Los caminos de Salamone, urbanismo moderno por la provincia de Buenos Aires

El recorrido propone adentrarse de manera profunda en la obra del arquitecto Francisco Salamone. Un sendero de cementerios, mataderos y palacios municipales que encarnan el modernismo en diferentes ciudades y pueblos bonaerenses

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El 'Angel Vengador', del Cementerio Único de Azul. Subsecretaría de Turismo de la Provincia de Buenos Aires. 162
El 'Angel Vengador', del Cementerio Único de Azul. Subsecretaría de Turismo de la Provincia de Buenos Aires. 162

Buenos Aires es mucho más que Capital Federal, como sus habitantes les recuerdan constantemente a los porteños. Hay ciudades y pueblos esparcidos por toda la provincia que ofrecen una visión diferente del patrimonio cultural y arquitectónico al que puede observarse en la Ciudad. En este sentido, un recorrido original e interesante pretende brindar un viaje especialmente dirigido a conocer el arte y patrimonio de una de las figuras más representativas de la arquitectura moderna: la obra de Francisco Salamone.

"Los Caminos de Salamone" es un trayecto que recorre los proyectos realizados por el arquitecto entre los años 1936 y 1940 en la Provincia de Buenos Aires. Él diseñó y ejecutó más de 70 obras trascendentales de urbanismo público de manera simultánea en 18 municipios, entre los que destacan Azul, Rauch, Laprida, Gonzales Chaves, Balcarce, Coronel Pringles, Tornquist, Guaminí, Saavedra y Adolfo Alsina.

Estas monumentales obras se centran principalmente en el rango de palacios municipales, cementerios y mataderos, aunque el arquitecto también incursionó e innovó en el área del diseño de espacios públicos, como plazas y mobiliario urbano, delegaciones municipales, mercados e incluso escuelas, todas construcciones de gran valor, tanto cultural como identitario de las varias comunidades para las que se erigieron. En 2001, estas obras fueron declaradas por por el Senado y la Cámara de Diputados de la Provincia "Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires", y muchas también fueron declaradas por el Estado en el año 2014 "Monumentos Históricos Nacionales" y "Bienes de Interés Histórico y Artístico Nacionales".

El estilo arquitectónico de Salamone está caracterizado por nuevos usos de los espacios, torres altas, líneas rectas y simetría. Es un símbolo del paisaje de la Provincia y del paisaje bonaerense. Estas obras fueron realizadas entre 1936 y 1940, encomendadas por el entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Manuel Fresco, cuyo objetivo era "dignificar" pueblos del interior. Éstas combinan características del art decó, el futurismo y el funcionalismo, con el hormigón armado como protagonista.

María del Pilar Martínez es arqueóloga y museóloga, y desde años se dedica a la revalorización del patrimonio local de diferentes pueblos del sur de la Provincia de Buenos Aires. Ella fue una de las impulsoras del proyecto "Los Caminos de Salamone", en el cual se unieron diez municipios que cuentan con obras de su autoría. Ganadora de varios premios por sus proyectos culturales comunitarios, se juntó con la Subsecretaria de Turismo de la Provincia para este creativo y singular recorrido por "los pueblos de Salamone".

"La idea de un circuito turístico comenzó a tomar forma luego de las inauguraciones de los Centros de Interpretación de la Obra de Salamone que se encuentran en Laprida, Saldungaray (Distrito de Tornquist) y Azul", cuenta Martínez en diálogo con Infobae. "En ese momento, como coordinadora del Centro de Interpretación de Laprida, comencé la comunicación con los demás centros, los cuales estaban muy ligados al desarrollo turístico de sus ciudades, para lograr un trabajo en común buscando la revalorización de la obra del arquitecto e ingeniero Francisco Salamone en nuestras comunidades".

Con este propósito, Martínez relata que se comenzó a promocionar el proyecto para generar interés: "Empezamos a promocionarnos entre nosotros. Qué mejor que dar a conocer un producto cultural, que es parte del identitario de nuestros pueblos. Sin el trabajo mancomunado y la confianza entre los impulsores de 'Los Caminos de Salamone' nada de lo que se logró hubiera sido posible. Por suerte y con mucha alegría, muchas otras comunidades se unieron y ya son diez, y contamos con el apoyo de los gobiernos municipales de todos los distritos como también el asesoramiento y la excelente gestión del equipo de la Secretaria de Turismo de la Provincia de Buenos Aires, quienes nos brindaron el puntapié final en el lanzamiento del producto turístico en septiembre de 2015, en la Feria Internacional de Turismo en Buenos Aires".

El estilo de Salamone es muy particular, y, como tantos otros grandes, su obra puede llegar a amarse u odiarse, pero no hay punto intermedio. Sin embargo, lo que importa es su legado y su vigencia arquitectónica. Al respecto, Martínez asegura que sus construcciones siguen siendo esenciales: "Si tomamos en cuenta estar vigente como patrimonio cultural, su obra estará vigente siempre, ya que es parte de las identidades locales; y si tomamos en cuenta la vigencia como producto turístico, también, ya que ha tomado un impulso muy importante y sus creaciones han sido elegidas como escenarios de películas, como temática para documentales o como objetos artísticos en muestras fotográficas".

Martínez coincide con que el estilo de Salamone es único. "Muchos han dedicado años de estudio analizando las corrientes e influencias, que pueden ser el art decó, el futurismo y el racionalismo italiano, el expresionismo ruso y el neocolonial. Pero Salamone es un artista, y como gran artista ha hecho de sus obras un estilo propio. Como han dicho muchos, es un muralista de la arquitectura, sus obras sorprenden con sus trabajadas fachadas en donde se destacan la simetría, las líneas, las formas, el orden".

Explica que Salamone fue un adelantado para su época, un visionario no sólo en el diseño sino en el uso de materiales que no se utilizaban en ese momento. Salamone trabajaba, además, en contrato 'llave en mano', es decir, entregaba las obras listas para ser utilizadas, con mobiliario y luminarias, diseñadas por él mismo. Es por eso que el impacto que tuvo en los pueblos fue impensado, y mucho más teniendo en cuenta que de la mano de Salamone llegó también la pavimentación, en pueblitos donde todavía había calles de tierra.

Quizás uno de los elementos que más genera atracción es el enigma y la sensación de misterio que envuelve su obra. "A sus creaciones las envuelve un halo de misterio, que se contagia también a la figura de su creador. De ese misterio y de esa mística que poseen esos gigantes monumentos de hormigón en medio de la llanura bonaerense, nace la razón por la cual los visitantes quedan cautivados, lo que causa orgullo en los habitantes locales", asegura Martínez, que cree que los visitantes que llegan a conocer estos lugares con "salamónicos", lo que ella define como "aquellas personas que desconocían de su existencia y de la nada se encuentran ante una película o una fotografía que los alientan a recorrerlas, y sorprenderse en vivo y en directo, de estos colosales de hormigón en medio de la pampa argentina".

Francisco Salamone tiene una constante en la construcción de edificios públicos, que es la construcción de la triada compuesta por palacios municipales, cementerios y mataderos, pero Martínez aclara que no hay que olvidarse de sus otros proyectos: "Por supuesto, construyó también escuelas, delegaciones municipales y plazas con su mobiliario urbano, entre otras cosas, pero es esa triada la que se repite. Creo que si tuviera que elegir una obra que representara cada tipo elegiría el Palacio Municipal de Laprida, por su alta torre coronada por un gran reloj y su simetría perfecta; el Cementerio Único de Azul por su 'Ángel Vengador', el Arcángel San Miguel que custodia el portal rodeado de llamas eternas que generan una mezcla de emociones que rozan la impresión ante tal magnificencia y el temor ante el fuertísimo sentido simbólico. Finalmente si tuviera que elegir un matadero, elegiría el matadero de Epecuén, no sólo por los volúmenes de su fachada sino por lo que significa que aún esté en pie. Epecuén sufrió una gran inundación en la década de 1980 y toda la ciudad quedó bajo el agua, pero, aún así, el matadero sigue allí, con sus letras gigantes tan art decó y ese mensaje que dice 'soy una obra de un grande, y me mantengo en pie a pesar de todo, porque a Salamone hay que hacerle los honores'".