Santiago Farrell: "La relación que un seguidor tiene con el peronismo es muy similar al acto de fe"

El periodista convocó a diferentes autores a "explicar lo inexplicable", el Peronismo, pero desde sus vivencias, no desde la academia. El resultado es un libro polifónico, de estilos y perspectivas muy diversas

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"No soy ex peronista; soy posperonista": así se define este periodista que, por su experiencia como corresponsal en el exterior, se vio varias veces interpelado por observadores extranjeros: ¿qué es el peronismo?

Confrontado a sus propias dificultades para explicar un fenómeno que con frecuencia es tanto del orden de lo emocional como de lo racional, Santiago Farrell decidió convocar a autores argentinos y extranjeros, de muy diversa formación y actividad, pero con el denominador común de haberse visto, como él, en situación de tener que estudiar, entender o explicar este fenómeno central de la historia y la política argentinas.

Del historiador estadounidense Joel Horowitz al ex canciller Rafael Bielsa, pasando por corresponsales extranjeros radicados en Argentina, o argentinos que residen o residieron en el exterior, como Sergio Bufano –exiliado en México en los 70-80- o Facundo Firmenich, economista en Barcelona, el conjunto es muy variado y el resultado también. Mientras algunos se limitan a un racconto de lugares comunes –y hasta infundios- repetidos hasta el cansancio sobre el movimiento y su fundador, Juan Perón, otros hacen un esfuerzo de contextualización y logran superar las categorías preestablecidas. Se destaca en particular en este sentido el político italiano Fausto Bertinotti.

Una pregunta atraviesa todos los trabajos: ¿cómo explicar la vigencia del Peronismo, a 70 años de su surgimiento, un fenómeno tal vez único en el mundo? Una vigencia que no sólo atraviesa a sus seguidores sino a sus antagonistas, que se sirven de él como pobre coartada para sus propios fallos y carencias.

Por eso es saludable un libro como el de Farrell que aparece como un breve estado de la cuestión, repasando, desde diferentes ángulos, todas las preguntas pendientes en torno al tema.

El autor/compilador de Peronismo. Cómo explicar lo inexplicable (Ariel, 2016) es especialista en temas internacionales, trabajó varios años como corresponsal de la agencia italiana de noticias ANSA, y pasó también por las Radios Mitre, Nacional y Ciudad. Actualmente es editor del diario Perfil. A continuación, la entrevista de Infobae con Santiago O'Farrell, de la que puede verse un extracto en el video.

—¿Con qué criterio seleccionó a los autores a los que les pidió responder al interrogante de qué es el peronismo?

—El criterio derivó del origen de este libro, la idea me surge cuando estaba viviendo en Brasil y un amigo y colega me preguntó: "¿Cómo es esto del peronismo?" Él estaba impresionado. Era el año 2002, vivíamos en Brasilia, había llegado Lula, Duhalde, gran amigo de Lula. En 2003 llega Néstor Kirchner, que incluso antes de su elección fue a Brasilia con Duhalde para recibir la bendición de Lula. Pero en el año 2005, Duhalde y Kirchner estaban a los "balazos", diciéndose cualquier cosa. "¿Cómo explicás esto?", me preguntó. Como todo argentino, tengo mi opinión. Pero me dijo que le había preguntado a ocho o nueve amigos y todos le habían dicho cosas diferentes, aunque algunas en común. Entonces se me ocurrió pedirles a argentinos que hayan tenido que explicarlo –como el ex canciller Rafael Bielsa- o a extranjeros que lo enseñen o que hayan tenido contacto o lo hayan vivido. Y de ahí fue surgiendo una variedad de nombres, siempre con el criterio de evitar lo académico. Como digo en la introducción del libro es un enfoque, no voy a decir confesional, pero sí vivencial: cómo es tu vida con el peronismo y no tanto una reflexión académica sobre el tema.

"La génesis del peronismo está en la doctrina social de la iglesia, y no en la izquierda"

—El resultado de eso es que el libro fluye, es ameno y de estilos variados. ¿Cuál fue su conclusión?

—Mi conclusión es la bajada del título [N.de la R.: Cómo explicar lo inexplicable]. No se puede explicar pero en realidad hay una ambigüedad. El peronismo sí se puede explicar en un registro, se lo puede asociar con algunos movimientos populistas, con un líder carismático muy fuerte, con diferentes vertientes en su interior. En eso no se diferencia de muchas fuerzas políticas que han producido transformaciones en sus países. Pero luego hay un componente del peronismo que ya lo hace más distintivo, que diría que es el componente identitario, es decir, esa identidad que le da a su seguidor, y esa relación que su seguidor tiene con el peronismo que es muy similar al acto de fe, al tener fe, y eso es lo que le permite en cierto sentido parecerse a esa inmensa diversidad que es la Iglesia Católica. Si soy católico, ¿qué soy? ¿De las comunidades eclesiales de base? ¿Soy del Papa Francisco? ¿Soy del Opus Dei? Puedo ser de cualquiera de esas vertientes y ser católico. Creo que el peronismo tiene algo de eso y deriva de que es un vínculo de fe en muchos casos.

—También hay cierta identidad doctrinaria con el cristianismo...

—Absolutamente, yo estoy convencido, la génesis del peronismo está en la doctrina social de la iglesia, y no en la izquierda. El grueso de los dirigentes y pensadores venían de "ese palo" en sus comienzos. Incluso el uso de la palabra "doctrina" tiene un toque religioso, y yo cito a Antonio Cafiero, probablemente el ultimo gran ícono de la militancia que decía que un militante es aquel que predicaba la doctrina del peronismo.

—Le llama la atención el desenfado con el cual muchos de los autores, hablo de los europeos, declaran que el peronismo es inentendible, y no hacen ningún esfuerzo por dejar de lado sus preconceptos...

—Es verdad, uno lo podría llamar esa famosa visión antropológica: así como estudiarían los pigmeos, estudian los movimientos populares. Si estamos hablando de Francia, además, tendrían que explicar ellos qué es Marine Le Pen, qué es un partido como el Frente Nacional que, a diferencia incluso de la derecha argentina, minimiza el Holocausto y tiene fortísimos componentes antisemitas. Pero es verdad que algo de esa rémora todavía queda, lo mismo que la mirada folclórica, que toma los aspectos más coloridos... Aunque es verdad que el peronismo ha entregado elementos muy atractivos. Uno de los autores recuerda la gira de Evita en el año 47 que fue una gira impresionante. En una Europa sumida en la miseria total, que llegara esta mujer de un país tan próspero era muy fuerte.

—¿No le sorprende que sean tan pocos los autores que intentan contextualizar, entender el peronismo en la etapa en la cual surgió, la de la posguerra, la descolonización? No fue un fenómeno aislado. En todo el mundo árabe, por ejemplo, Perón era muy admirado...

—En el llamado Tercer Mundo, sí, es verdad, pero eso yo lo podría atribuir a la modestia de los objetivos del libro: se les pidió expresamente que no hicieran ejercicios académicos.

"Cuando Perón vuelve en los 70, uno de sus grandes intereses era la ecología, cuando prácticamente nadie hablaba de ese tema"

—Volviendo al eurocentrismo, cuando Tony Blair era una figura ascendente en la izquierda europea y lanzó con Anthony Giddens la "Tercera Vía", la intelectualidad del mundo lo comentó como una gran novedad, pero todo eso Perón lo había desarrollado décadas antes

—Obviamente. Lo mismo que otro hecho impresionante: cuando Perón vuelve en los 70, uno de sus grandes intereses era la ecología, cuando, no sólo en Argentina, sino en el mundo entero prácticamente nadie hablaba de ese tema, y él anunció que iba a ser uno de los grandes debates del futuro. Por eso el peronismo ha trascendido el destino normal de estos movimientos que es la crisis profunda o la desaparición con la muerte de su líder, como tal vez lo estamos viendo con el chavismo ahora.

—Esa pregunta atraviesa todo el libro: ¿por qué el peronismo no desapareció? Tal vez los que vinieron después no fueron capaces de superarlo.

—Es lo que decía el propio Perón: no es que yo haya sido tan bueno sino que los que vinieron después fueron un desastre. Yo a eso le agrego el elemento identitario y la cuestión de la fe que se mantuvo, sobre todo en el exilio, en lo que uno podría llamar la travesía del desierto del peronismo. Si uno hubiera sido un obrero en los años 40 y 50, no hay ninguna necesidad de fe. Voy a decir una herejía, pero es como los apóstoles que vieron los hechos de Jesús, vieron los derechos sociales, pero quienes vinieron después no vieron eso y sin embargo adhirieron al peronismo con un fervor y con un elemento de identidad, muchas veces transmitidos por sus padres como fue mi caso, como lo cuento en el libro. Entonces ahí veo un elemento de fe, de creer en lo que no se vio.

"Post-peronista es alguien que reivindica eso pero cree que fue en un contexto que ya no es y es tiempo de que evolucione hacia otra cosa"

—¿Cuál sería la diferencia habría entre ser ex peronista y post peronista, como se define usted?

—Yo creo, por la experiencia del comunismo esencialmente, que un ex es alguien que se dedica a destruir sistemáticamente su pasado entendiéndolo como un error, y que generalmente tiene el furor del converso. Post-peronista es alguien que reivindica eso pero a lo mejor ya se apagó la llama o ya no cree o bien cree que eso fue en un contexto o en un momento que ya no es –que es mi caso- y cree que ya es tiempo de que evolucione hacia otra cosa. Cuando uno lee a los ex comunistas, a veces se puede adherir a lo que dicen, uno lee a Arthur Koestler y las cosas que escribía sobre la URSS, bueno.., pero en este caso no me pareció eso de definirme como un ex sino de mirarlo hacia el futuro como un post.

—¿Es una etapa de la que no reniega?

—De ninguna manera, además, quien adhirió al peronismo de esta manera, como identidad, en el fondo nunca lo deja de ser. Deja de votarlo, le ve más los costurones, las contradicciones internas y le duelen. Pero por ejemplo me pasa que cuando escucho a políticos decir esas cosas que desde el peronismo se califican como "bien gorilas", no me gustan, aunque este libro contiene muchas de esas críticas y están ahí.

—Quizá hoy las categorías peronistas no están representadas por ningún sector

—La sociedad es mucho más compleja que en tiempos del primer peronismo, y creo que necesita una representación más compleja, y modestamente digo que el peronismo hoy debiera transformarse en esos dos o tres partidos que ha tenido siempre en su interior pero que ante la ausencia de un líder sería mejor canalizarlos en partidos modernos, democráticos, con elecciones internas, y no tanto ese viejo sueño movimientista que después de la muerte de Perón ha demostrado tener límites bastante precisos y peligrosos según la época

—¿Perón ha sido suficientemente leído? Mucha gente tiene el preconcepto de que no vale la pena leerlo.

—Se lo lee en función de cierta militancia, entonces uno va a leerlo buscando el pelo al huevo. Yo creo que hay un Perón escritor, pensador, y un Perón hombre de acción, un político táctico. En el escritor hay textos muy interesantes y muy vigentes, pero creo que todavía se lo interpreta en función de las disputas políticas actuales. Entonces se lo impregna de esa mirada para utilizarlo como elemento de lucha porque según uno mezcle el Perón táctico con el pensador lo puede usar para cualquier cosa, para decir cinco por uno o para decir que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino. Hace falta un poco más de honestidad intelectual.

—Más allá de los convocados para este libro, ¿algún de los muchos autores que se han volcado a estudiar el fenómeno del peronismo le ha parecido más acertado en su análisis?

—A mí me gustó mucho Loris Zanatta -pese a su apellido que siempre genera burlas cuando publicamos algo de él en el diario-; es muy frío y analítico. El estudia el paso del catolicismo hacia el primer peronismo y esa mirada de Perón de despojarlo de la lucha de clases, me parece un autor muy interesante. También me gustaba mucho Arturo Jauretche, sus primeros textos después de la caída de Perón, cuando nadie hablaba del tema, y él mencionaba a los alcahuetes que rodearon a Perón sobre todo en la última época; esos textos eran además premonitorios de lo que después pasó, con otros alcahuetes que volvieron a aparecer.

—La conclusión sería que todavía queda mucho por decir sobre el peronismo. ¿Va a escribir más sobre este tema?

—Me dieron muchas ideas estos trabajos la verdad, me interesa mucho en el artículo de Facundo Firmenich, el hijo de Mario Firmenich, el tema de reivindicar el legado del kirchnerismo combinado con el "francisquismo", en referencia al Papa, como esta vuelta de tuerca de que regresa la doctrina social de la iglesia a un lugar central; no fue así en los 70, no fue así en el comienzo de este último peronismo ni mucho menos con Menem, entonces me parece muy interesante cómo este círculo vuelve y tal vez sea un elemento central en un futuro peronismo, en un peronismo por venir.