Ferrán Adriá: "La creatividad no se hace, se entrena"

El prestigioso cocinero presentó la muestra "Auditando el proceso creativo", en la que se sumerge en el complejo sistema de producción del restaurante "El Bulli". El camino a la innovación

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"La creatividad no se hace, se entrena". La palabra no pertenece a un gurú de la publicidad moderna ni a un músico revolucionario. Se trata nada menos que del cocinero que en los últimos 20 años se encargó de cambiar la cara de la gastronomía internacional. El catalán Ferrán Adriá, reconocido por la crítica culinaria como el mejor chef del mundo en las últimas dos décadas, brindó su visión sobre la creatividad y la capacidad de perseguir un espíritu revolucionario en la innovación de la cocina.

"Detrás de la creatividad siempre hay un desafío. La creatividad no se hace, se entrena y se ejerce. No todo el mundo puede ser creativo. Si no, todos jugaríamos al fútbol como Messi", aseguró el chef durante una conferencia de prensa en el marco de la presentación de la muestra gratuita "Auditando el proceso creativo", en el espacio Fundación Telefónica, Arenales 1540, en la ciudad de Buenos Aires.

La muestra, que permanecerá hasta el 4 de junio, se sumerge en el proceso creativo desde la idea inicial hasta la finalización del producto empleada por el restaurante El Bulli en sus casi 30 años bajo el mando del cocinero barcelonés.

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Innovación, diseño y cocina

"El Bulli" constituyó un nuevo paradigma en la gastronomía mundial, especialmente en la década del 90. Su política de cerrar durante seis meses para una dedicación exclusiva a la creatividad y a la innovación le permitió ser el primer restaurante de alta gama que apeló a conceptos como la cocina molecular e instaló el diseño como una parte primordial del proceso gastronómico.

"El Bulli" ganó en 1996 las tres estrellas Michelín, el mayor premio posible para una entidad culinaria, y fue galardonado en 2002 y desde 2006 hasta 2009 de manera ininterrumpida como el mejor restaurante del planeta para "The S. Pellegrino World's 50 best restaurants".

"En El Bulli éramos gente normalita. Yo fui siempre un hombre de barrio. No fui a ninguna universidad, no me gustaba comer y menos me gustaba cocinar. La clave está en que uno debe saber bien qué nivel de creatividad quiere tener. Uno tiene que definir si quiere ser un pintor o quiere ser Picasso", explicó Adriá.

En 1996, El Bulli fue galardonado con las tres estrellas Michelín

"Con nuestro restaurante hemos cambiado la industria en relación al diseño y la cocina. Fuimos el primer restaurante que incluyó a diseñadores en su personal. Hoy en día es imposible imaginar a un restaurante de vanguardia que no apunte gran parte de su producción al diseño de los platos", añadió.

El cocinero reconoció que El Bulli le abrió un abanico de puertas inimaginable y le permitió entrar en contacto con los mejores pensadores del planeta. Además, celebró la influencia de su establecimiento en el resto de la gastronomía mundial.

"Al principio se decía que El Bull era una especie de copia del sushi japonés, pero la realidad es que la cocina japonesa se convirtió en la líder del mundo gracias a El Bulli. Hoy en día, si uno va a Japón, va a ver la poesía en gastronomía", explicó Adriá en la conferencia de prensa.

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El proceso creativo

A lo largo de la exposición "Auditando el proceso creativo" se puede percibir el obsesivo e incansable trabajo del equipo de Adriá por encontrar cada año una nueva revolución en la comida. El sistema de producción es tan complejo que se puede apreciar desde la búsqueda de ingredientes extraños, la creación de artefactos más cercanos a la metalurgia que a la cocina en sí y, finalmente, la aplicación de la idea y el resultado final.

"La creación no es agradable. La creación son problemas. Y nadie quiere problemas. El mundo del arte vive en un ámbito de una angustia constante increíble. El mundo del arte es muy diferente a lo que todo el mundo cree", sentenció el cocinero, y añadió: "El problema de la gente es que hay mucha gente que quiere ser el número 1 y es el 2, 3 ó 4. También hay algunas personas que buscan ser felices con lo que hacen".

"La revolución de la educación son los contenidos, no las herramientas", dijo el chef

Adriá, que sufrió el fallecimiento de su madre hace poco, también hizo un lugar para develar los secretos de su vida personal: "Mi madre, que nos dejó hace unos días, era la mejor cocinera del mundo... pero eso era mentira. Yo soy un profesional de esto y puedo verlo con mis familiares y con mis amigos. Sin embargo, sé separar lo profesional de lo personal. Cuando estoy en mi casa, si es que cocino, me hago una comida de lo más normalita".

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El futuro

En la actualidad, Adriá está inmerso en un proyecto junto a Disney llamado "Te cuento en la cocina", donde se busca estimular la creatividad de los niños y acercarlos al mundo gastronómico. Precisamente, Adriá ve una revolución en todo el ambiente artístico personificada en los más pequeños.

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La revolución de la educación son los contenidos, no las herramientas

. Yo le dedico dos o tres horas por día a mi educación digital y los chicos lo que quieren es tener libertad. Las nuevas tecnologías de información les permiten eso", afirmó Adriá.