Los 10 datos que revelan el paso a paso de la triple fuga de General Alvear

Una recorrida por la cárcel de máxima seguridad evidenció que lo que se presentó a la opinión pública como una fuga de película fue una salida acordada y planificada

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Martín Lanatta, Cristian Lanatta y Víctor Schilacci estaban en dos celdas contiguas en el sector de sanidad. Ni el sumario interno ni el expediente judicial explican por qué los prófugos estaban en "un sector a un escalón de la fuga".

El paso a paso dentro del penal y los datos exclusivos del expediente a los que accedió el programa La Cornisa TV muestran cómo fue el camino de la fuga en la madrugada del 27 de diciembre de 2015:

1 - Entre la una y las dos de la madrugada el guardia Luciano Labat que tenía "a cargo la custodia inmediata de los detenidos" se acercó a sus celdas porque fue llamado. Labat fue solo y llevó encima todas las llaves del sector e incluso la de su propio auto, el Fiat 128 con el que posteriormente huyeron. No solo violó la norma que indica que nunca se debe llevar las llaves encima sino que, además, el protocolo prohíbe a un guardia ingresar solo a ese sector. Incluso se sospecha que esas celdas estaban abiertas. Redujeron muy fácilmente al guardia, "le ataron las manos con un precinto y lo encerraron".

2 - Llaves en mano, los prófugos atravesaron varias puertas hasta llegar a un sector en el que se encuentra "una reja con mallado metálico que únicamente puede ser abierta del lado exterior. Para pasar esa reja, se debe activar un timbre que da aviso al encargado que se encuentra en el piso superior". Antes de llegar hasta ahí, los tres prófugos se encontraron con una "puerta neumática que solo se abre desde un botón escondido que ellos conocían".

3 – Al llegar a la portón principal –de la malla metálica- que separa el sector de la primera salida, hicieron un ruido por el cual –según declaró el guardia- "los reos, vistiendo ropas oscuras similares a los uniformes del SPB, intentaron abrirla ejerciendo fuerza". Esto fue solo escuchado por el oficial "Ramiro Sebastián Tolere, quien decidió bajar por su cuenta a pesar de encontrarse acompañado por su inmediata superior, la oficial Raquel Godoy."

Según narró Toleres, fue este ruido el que lo llevó a descender por una escalera que lo separaba de la reja y, al iniciar al descenso -aún observando que alguien se escondía detrás de una garita instalada del otro lado de la reja-, llegó al final del tramo y ya frente a la misma observó a "tres personas con uniformes del SPB, quienes apuntándolo con un arma de fuego le ordenaron abrir la puerta". Para sorpresa de los investigadores, "el guardia cumplió el pedido de los prófugos, en vez de correrse de la supuesta línea de fuego con solo unos pasos", contrariando una de las reglas de oro del servicio penitenciario que dice "aún producida la toma de un rehén, el guardia no debe abrir esa reja". De ahí, los presos subieron las escaleras, maniataron a la oficial Raquel Godoy con precintos y la llevaron al baño. Luego, se dirigieron hacia la salida del penal.

4 – En el hall de entrada de la cárcel, en donde hay un detector de metales, está la única cámara de seguridad que no funciona desde 2004. Para beneficio de la huida, la cámara no registró el momento y permitió que estos movimientos se realizaran casi a oscuras "porque la luminaria funcionaba al 60% en toda la cárcel". Una vez en el patio del penal, los Lanatta y Schillaci caminaron unos 50 metros hasta el Fiat 128, que estaba en la playa de estacionamiento y al que tuvieron que empujar para que arranque (pese a que tenían las llaves).

5 – El último paso antes de la libertad fue el llamado Puesto 1, el de entrada y salida de la cárcel. Allí se encontraba el oficial Ezequiel Martín Dos Santos, el único que estaba armado de los cuatro en esa madrugada. "Este guardia fue fácil de reducir ya que su escopeta estaba apoyada en la pared". También lo ataron, lo subieron al 128 y se digirieron por la ruta principal a un pueblo cercando al penal en donde los esperaba una camioneta Hilux que conducía Franco Daniel Schillaci, hermano del evadido.

La insólita fuga incluye varios elementos que fueron determinantes para la huida:

6- Los Lanatta y Schillaci contaban con un teléfono con el que se comunicaron con el cómplice que los esperaba en la ruta.

7- Tenían un arma de madera con la que apuntaron a los guardias que habían fabricado en sus días dentro del sector de Sanidad.

8- Contaban con precintos con los que ataron a los cuatro oficiales.

9- Conocían cada sector y rincón del penal de máxima seguridad, lo que les permitió la escapada. Y lo que es peor es lo que escuchó decir el guardia Dos Santos a los fugitivos cuando se lo llevaban de rehén: "¡cómo nos cagó Tolosa!". César Luis Tolosa era el jefe del penal y según consta en la causa "paso una hora antes por el Puesto 1 para saber quién estaba". Estuvo detenido en dos oportunidades y está imputado por "Evasión, Privación Ilegal de la Libertad y Robo Calificado". La versión de que Tolosa cobró dinero para facilitar la fuga es una de las hipótesis de la investigación que incluye a sus superiores Manuel Hernán Guebara y Jorge Bolo. Este último señalado por Martín Lanatta en su última declaración a la jueza Servini de Cubría y donde también volvió a culpar a Aníbal Fernández.

10- Según el sumario interno que lleva adelante el flamante organismo creado por el Ministerio de Justicia denominado Dirección General de Asuntos Internos a cargo por el ministro Carlos Mahiques, y el expediente que lleva adelante el fiscal Cristian Citerio, son 10 los oficiales del Servicio Penitenciario Bonaerense que por ahora fueron separados de sus cargos y están siendo investigados por la desidia e, incluso, la complicidad en la insólita fuga.