Iris Grace y Thula, la increíble historia entre una niña autista y su inseparable gato

La pequeña de seis años tiene severas dificultades para conectarse con el mundo. Su vínculo con el animal es tan profundo que la ayuda a expresarse por otros medios. Una historia conmovedora

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Iris Grace Halmshaw

tiene seis años. A simple vista se la ve saludable, como cualquier pequeña de esa edad. Incluso, quienes la ven casualmente jugar con

Thula

no saben que entre ellos hay algo más que una relación de "

amo-gato

". Tampoco saben que Iris es

y su conexión con el mundo exterior es gracias a ese gris animal que la acompaña en todas sus aventuras.

El vínculo entre ambos es tan profundo que Iris comenzó a hablar cuando el felino arribó a su vida. También se animó entrar en contacto con el agua, situación que le causaba un pánico inentendible para sus padres. Thula -sí, un gato- es quien la motivó para nadar juntos. Ahora, hasta se bañan a diario. No importa la cantidad de pelos que su gato pierda.

Iris vive en una acogedora casa en Market Harborough, Leicestershire, Reino Unido. Como puede verse en los videos, ambos hacen todas sus actividades en conjunto. Thula es una de las máximas compañías de la pequeña, quien encontró en ese animal un compañero que la conecta con el mundo. Nadan, pasean en bicicleta, juegan, navegan.

Thula llegó a la vida de los Halmshaw hace dos años, cuando sus padres creyeron que una compañía podría ser de utilidad. Al poco tiempo, pese a los pronósticos de los médicos, Iris comenzó a hablar. La sorpresa fue total. La niña sólo tenía una conexión mediante el arte. Antes de la aparición de Thula, las habilidades pictóricas de Iris eran totales. Tal era su éxito que los cuadros que ella creaba -al mejor estilo Monet- eran vendidos hasta en dos mil dólares. Sus seguidores crecían a montones. Fue su madre, Arabella Carter-Johnson, quien la alentó para pintar cuando vio que tenía un talento para ello.

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Fueron los seguidores de Iris en los Estados Unidos quienes comenzaron a sugerirle a Arabella que consiguiera un gato de raza Maine Coon para que le hiciera compañía a su pequeña hija. Sus padres ya habían probado con la equinoterapia, que no había resultado. Entonces, ¿por qué no probar? Fue genial. Incluso Thula fue vital tanto para el habla, para combatir el miedo al agua, pero también para continuar creciendo como una artista.

Para Arabella, el gato es algo más que un gato en la vida de su niña. "Thula estuvo al lado de Iris desde el momento en que la vio, y durmió en sus brazos durante su primera noche, como si fuera su ángel guardián. Cuando Iris está mirando sus libros, delicadamente siente las orejas y los bigotes de Thula, o toma su cola". Ilusionada, su madre cree que Iris está en una "primavera" y que comenzó a comunicarse cada vez más.

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La unión entre ambos es tal, que su madre no puede creer lo que ve a diario. El respeto que ambos se tienen, la obediencia de Thula hacia Iris, cómo la imita cuando se sienta a su lado a observarla jugar con su iPad o pintar. "No podía creer lo que veía. Este pequeño gatito estaba implementando lo básico de la terapia". Y resultaba. "Si Iris se despierta por las noches, Thula está ahí con ella. Sabe instintivamente qué hacer. Lleva con su boca un pequeño juguete a Iris y se lo deja a su lado", se maravilla Arabella al describir la escena.

"Cuando los médicos nos diagnosticaron que Iris tenía autismo severo, dijeron que quizá nunca hablaría. Que quizá nunca tendría posibilidades de desarrollar relaciones con otros niños. Y luego trajimos a Thula y todo cambió, hubo una diferencia muy marcada", señaló Arabella a la cadena BBC.