Tras el escándalo Petrobras, ¿quién queda limpio en Brasil?

No detiene su avance el impeachment contra Rousseff, que ahora también afecta a su vicepresidente. Si llegaran a caer, ¿qué líder o partido tendría la legitimidad para encarar una regeneración?

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La operación Lava Jato, llevada adelante por el juez Sérgio Fernando Moro, reveló que casi todo el sistema político brasileño se viene financiando desde años con dinero de la corrupción. Lógicamente, el PT de Lula da Silva y Dilma Rousseff es el partido que quedó más golpeado, porque gobierna desde 2003. Pero no se salvan ni sus ex aliados del PMDB, ni los opositores del PSDB. La opinión pública brasileña siente que toda la dirigencia está podrida, y que es necesaria una profunda regeneración. Sin embargo, no parece haber partidos ni líderes capaces de encabezar este proceso.

"La crisis actual es de muy difícil solución, y no por causa de las instituciones, sino por razones estrictamente políticas. La radicalización creció de tal forma que no se puede llegar a una salida concertada. Nadie quiere perder y no hay manera de que ganen todos. Para la oposición, la Presidente no gobierna, ni gobernará si permanece en el cargo. Los que están en su línea de sucesión, que son todos del PMDB, son considerados corruptos por la población, lo que también tornaría muy difícil un gobierno suyo", explicó Argelina Cheibub, profesora del Instituto Universitario de Investigaciones de Río de Janeiro, en diálogo con Infobae.

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Para Christian Edward Cyril Lynch, profesor de ciencia política en la Universidad del Estado de Río de Janeiro, los problemas comenzaron en 2013, y ahora está entrando a una fase de maduración. "Es una crisis del régimen político —indicó a Infobae—, agravada por las investigaciones sobre los métodos espurios de financiamiento electoral, especialmente a través de empresas contratistas. Por eso, afecta a todos los grandes líderes. Es una crisis que desacreditó a toda la clase política, sin distinciones".

Rousseff y su vicepresidente, Michel Temer (PMDB); el ex presidente Lula; y el candidato opositor más votado en 2014, Aécio Neves (PSDB), todos están directa o indirectamente alcanzados por las acusaciones. "El único personaje de cierta relevancia que aún no ha sido afectado por las denuncias de corrupción es Marina Silva, del partido REDE, que obtuvo el tercer lugar en las elecciones pasadas. Tampoco el posible candidato presidencial Ciro Gomes (Partido Democrático del Trabajo), que como estuvo apartado en los últimos comicios no está entre los acusados", dijo Cyril Lynch.

 AFP 163
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Los principales analistas coinciden en que Silva parece ser la única dirigente de envergadura nacional que no está salpicada por el escándalo. Pero eso no es suficiente para liderar un proyecto alternativo con posibilidades reales de llegar al poder y sacar al país de esta crisis.

"Ella disputó dos veces la presidencia, en 2010 y 2014, y obtuvo un promedio de 20 por ciento de votos. De acuerdo a una encuesta de DataFolha de marzo de 2016, reúne entre un 21 y 24% de las preferencias de los votantes. Sorpresivamente, a pesar de enfrentar numerosos cargos, Lula tiene un 17 por ciento", contó Dalson Britto, profesor de ciencia política de la Universidad Federal de Pernambuco, en diálogo con Infobae.

Estos datos revelan dos cosas. Por un lado, que los ciudadanos aún no encuentran a alguien que los represente en esta etapa. Por otro, que a pesar de la abrumadora impopularidad del gobierno, no está descartado que Lula siga siendo un actor determinante en los próximos años.

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"En estas dos semanas —dijo Cyril Lynch—, el ex presidente demostró que sigue siendo el político más hábil y versátil del país. Si no llega a ser removido de la escena por la Justicia, continuará siendo un personaje central, ya sea para superar la crisis política y económica en el gobierno, o para agravarla desde la oposición. Va a ser candidato a la presidencia en 2018".

Casi toda la clase dirigente está desprestigiada por corrupta e ineficiente para administrar la economía. Los pocos líderes que están limpios no concitan demasiado apoyo. El único que muestra capacidad de articulación política es uno de los máximos responsables de que Brasil haya llegado a esta situación. Conjugando todos estos factores, cuesta mucho imaginar una salida al caos actual. Y sea cual sea el resultado del proceso de impeachment, parece que todo seguirá igual por un tiempo.

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"Creo que no hay una solución en el corto plazo. El Gobierno está tratando de reunir los votos para bloquear el impeachment, pero nadie sabe cuántos tiene. Incluso si logra lo necesario para frenar el proceso, seguirá sin el apoyo para aprobar su agenda. Brasil enfrenta una crisis económica sin precedentes, y la inestabilidad política hace aún más difícil encontrar una solución técnica", concluyó Britto.