El autoritarismo de Daniel Ortega hace resurgir a los "contras" en Nicaragua

El país parece estar reviviendo uno de sus capítulos más oscuros, el de la década del 80. El enriquecimiento de la familia presidencial y la censura mediática han despertado a los viejos opositores

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La peor pesadilla de Daniel Ortega ha vuelto. Aunque empobrecidos y sin financiamiento internacional, los llamados "contras", que lucharon contra él con el apoyo de la administración de Donald Reagan, están de regreso.

Veinticinco años después de derrotar a Ortega en las urnas, grupos de hombres resurgen el espíritu de los que fueran opositores en los 80 del presidente que fue nuevamente elegido en 2006. Según un artículo publicado el martes por The New York Times, los motivos de ese resurgimiento están estrechamente vinculados al enriquecimiento del presidente y de su círculo cercano y al autoritarismo con el que éste lleva las riendas del país.

"La gente tiene miedo de decir su opinión, de dar una opinión comprometida. Antes era muy común que la gente hablase de política y ahora no"

"Hay mucho miedo, (...) la gente tiene miedo de decir su opinión, de dar una opinión comprometida. Antes era muy común que la gente hablase de política y ahora no", afirma la joven nicaragüense Leticia Galeano.

La historia comienza más de 30 años atrás, cuando el entonces presidente Donald Reagan comenzó a financiar a los grupos guerrilleros que se oponían al líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Daniel Ortega.

Formalmente, "los contras" estuvieron operativos hasta la década del 90, cuando se dio por terminada la guerra civil en Nicaragua.

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Actualmente, el Gobierno niega que aún haya rebeldes en el país, a pesar de los ataques ocasionales a las estaciones de policía y los asesinatos tanto de sandinistas y como de "contras" conocidos. Incluso cuando hombres armados atacaron una caravana de sandinistas después de la celebración de un aniversario en 2014, lo que dejó cinco muertos y 19 heridos, las autoridades culparon a "grupos criminales" por la masacre.

Según Julio César Avilés, el jefe de la Armada, "no hay grupos armados en el país". "Lo he dicho en múltiples ocasiones", insistió.

Las organizaciones de derechos humanos acusan a las Fuerzas Armadas de una campaña secreta de asesinatos. En el verano, un hombre conocido por ser un líder rebelde fue emboscado y asesinado en su casa. Dos personas más también fueron asesinadas el año pasado después de que explotara una mochila que les enviaron a los rebeldes a través de un mensajero de confianza. El líder contra más conocido fue acribillado en 2011 y su sucesor fue encontrado lleno de balas en una zanja en Honduras el año siguiente.

"Es una guerra sucia y silenciosa que no han reconocido", comenta el reverendo Abelardo Mata, un obispo católico que ha actuado como una especie de mediador entre ambos bandos.


El regreso al poder

Después del triunfo de Ortega en las presidenciales de 2006, no son pocos los que creen que el nacionalista con tendencia de izquierda posee el país. Su familia y amigos controlan las televisoras, compañías petroleras y proyectos públicos de construcción.

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De acuerdo con un artículo del portal La Información, los hijos de Ortega y algunas de sus ex esposas tienen cargos directivos en televisoras adquiridas por el Gobierno de manera sospechosa. Asimismo, el tesorero del partido sandinista, Francisco López, dirige una compañía petrolera propiedad del Gobierno.

Sin embargo, muchos de los escándalos en torno al círculo presidencial quedan silenciados porque los medios y, por tanto, la información están en manos del Gobierno. "Los medios de comunicación están atados", relata Leticia.

"Daniel Ortega no era nadie y ahora es dueño de la mitad de Nicaragua"

"Tayson", uno de los contras que entrevistó The New York Times, afirmó que "Daniel Ortega no era nadie y ahora es dueño de la mitad de Nicaragua". Así, muchos comparan al actual presidente con el ultraderechista Somoza, derrocado por él en 1979.

Pese al enorme apoyo del que goza Ortega por parte de la población pobre, una multitud de estudiantes y detractores acuden cada miércoles al consejo electoral para manifestarse en su contra, entre otras cosas, por haber modificado la Constitución para presentarse como candidato presidencial por tercera vez.

"Hay muchos casos por esclarecer. Queda en evidencia que el Gobierno financia a grupos que crean violencia en manifestaciones pacíficas para que los policías puedan cargar contra los manifestantes". Incluso, relata Leticia Galeano, cargaron contra unos ancianos que se manifestaban porque no les pagaban la pensión mínima.