Edwin Vásquez Cam, el tirador que ilumina a Perú con su oro

Apenas recuperado de una faringitis, con una pistola prestada y bajo una intensa lluvia, el hombre que llegó como un desconocido a Londres se convirtió en un héroe en su tierra tras los Juegos Olímpicos de 1948

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Perú participó en 19 Juegos Olímpicos, fue representado por 407 atletas, cosechó cuatro medallas en 116 años, pero sólo un deportista logró que la bandera roja y blanca flameara más alta que el resto.

Londres fue sede de uno de los Juegos Olímpicos más recordados de la historia, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945. La capital de Inglaterra, que había sufrido bombardeos nazis, intentaba recuperarse económicamente gracias al Plan Marshall y necesitaba mostrarle al mundo que podía sostener un evento de semejante envergadura.

Tras ser suspendidos en 1940 y 1944, los Juegos regresaban para demostrarle a la sociedad que una nueva era de paz llegaba al planeta y que los países podían unirse a través del deporte.

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En ese contexto y tras un extenso viaje, que comenzó en Lima e hizo escalas en Panamá, La Habana, Nueva York, Canadá e Irlanda, para llegar finalmente a Londres, Edwin Vásquez Cam llegaba a Gran Bretaña como parte de una delegación de 22 deportistas que buscaban hacer historia.

El tirador de 26 años confiaba en su capacidad, que había confirmado en 1940, cuando con sólo 18 años se había convertido en el competidor más joven en obtener Premio Juan Gildemeister, título más importante que existe en el Perú y que su padre había conquistado en 1928.

Sin embargo, en aquel equipo de tiro, era Wenceslao Salgado el gran favorito para colgarse una medalla en los Juegos, puesto que poseía por entonces el récord peruano de pistola libre.

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Tras llegar a Inglaterra, los nueve integrantes del grupo experto en pistolas advirtieron que el barco que traía las municiones no había llegado al puerto aún, por lo que sus prácticas debían esperar.

Cómo si este inesperado retraso no hubiese sido suficiente, Edwin Vásquez Cam fue víctima de una faringitis, que lo mantuvo alejado de los entrenamientos por más tiempo que el resto de sus compañeros. Y al recuperarse, notó que su arma no tenía la puntería que recordaba.

Entonces tuvo que recurrir a Luis Mantilla, otro de los competidores peruanos, quien le prestó su pistola, sabiendo el inconveniente que esto significaba, ya que las empuñaduras se hacen a medida de la mano de cara tirador, por lo que cada una es diferente.

El día de la competencia, Edwin Vásquez Cam no estuvo solo, sino que Enrique Mendizabal, uno de sus compañeros, fue su delegado y con ayuda de unos binoculares fue indicándole qué modificaciones debía hacer a su tiro.

A su lado, se encontraba nada menos que el sueco Torsten Ullman, quien llegaba como máximo candidato por ser el campeón vigente, por haber conseguido cuatro veces el título mundial y ser el dueño de récord en aquel entonces en pistola libre.

Como si los inconvenientes previos no hubiesen bastado, una intensa lluvia se adueñó del día, que había amanecido soleado, y la organización tuvo que improvisar unas especies de casetas que resguardaban a los tiradores del agua, que no tenía planeado detenerse.

Al terminar la competencia en la modalidad de pistola libre a 50 metros, los jueces señalaron que Edwin Vásquez Cam había conseguido 545 puntos, seis más que Torsten Ullman y el suizo Rudolf Schneider, que igualaron en el segundo puesto, y por lo tanto el peruano de 26 años era quien se llevaba la presea dorada.

Al día siguiente, el 7 de agosto de 1948, el mítico estadio de Wembley fue el escenario de la premiación y la bandera peruana llegó más alto que las demás, por única vez en la historia de los Juegos Olímpicos, gracias al desconocido que se ganó el apodo de "Pequeño grande".

Luego de obtener el la presea dorada, el tirador peruano logró forjar una magnífica carrera en la que consiguió el oro en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires de 1951 y el primer puesto en los Juegos Bolivarianos de Caracas de ese mismo año, pero se quedó con las ganas de revalidar su título olímpico en Helsinki 52, por culpa del gobierno de Manuel Odría, que decidió que Perú no enviaría delegación alguna a Finlandia.

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A los pocos años, asumió como director técnico del equipo peruano en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956 y fue abanderado en Los Ángeles 1984. Pero su máximo legado ha sido el de sus siete hijos: Edwin, María del Rosario, Pedro, Luis, Patricia, Álvaro y Frida, quien llegó a ser campeona sudamericana de tiro.

Edwin Vásquez Cam falleció en 1993, pero su historia sigue viva gracias a que hasta el día de hoy una placa con su nombre reluce en el estadio de Wembley, una biografía suya es una especie de biblia del deporte peruano, un documental que lleva su nombre ilustra su hazaña y una estatua que brilla en el Parque Olímpico de Lima es visitada a diario por cientos de personas.