La muerte de un SEAL muestra el riesgo para los militares de EEUU en Siria e Irak

Las alertas se encendieron después de la ofensiva yihadista contra un campamento peshmerga que terminó con la vida del marine. Es el tercer estadounidense que muere en la zona

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La muerte de un comando del grupo SEAL de élite de la Marina a manos de combatientes de la organización Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) puso de relieve los riesgos crecientes que enfrentan las tropas estadounidenses en Siria e Irak, a medida que se aproximan al frente yihadista.

Los combatientes de ISIS usaron el martes pasado atacantes suicidas y artillería para eludir a las fuerzas kurdas, que los militares estadounidenses apoyan al norte de Mosul, norte de Irak.

El SEAL caído había visitado un campamento peshmerga cerca de Tal Asquf, a unos cinco kilómetros del frente. Oficiales estadounidenses dijeron simplemente que había muerto por "fuego directo".

Un vocero estadounidense, el coronel Steve Warren, que habló por videoconferencia este miércoles, dijo que al momento de la visita, los yihadistas –cuyas filas se encontraban a 3,5 km– lanzaron una ofensiva mortífera "bastante compleja" con camiones bomba, decenas de vehículos y "al menos 125 combatientes".

"Aunque la estrategia de EEUU busca minimizar el número de efectivos en tierra, en realidad esos soldados actúan en una zona de conflicto, por lo que habrá bajas"

Cuando la unidad de "fuerza de reacción rápida" –llamada por los consejeros estadounidenses– llegó al lugar, Charles Keating, de 31 años, ya había muerto de un tiro yihadista.

Este es el tercer militar estadounidense que muere en combate desde que Washington lanzó una coalición internacional para enfrentar a ISIS en agosto de 2014. Otros 14 fueron heridos.

Desde el comienzo de la campaña, los militares estadounidenses y sus socios de la coalición lanzaron más de 12.000 ataques aéreos contra el autoproclamado Estado Islámico, y el Pentágono desplegó unos 5.000 efectivos en Irak.

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La ofensiva consiste principalmente en ataques con aviones y drones, pero con un mayor involucramiento de los efectivos en tierra, la probabilidad de más bajas estadounidenses aumenta.

"Aunque la estrategia de Estados Unidos busca minimizar el número de efectivos en tierra, en realidad esos soldados actúan en una zona de conflicto, por lo que habrá bajas", dijo a la AFP Nick Heras, del Centro para una Nueva Seguridad estadounidense.

El mes pasado el Pentágono dijo que los asesores militares estadounidenses comenzarían a trabajar con las fuerzas iraquíes a nivel de batallón, razón por la cual un mayor número de ellos estarán físicamente más cerca del combate en Irak que antes.

Por otra parte, Washington multiplicó por seis, de 50 a 300, el número de miembros de las fuerzas especiales y personal de apoyo presente en el norte de Siria, donde entrenan a los combatientes kurdos y sirios para enfrentar al ISIS y orientar los ataques aéreos.


"Locos sobresaltos"

El presidente Barack Obama, elegido en parte por la promesa de sacar a Estados Unidos de Irak, enfrenta las consecuencias en su país por decir que no habría "botas en tierra" de estadounidenses en Medio Oriente, sobre todo cuando militares norteamericanos morían en combate.

"Nuestros hombres y mujeres en tierra en Irak no están en misión de combate, pero tienen una misión peligrosa por operar en un país peligroso", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.

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La política de Obama consiste en usar las tropas estadounidenses para entrenar, asesorar y equipar a las fuerzas iraquíes y sirias para enfrentar al grupo Estado Islámico.

El objetivo inmediato es que ellas puedan recuperar las ciudades clave de Mosul, en Irak, y Raqqa, en Siria, pero no está claro si las fuerzas locales tienen la capacidad de mantener el control de esas urbes.

"Nuestros hombres y mujeres en tierra en Irak no están en misión de combate, pero tienen una misión peligrosa por operar en un país peligroso"

Obama es centro de críticas por desplegar tropas y no considerar que su objetivo es una misión de combate.

"¿Por qué la Administración pasa por esos locos sobresaltos (...) y dice que nuestras tropas no están en combate cuando están en combate?", preguntó el senador Dan Sullivan al secretario de Defensa, Ashton Carter, en una audiencia la semana pasada.

"Esa gente está en combate, senador, y creo que debemos decirlo claramente", respondió Carter.

El mandato de Obama termina a fin de año. Sus potenciales sucesores expresaron su intención de desplegar más tropas en la región, pero la opinión pública estadounidense no desea comprometerse en esa empresa.

"No es probable un combate a amplia escala", dijo Michael O'Hanlon, experto en política exterior de la Brookings Institution.

"Imagino miles de efectivos estadounidenses, o en caso extremo, apenas una decena de miles, pero no operaciones de combate importantes, incluso con un nuevo presidente. Ya intentamos eso", recordó.