Ajuste de cuentas: preparaba un "trabajo" y lo mataron de diez tiros

Miguel Morales fue masacrado en la zona de Parque Avellaneda por dos hombres en moto. Ya había sido condenado por robo y drogas. Su hermano denunció un ataque sicario

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Decir "a quemarropa" es poco: literalmente hubo que raspar masa encefálica del pavimento. El sábado a las 16 horas, un llamado al 911 alertó que se escucharon una serie de disparos cerca de la calle White al 2000, Parque Avellaneda. Personal de la Comisaría N°40 de la PFA, de parada en la zona, acudió al lugar. Manuel Ángel Morales, de 45 años, estaba en el suelo con un tiro en la cabeza a primera vista. Una ambulancia del SAME no tardó en pronunciarlo muerto. Después, se comenzó a contar las balas: tenía diez en todo el cuerpo, con ocho vainas servidas en el suelo. Había almorzado con su familia poco antes de morir.

El hermano de Morales estuvo entre los primeros en declarar, en una causa investigada por la división Homicidios de la PFA y a cargo de la Fiscalía N°14 del doctor Andrés Madrea. Afirmó que no le robaron nada, que la muerte de su hermano fue "un ajuste de cuentas".

Ahí, la historia de Morales no tardó en surgir: con varias detenciones en su haber, había salido de un penal bonaerense en diciembre del año pasado luego de más de dos años, tras ser condenado por un robo y venta de drogas. A oídos de Madrea, llegó una novedad inquietante: Morales estaba preparando un "trabajo", para cometerlo el miércoles próximo.

Se pudo reconstruir la mecánica del hecho gracias a testigos: los ocupantes de la moto marca Motomel lo estaban esperando. Uno se bajó y lo interceptó para ejecutarlo, para luego rematarlo de cerca. Por lo pronto, ya hay un dato elemental en manos de los investigadores: la chapa del vehículo.

Para el fiscal Madrea, el actual turno judicial, con comisarías como la 12°, la 36°, la 40°, la 48° y la 52°, es particularmente violento: contó cinco homicidios desde el jueves hasta hoy.