La trastienda de la asunción de Néstor Roncaglia, el nuevo jefe de la Policía Federal

En una ceremonia marcada por el poder político, el cambio de mando de la fuerza convocó a jueces y fiscales. El desafío del traspaso a la Ciudad y la presencia de la DEA y el FBI.

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El cocktail tras la ceremonia de esta mañana para celebrar la asunción del nuevo jefe de la Policía Federal reunió a más de 500 invitados en el patio de la guardia del Departamento Central de la PFA, sobre la avenida Belgrano. Néstor Roncaglia, nuevo jefe de la fuerza, elevado al rango de comisario general horas antes por decreto presidencial, era el centro de atención evidente en el centro mismo del patio, junto a Mabel Franco, también comisario general y ex jefa de Asuntos Internos, la nueva número dos.


Uno por uno, políticos y policías de jerarquía fueron a saludar a Roncaglia. Pero hubo un saludo que hizo la diferencia. Guillermo Calviño, también comisario general y la cabeza del traspaso de las 54 comisarías de la PFA y divisiones claves de investigación como Homicidios y Robos y Hurtos a la esfera de la Ciudad, cruzó el patio para darle un abrazo al nuevo número uno a la vista de todos. Roncaglia no tuvo ningún problema al respecto.


En los últimos dos meses en que el envío de 17 mil efectivos pasó de ser una promesa de campaña presidencial a un futuro concreto, Calviño se había convertido en una suerte de némesis del anterior jefe de la fuerza, Román di Santo, en una puja de poder que irritó al nuevo Gobierno. Tener las 54 comisarías, en la lógica de cualquier jefe policial, implica tener la calle, y por ende, el poder.


Roncaglia, por su parte, reconoce en privado llevarse bien con Calviño. También, el nuevo jefe entendió rápidamente que el actual proyecto político era otro. Una alta voz en la Ciudad decía días atrás: "Se ve que Roncaglia tiene más onda para dialogar que su predecesor".


Del otro lado del patio, poco después del abrazo entre Calviño y Roncaglia, Di Santo hacía su aparición, no vestido de uniforme como había estado poco antes para cederle el mando al ex superintendente de Drogas Peligrosas, un hombre que ascendió al poder policial en la era Berni tal como él.


No llegó de uniforme, sino de civil, en un traje marrón y corbata roja. El momento no dejaba de ser irónico. Di Santo, por su parte, no mostraba rencor: luego de traspasar el mando, saludó a amigos y rió. El signo político fue notable esta mañana.


"Roncaglia representa la etapa que queremos llevar adelante desde el Ministerio de Seguridad: la reconversión de una Policía Federal a una fuerza de investigación", aseguró Bullrich en su discurso de inducción. El nuevo jefe, por su parte, afirmó en el suyo que la PFA hoy es la policía "de todo el país y que hoy, el nuevo desafío, valga la redundancia, es federalizar a la Policía Federal, llevarla al interior".


"La directiva que tenemos del poder político", siguió, "es luchar contra el crimen organizado". Por otra parte, que hoy, y desde Nilda Garré la PFA sea una institución bajo jerarquía política, a Roncaglia le parece que "está bien, porque hay que tener un orden", dijo ante todos los comisarios de la fuerza reunidos en el edificio de Moreno.


Cuando el nuevo jefe fue proclamado, se escuchó el típico canto de los partidarios de Cambiemos: "Sí, se puede, sí se puede". Más de uno de los presentes miró sorprendido.


Todo esto no ocurre en un vacío. El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, fue de los primeros en alegrarse cuando se enteró del nombramiento de Roncaglia como nuevo jefe de la PFA hecho por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el secretario Eugenio Burzaco el viernes pasado.


Así, Roncaglia asumía el mando, no solo por saber alinearse con los despachos de Gelly y Obes y Paseo Colón, sino por ser el mayor cuadro táctico disponible para comandar la fuerza con un currículum que incluye capturas como la de Henry Londoño, alias "Mi Sangre" y operativos narco como el "Luis XV", más un incremento del 40% en las detenciones a dealers en la esfera porteña en los últimos meses.


Un alto jefe en Cambiemos presente en la ceremonia aseguró: "Es un buen policía, para narcotráfico es el mejor". No sorprende; cuando Bullrich y Burzaco quisieron hacer de la lucha contra las drogas un eje discursivo, la puerta de Roncaglia fue de las primeras que fueron a golpear en busca de resultados. Cristian Ritondo, el ministro de Seguridad de la Provincia estuvo presente con elogios para el nuevo número uno de la Federal, así como el actual jefe de la Policía Bonaerense, Pablo Bressi.


Fue, también, una cuestión de consenso, algo que Bullrich y Burzaco entendieron bien a la hora de la designación.


Roncaglia logró esta mañana lo que muy rara vez pudo exhibir un jefe de policía: el apoyo de buena parte de la Justicia federal, con muchos de los funcionarios encargados de perseguir el narcotráfico que asistieron a la ceremonia. La apertura del año judicial no restó la presencia de fiscales generales como Mónica Cuñarro, una de las mayores expertas en delitos complejos del país, o Diego Iglesias, cabeza de la PROCUNAR, el ala del Ministerio Público que investiga narcotráfico, o el . Llegaron también jueces de Comodoro Py como Sergio Torres, Daniel Rafecas y Ariel Lijo junto a varios magistrados del conurbano.


Además de dignatarios de policías de Francia, Italia, China, España y Perú, otra presencia fue parte de los rumores de la tarde: "Vino la gente de la DEA". No es sorprendente, tampoco: los buenos vínculos de Roncaglia con la agencia antidrogas americana pesaron en la balanza de Bullrich y Burzaco a la hora de la elección.


Una fuente reconocida en el Gobierno asegura: "Los que tienen buena línea con la DEA son Roncaglia y Bressi". Precisamente, altas voces en la PFA confirman que a la ceremonia no solo asistieron representantes locales de la DEA, sino también del FBI y de Homeland Security, la agencia antiterrorismo de Washington.


Bullrich y Burzaco viajaron el mes pasado a la capital estadounidense para reunirse con Chuck Rosenberg, máximo director de la DEA. El funcionario sostuvo que la DEA "está muy contenta de que los Estados Unidos y la Argentina sean capaces de reconstruír su relación". La gira también incluyó una visita a James Comey, cabeza del FBI, en términos similares. Ya había trascendido en diciembre pasado que ambos organismos estaban dispuestos a reanudar su colaboración en el país, luego de que el ex canciller Timerman ordenase a la Aduana requisar un avión que traía instructores para el grupo GEOF.