Un mensaje del papa Francisco para decodificar en el Conurbano

Lejos de ser un comentario captado al pasar, el sumo pontífice buscó que su referencia a "la mafia de Othaecehé" se divulgara en Argentina. ¿Un mensaje cifrado para el PJ?

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El video de Francisco y el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, durante una audiencia pública, en el que el sumo pontífice relataba que años atrás había sufrido las presiones de "la mafia de Othacehé" recorrió los portales de noticias en la última semana. Grabado con celulares, parecía la filtración de una conversación casi privada, arrancada a Bergoglio sin su consentimiento. Una especie de "violación" del off the record. Lejos de eso, fue un mensaje deliberado del Papa, que habrá que decodificar.

Menéndez viajó a Roma luego de haber recibido la invitación de Francisco a través de varios emisarios. Una vez allí, fue el arzobispo británico a cargo de la Secretaría para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, monseñor Paul Richard Gallagher, el encargado de que el intendente estuviera en la audiencia pública. Como se ve en el video, el intendente de Merlo intentó hablarle al sumo pontífice sobre el Pacto de San Antonio de Padua, una entelequia con la que los intendentes peronistas del conurbano hacen gala de su devoción. Francisco lo interrumpe: quiere hablar de otra cosa. "La mafia de Othacehé". Vuelto de Roma, los mismos emisarios que habían hecho llegar la invitación del pontífice, trajeron otro mensaje: ¿por qué Menéndez no había difundido aún esa conversación? Dieciseis días después de sucedido el encuentro, el video llegó a los medios.

No hay que remontarse a diciembre de 2001, cuando azuzaba los saqueos que terminaron con el gobierno de De la Rúa, para encontrar un testimonio de las prácticas mafiosas, extorsivas y desestabilizadoras de Othacehé: mucho más acá, a poco de las elecciones de octubre del año pasado, los grupos de choque del caudillo merlense obsequiaron a su sucesor y a las nuevas autoridades provinciales una toma de terrenos y de viviendas sociales que demandó meses desarticular.

Raúl Othacehé será denunciado en los próximos días en la Justicia por las irregularidades que la nueva gestión encontró al hacerse cargo del municipio. A los 70 años, tras 24 años en el poder municipal, el ex intendente merlense no cuenta con grandes apoyos y parece un rival pequeño para que un sucesor de Pedro se tome semejantes molestias. El destinatario del mensaje necesariamente debe ser otro. Pero ¿quién?

Bien visto, puede ser leído como una advertencia para un PJ cuyos dirigentes citan al papa Francisco más que a Perón (con la excepción del salteño Urtubey, que prefiere a Juan Pablo II). Especialmente, está destinado a los intendentes del conurbano, y podría traducirse así: la legítima preocupación por los desposeídos que históricamente caracterizó al justicialismo -con la que, es fama, el sumo pontífice acuerda- no puede traducirse en acciones desestabilizadores o extorsivas.

El viernes, después de que participaran de la multitudinaria marcha organizada por la CGT, varios intendentes almorzaron (casi una merienda) en un modesto bar de San Telmo. Allí, se los escuchó relatar algunas de las penurias que por estos días viven en sus municipios y las dificultades que encuentran para comunicarse con el Gobierno de Cambiemos, ya sea nacional o provincial. Les cuesta entenderse. Vaya un ejemplo: un mandatario aseguró que le pidió a la ministra Carolina Stanley raciones de comida para poder abrir los comedores escolares a embarazadas y ancianos. Como respuesta -siempre según su versión- la titular de Desarrollo Social ofreció puestos sanitarios, puestos para tramitar DNI y otras ayudas sociales que pasan la prueba de la blancura republicana. "Pero comida no te puedo dar". Las obras públicas que se demoran en reiniciar también son motivo de disputa: ellos piden asfalto, el gobierno responde con obras hídricas, de difícil capitalización política.

Los próximos meses serán clave en la relación: el año próximo, elecciones mediante, va a ser difícil poner paños fríos a la política si la economía no da un respiro. Mientras tanto, el mensaje del mismo Francisco que años atrás pedía a los jóvenes que hicieran lío, parece claro: "Muchachos, a portarse bien".