco antes de morir, el temible delincuente "Peti" dio el nombre de su asesino

Tenía 17 años y era uno de los "pibes chorros" más célebres: era investigado por diez homicidios y acumuló más de 15 causas. Murió el mes pasado de un tiro en la cabeza en Ciudad Oculta. En su cama de hospital, señaló a su amigo Brian Godoy, que se dio a la fuga tras el hecho

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Nacido a la vera del Riachuelo y habitué de los juzgados de menores de Lomas de Zamora y las comisarías de Lanús, Leandro Juan O., alias "Peti", vivió una vida desquiciada, frenética, la vida de un "pibe chorro" por excelencia.

Con la Villa Jardín como principal territorio y con un domicilio registrado en la calle Emilio Castro, el joven cayó por múltiples robos calificados; le adjudicaron dos homicidios y se lo vinculó a otros ocho, para más de 15 causas. El año pasado, "Peti" se había fugado de un instituto de menores, tras balear a un amigo y soportar un tiro en una rodilla. Una pericia psicológica lo diagnosticó como "un antisocial sin aparente remordimiento".

"Peti" no llegó a la mayoría de edad. Murió el 30 de abril último por la tarde: tenía apenas 17 años, según adelantó Clarín. Esa madrugada, el SAME lo había encontrado tras un llamado al 911 en la manzana 12 de Ciudad Oculta, donde se había refugiado en casa de su novia poco tiempo antes, huyendo de Villa Jardín. Tenía la marca de un tiro en la cabeza. El DNI en su billetera, tras ser cotejado con el sistema, reveló dos pedidos de captura por homicidio agravado a cargo del Juzgado de Garantías Nº1 de Lomas de Zamora.

Había dos vainas servidas en la escena, calibre .9 mm, y ninguna cámara o domo que pudiese aportar información. El joven fue derivado al hospital Santojanni, donde perdió la vida horas más tarde. Pero antes de morir, "Peti" usó sus últimas palabras para decir lo que realmente valía la pena. Según confirmaron fuentes cercanas al expediente a Infobae, declaró ante la Justicia en su cama de hospital, y dio el nombre de su presunto asesino: su amigo Brian Alan Ezequiel Godoy, de 20 años, vecino de la manzana 15 de Ciudad Oculta. Se conocían bien: "Peti" había festejado su último cumpleaños el 25 de enero pasado en casa de Brian. Ese día, se pelearon amargamente, supuestamente por una transa de drogas en el lugar.

El fiscal a cargo de instruir el caso, Andrés Madrea, aprovechó la oportunidad para que "Peti" no se llevara el dato a la tumba: los médicos, en caso de heridas de cráneo, no buscan el coma inducido, sino mantener en lo posible al paciente consciente y despierto. Para que pudiese hablar, le bajaron la dosis de sedantes. Por otra parte, Madrea entendió el problema procesal que tenía enfrente: la validez en juicio de la declaración de un adolescente moribundo con un gotero de morfina que le iba a las venas. Para garantizar la prueba, puso a un médico y un psiquiatra como garantes.

Lo que dijo "Peti" coincidió con el relato de su novia, que fue testigo del hecho y declaró en la causa. Minutos antes de morir, mientras hablaba con la hermana de Brian, el joven acusado habría aparecido encapuchado con un camperón para ejecutarlo y luego huir. Madrea no solo ordenó el allanamiento a la casa de Brian y la de su hermana: ordenó la captura de Brian en tiempo récord, firmada por la jueza María Gabriela Lanz. Ambos allanamientos no dieron resultados. A un día del hecho, Brian ya había huido de Ciudad Oculta para no volver.

Hay otro cabo suelto, a quien Madrea ordenó allanar y detener: otro delincuente rumoreado en la trama homicida, Ariel, alias "El Baba", oriundo de la Villa 31. Todo esto, por un calefón que "Peti" robó un día antes de morir.

Un joven denunció que el día antes de la muerte de "Peti" llegó al domicilio del "Baba" para ofrecerle un aparato para calentar agua. "El Baba" dijo tener un interesado y llamó a "Peti", que accedió a llevárselo por $800 pesos con una aclaración que consta en el expediente: "Si no funca, te pego un tiro", le advirtió. "Peti" hizo que el denunciante le lleve el calefón a su casa, para quitárselo a punta de pistola. El denunciante luego se encontró con "Baba" y le reclamó que le recuperase el calefón; perdió la paciencia y le disparó en una pierna. Su casa fue allanada; se encontró una pistola, pero, tal como Brian, "el Baba" ya se había ido.

Si el robo de un calefón fue el detonante de la muerte de "Peti", entonces sería una ironía al menos amarga para el fin de uno de los "pibes chorros" más celebres de los últimos años. Más todavía si su propio amigo fue su ejecutor.

Hay también otra posibilidad en danza en el expediente: una vendetta uniformada. Se rumorea que "Peti" habría matado a un policía, o al hermano de un policía. El fiscal Madrea libró oficios entre todos los juzgados que investigaban a "Peti". Todavía no hay evidencias para afirmar esta hipótesis.

La defensa

Brian Godoy, por su parte, ya tiene un abogado: el penalista Luciano Ortiz Almonacid. La madre de Brian, Irma, fue quien lo contactó. "Fue ella misma quien llamó al 911 para reportar que 'Peti' había sido baleado. ¿Cómo la madre de un supuesto asesino puede hacer eso? Es más, Brian estuvo entre la multitud que rodeaba a 'Peti', según testigos. Brian y el joven fallecido, por otra parte, no eran amigos; el hermano de Brian había integrado la banda de 'Peti'. Por otra parte, Brian ya había completado el secundario, hacía una probation por robo con tareas comunitarias en Ciudad Oculta. Hay cosas que no cierran", afirma Ortiz Almonacid. Si la muerte de "Peti" se debe a una venganza policial, no puede decirlo. Pero, de acuerdo a dichos que recogió, afirma: "Los policías cuando llegaron patearon a 'Peti' en el suelo. La ambulancia del SAME tardó 40 minutos en llegar".

El abogado afirma que aportará dos testigos que dirán que comían pizza con Brian Godoy mientras ocurría la balacera. También propondrá como testigo a la madre de Brian. Si su cliente se entregará o no, Ortiz Almonacid no dice nada. Su estrategia, entonces, será atacar la declaración que "Peti" dio antes de morir. Ortiz Almonacid asevera: "Voy a pedir no solo la extracción de testimonio al médico, al psiquiatra y al policía que estuvieron ahí, por la posibilidad de falsedad ideológica. Es imposible que alguien que recibió un tiro en la cabeza pueda declarar. Este caso no puede cerrarse de forma tan simple".