Macri surfea entre la grieta, los problemas económicos y la herencia kirchnerista

El jefe de Estado se muestra optimista cuando habla con sus funcionarios cercanos, pero cree que "llevará mucho tiempo cerrar la grieta". Su sorpresa por los gritos y el "odio" de la bancada K en el Congreso

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Mauricio Macri habla durante una conferencia en Casa Rosada Télam 162
Mauricio Macri habla durante una conferencia en Casa Rosada Télam 162

Mauricio Macri apeló en los últimos días al mismo chiste frente a varios de sus interlocutores. "En la Iglesia hay tres misterios: cuántos monasterios hay, cuánta plata tienen los salesianos y qué piensa un jesuita", se divirtió el Presidente, según confiaron algunos de los que lo escucharon.

El encuentro con el Papa Francisco en Roma fue para el jefe de Estado la muestra más cabal de la grieta, desnudada una vez más el martes pasado en el mensaje presidencial en el Congreso. "Tienen que ver los comentarios de Facebook de la carta maravillosa que escribió Marcos (Peña) sobre el encuentro con el Papa. ¡Lo destrozan a Francisco!", se indignó Macri entre sus colaboradores.

El Presidente habló largo y tendido con Francisco sobre la ruptura social y política en nuestro país, la denominada grieta. El jefe de los católicos se mostró sorprendido por las reacciones locales en torno al rosario de Milagros Sala. "Está todo el mundo muy sensible en la Argentina", le contó el mandatario a su comitiva que le dijo el sumo pontífice. ¿Será esa la explicación del gesto adusto de Francisco en la foto oficial con el Presidente? Es una de las hipótesis de Macri, que todavía no encuentra explicación, en especial porque, según él, el encuentro en Roma fue diplomático y cordial.

"Me dieron un auto con el motor fundido, las gomas gastadas y todo roto"

A Macri le preocupa tanto la grieta como la marcha de la economía o los pormenores de la herencia recibida por la anterior administración. "Me dieron un auto con el motor fundido, las gomas gastadas y todo roto. Esto fue una mezcla de incapacidad, inmoralidad y la dosis de audacia más grande de la historia. El 80 por ciento de mis ministros me putearon porque no fui más duro en la asamblea legislativa. Estamos en un momento de refundación histórica. Nunca se vio nada igual. Tenemos que salvar a la Argentina. Y todavía hay políticos que no entienden y siguen buscando a ver como se salvan", es la queja presidencial más repetida de los últimos días en los sucesivos encuentros con sus funcionarios.

El jefe de Estado todavía aún no oculta la sorpresa por los gritos de la bancada K del martes pasado, tras el duro relato en el que detalló el estado de la administración, frente a las narices de los diputados que hasta hace pocos meses estaban al frente del Estado. "Va a llevar mucho tiempo cerrar la grieta. Hay argentinos que se han frustrado y que el kirchnerismo los arengó. Los gritos de la asamblea son un retroceso espantoso. Al final trataba de no mirarlos para no salirme de eje. En vez de reírse del chiste que les hice cuando repetí una parte del discurso, levanté la mirada y vi a uno de ellos que tenía la cara desfigurada, llena de odio", explicó Macri esta semana a un puñado de asesores en su remodelada oficina de Olivos. El Presidente ya duerme en la casa de huéspedes de la quinta presidencial. Espera mudarse definitivamente al chalet principal en los próximos días: faltan los últimos retoques.

El jefe de Estado se muestra optimista cuando habla con sus funcionarios cercanos, pero cree que "llevará mucho tiempo cerrar la grieta". Su sorpresa por los gritos y el "odio" de la bancada K en el Congreso

Tampoco ayuda al clima social y político el llamado a indagatoria a Cristina Kirchner por la venta del dólar a futuro dispuesto por el juez Claudio Bonadio para la segunda semana de abril. Es al menos desacertado, según les confió Macri a sus funcionarios más íntimos cuando se enteró de la noticia por la prensa. Sorpresa y desacuerdo fueron sus dos primeras reacciones. Macri cree que la responsabilidad por el supuesto delito que les imputan a los funcionarios del Banco Central y al ex ministro Axel Kicillof no llega a la ex presidenta. Está convencido, según explican en su entorno, que fue apurado y que en todo caso hay muchísimas más evidencias en otros expedientes, como el del caso Hotesur. Bonadio es indomable y está enfrascado en una pelea personal. Operadores judiciales como el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, no tienen injerencia en el despacho de ese juez.

Habrá que esperar los rebotes de la ley del arrepentido que el mandatario planea enviar al Parlamento en los próximos meses, de igual dureza que la brasileña, que por estos días tiene en jaque al gobierno de Dilma Rousseff y al ex presidente Lula.

"La derogación de la Ley Cerrojo se va a aprobar sin nada a cambio"

Al jefe de Estado le molesta escuchar a algunos de los dirigentes que sostienen que su gobierno está orientado a los más poderosos y que descuida a los más débiles. Según sus asesores, el pronóstico es errado. Macri aplica entre sus colaboradores el mismo argumento que utiliza en público: que los beneficios a los empresarios redundarán en más inversiones y eso se traducirá en más empleo. Y que es indispensable cerrar el capítulo con los holdouts. "Es como la luz en el póker: hay que ponerla para empezar a jugar. Esto es igual: hay que cerrar el tema de los holdouts para empezar a jugar", le graficó el viernes a parte de su gabinete en una reunión en Olivos.

En ese sentido, está convencido de que el debate parlamentario en torno a la derogación de la Ley Cerrojo saldrá incluso bastante antes del 14 de abril, el último plazo dispuesto por la Justicia norteamericana. A pesar de que el durísimo discurso legislativo del martes pasado agitó las aguas entre los dirigentes del peronismo, en especial en los que todavía reportan al kirchnerismo. "Se va a aprobar sin nada a cambio. Confío en que vamos a sortear bien el debate parlamentario", repite. Aunque no lo admita, el encuentro que esta semana tendrá lugar en Casa Rosada entre el equipo político, encabezado por Rogelio Frigerio, y todos los gobernadores estará teñido por este tema.

"El pico de inflación ya llegó, en el segundo semestre Argentina tiene que crecer, magia no puedo hacer"

A Macri aún le cuesta digerir la herencia, pero prefiere ser optimista, a pesar de los desbarajustes de la economía. "El segundo semestre la Argentina tiene que estar creciendo. El pico mayor de inflación ya llegó", se entusiasma ante su gabinete económico, aunque aún no se definieron las paritarias y todavía restan aumentos en algunos servicios públicos, como el transporte y el gas. Esta semana fue el turno de los peajes y las naftas. La incógnita es cómo impactarán esas subas en los precios y cuál será la reacción del sindicalismo, en especial porque el Gobierno ya resolvió que la modificación en las escalas de Ganancias quedará para el año entrante.

En ese esquema será fundamental el rol de los empresarios, a los que Macri conoce a la perfección y con los que persiste cierto recelo. "Los empresarios son empresarios, yo no creo en la solidaridad. Ellos tienen que competir con reglas de juego claras, salir a la cancha y que gane el mejor", suele repetir el Presidente en privado. También machaca con que será fundamental la paciencia: "Magia no puedo hacer", suele decirles a sus íntimos. El dilema es hasta dónde se estira la herencia.