Infobae en EEUU: Donald Trump acaba con Marco Rubio y se acerca a la candidatura presidencial

Desde Washington. La síntesis de todo lo acontecido en las primarias y el futuro de cada candidato

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La carrera por la Casa Blanca se ha convertido en un baile de dos parejas. El del lado demócrata ya estaba cerrado para la ex secretaria de Estado Hillary Clinton –que desde su pleno de victorias ayer, pisa con más fuerza– y el senador independiente Bernie Sanders; mientras que con la salida del senador de Florida Marco Rubio, la contienda republicana queda enfocada en el magnate Donald Trump y el senador ultraconsevador Ted Cruz. Aún sobrevive el gobernador de Ohio, John Kasich, que no obstante no podrá superar en número de delegados a Trump y Cruz antes de la Convención Republicana este verano.

Trump se proclamó este Supermartes III vencedor en todos los estados en liza (Florida, Ohio, Carolina del Norte, Illinois y Misuri) a excepción de Ohio. En Florida, el polémico magnate de los casinos se llevó los 99 delegados que se repartían y asestó un durísimo golpe al senador de ese estado Marco Rubio, la gran víctima de este Supermartes.

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Rubio, que había conseguido amasar el mayor número de apoyos de altos cargos republicanos y obtener las millonarias donaciones como las del inversor Paul Singer, fundador del fondo Elliot Management, no consiguió convencer a los votantes y quedó relegado durante estas primeras rondas de primarias a un lejano tercer puesto.

Trump ve ahora cómo con sus más de 600 delegados (casi la mitad de los necesarios para alcanzar una mayoría) su camino a la nominación por la candidatura presidencial republicana queda despejado

Se le acusó de memorizar y repetir su discurso, de no transmitir a los votantes su idea de nuevo conservadurismo y de haberse puesto a la altura de Trump cuando decidió insultarlo por el tamaño de sus manos o de orinarse en los pantalones.

Rubio y su rechazo de su postura moderada en inmigración durante el proceso de primarias podrían haberle pasado factura en Florida, así como tampoco ayudaron sus ataques contra el ex gobernador de Florida y rival republicano Jeb Bush, que no salió públicamente a apoyarlo.

Trump ve ahora cómo con sus más de 600 delegados (casi la mitad de los necesarios para alcanzar una mayoría) su camino a la nominación por la candidatura presidencial republicana queda despejado. La carrera ahora es una cosa de dos –Trump y Cruz– y ambos buscan modos de que Kasich no alcance la convención, que podría convertirse en un caos de conspiraciones para evitar que Trump tome al partido por las bravas, dejando en evidencia a las élites conservadoras