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La niebla mezclada con el humo de la pirotecnia fue un ingrediente especial que se vivió en el Bosque. Gimnasia y Estudiantes disputaron el clásico platense bajo la presión de ganar para no perderles pisada a los aspirantes al título.
Las intervenciones de Maximiliano Meza fueron los recursos más empleados por el Lobo para abrir el marcador. El de General Paz se encargó de desequilibrar por el sector derecho y buscar a Walter Bou, quien sentía la pegajosa marca de Jonatan Schunke. De a poco, los de Gustavo Alfaro fueron llevando el pleito hacia el territorio de Mariano Andújar.
Sin embargo, el roce físico se instaló en el Juan Carmelo Zerillo y la más clara para llegar a la red llegó después de un interesante remate de Fabián Rinaudo. Fito se adueñó de un despeje defensivo y buscó el ángulo del ex arquero del Catania, quien se lució con una soberbia tapada.
En el complemento las paredes construidas entre Augusto Solari y Gastón Fernández desarticularon a la última línea local, por lo que Gimnasia sufrió las proyecciones del ex River. En uno de sus desbordes logró enviar un punzante centro que Lucas Viatri no pudo conectar como quiso. Por la falta de efectividad del delantero con pasado en Boca el invicto continuó en el arco de Enrique Bologna.
La respuesta del Lobo llegó por el incansable Bou. El de Comodoro Rivadavia abasteció a Franco Niell y Andújar le ahogó el grito al atacante. La seguridad del ex arquero de la Selección fue la causa de que se mantenga la igualdad.
La repartición de puntos no le sirvió a ninguno, dado que ambos se alejaron de los líderes de sus respectivos grupos. El Pincha quedó segundo a 5 unidades de Lanús, mientras que el Tripero quedó 6 por debajo de Godoy Cruz y San Lorenzo. Después de 17 años, el cero volvió a reinar en la capital bonaerense.
Por Fernando Taveira – ftaveira@infobae.com