El primer año de Tabaré Vázquez: "La economía está estancada"

A modo de balance, Infobae consultó al analista Ignacio Munyo, quien explicó la situación que atraviesa Uruguay. La inflación es la más alta en 12 años

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 EFE 163
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El pasado 1 de marzo se cumplió el primer año del segundo mandato de Tabaré Vázquez en Uruguay. El propio presidente reconoció ese día, durante un discurso emitido por radio y televisión a todo el país, que el 2015 fue un año "difícil" en el que se afrontaron "grandes desafíos, tanto internos como externos".

Infobae consultó a Ignacio Munyo, analista económico y director del Centro de Economía de la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo, quien enfatizó en el marcado deterioro de la situación económica del país.

"Luego de crecer 3,5% en 2014, la economía sufrió un frenazo importante para crecer en torno al 1%, explicado casi en su totalidad por el impulso de la segunda planta de celulosa. La sensación generalizada y la realidad indican que la economía está estancada", expresó Munyo.

"Luego de crecer 3,5% en 2014, la economía sufrió un frenazo importante"

En la semana en que se conoció que la inflación es la más alta en 12 años (el Instituto Nacional de Estadística situó el aumento de precios en el 10,23%), el economista anticipó qué puede esperar Uruguay este año en materia económica.

"Según lo que hoy indican nuestros modelos de proyección, que tienen en cuenta el potencial desempeño de variables del contexto regional y global que condicionan en gran parte la actividad económica en Uruguay, este año el crecimiento del PBI con suerte llegaría al 1%", indicó.

-Le pido un balance de la gestión de Tabaré Vázquez en el primer año de su segundo gobierno.

-Empecemos por lo bueno, que no es menor. Hasta ahora hemos logrado desmarcarnos de Brasil en la percepción de riesgo implícita en el precio de los bonos del gobierno. Mantenemos la confianza de los mercados internacionales. La emisión de deuda pública de mediados de octubre del año pasado dejó en evidencia que todavía tenemos acceso a financiamiento del exterior en condiciones muy favorables (tasa del 2,5% por encima de la libre de riesgo). A esta fortaleza financiera se le suma el hecho de que tenemos créditos muy favorables ya acordados con organismos multilaterales, en caso que se encarezca el acceso a los mercados ante un deterioro del contexto financiero internacional.

"Mantenemos la confianza de los mercados internacionales", dijo Munyo al señalar aspectos positivos

Sin embargo, no nos podemos descuidar. Los desequilibrios macroeconómicos que se deterioraron marcadamente a partir de 2012 no han mejorado en el primer año de la actual administración. El déficit fiscal se acerca al 4% y la inflación superó el 10% anual por primera vez desde agosto de 2004, lo que había sido el compromiso macroeconómico más sólido de la última década.

Por ejemplo, Standard & Poors sostiene que "la inflación persistentemente alta es la principal debilidad macroeconómica del Uruguay". Apreciaciones similares surgen de los informes de las calificadoras Moody´s, Fitch y R&I. Es cierto que las calificadoras de deuda miran de reojo los desequilibrios macro, aunque en el fondo lo que les importa es que el país pueda pagar sus deudas. Para ello es vital que la economía siga creciendo de forma sostenible, por baja que hoy sea la deuda pública neta de reservas internacionales. Y hoy es necesario dar pasos firmes para generar la confianza de que esto es posible.

Lo malo que nos deja el primer año del actual gobierno es un marcado deterioro de la situación económica. Luego de crecer 3,5% en 2014, la economía sufrió un frenazo importante para crecer entorno al 1%, explicado casi en su totalidad por el impulso de la segunda planta de celulosa. La sensación generalizada y la realidad indican que la economía está estancada.

"Lo malo que nos deja el primer año del actual gobierno es un marcado deterioro de la situación económica"

Uruguay está muy caro. La disparidad cambiaria con Brasil -principal socio comercial junto con China- está cercana a los niveles máximos históricos de 1999: en promedio lo que hoy acá cuesta 100 se puede comprar a 65 cruzando la frontera. Gracias a la desdolarización de pasivos, tenemos la posibilidad de dejar que suba el dólar para recuperar competitividad sin que se traduzca en una suba insostenible de los costos financieros de las empresas, las familias y el gobierno.

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El inconveniente de ir por este camino es que la inflación se quedaría por encima del 10%. La carta que queda para jugar es aprovechar el principal shock externo positivo que ha tenido la economía uruguaya en los últimos años: la baja del precio del petróleo.

Uruguay es uno de los mayores importadores de petróleo del mundo en relación a su tamaño. Si se bajara de forma escalonada el precio de los combustibles se podría contrarrestar el impacto de una mayor suba del dólar y así contener la inflación. Es claro que es una medida de muy corto plazo. En un contexto de bajo crecimiento económico y deterioro del mercado de trabajo, las menores presiones del lado de la demanda tomarían la posta para que la inflación no se acelere una vez pasado el efecto transitorio de la baja del combustible.

"Uruguay es uno de los mayores importadores de petróleo del mundo en relación a su tamaño"

Para terminar veamos lo feo que dejó el primer año de la actual administración, aquello que nubla la vista en el horizonte sobre las posibilidades futuras de nuestro país.

Este año perdimos la oportunidad de introducir reformas de fondo en el gobierno corporativo de las empresas del Estado. Tengamos claro que allí las soluciones no van a venir por cambiar los directorios o las gerencias, sino por la introducción de incentivos adecuados. Tampoco hay que inventar la pólvora, sino que mirar con atención lo que hoy funciona en países como Chile, Perú o Colombia.

Pasa el tiempo y seguimos sin una agenda clara de inserción internacional. En 2015 la pulseada la ganaron los que miran de reojo los nuevos formatos de acuerdos comerciales (como el TISA y el TPP). Siempre es posible buscarle la quinta pata al gato detrás del temor a la competencia. La realidad es que seguimos reduciendo las posibilidades reales de abrir nuevos horizontes.

En educación el panorama es desolador. De acuerdo a cifras oficiales del Mercosur, en Uruguay la cantidad de personas en edad de trabajar con educación secundaria completa está hoy muy por debajo de los registros de Argentina y Brasil e incluso por debajo de los de Paraguay. Las pruebas académicas indican que más de la mitad no puede cumplir un rol productivo en el mercado de trabajo.

"En educación el panorama es desolador"

Durante el primer año de gobierno fueron constantes los conflictos con gremios de la educación. Cuesta entender cómo se pudo pensar en cambiar el ADN de la educación sin ni siquiera consultar a los docentes. Cerrando el año, por lo menos, logramos tener pactos firmados con primaria y secundaria para poder avanzar combinando mejoras salariales con compromisos de resultados. ¿No hubiese sido mejor empezar por ahí? En la situación actual, perder un año es un lujo que no nos podemos dar.

En materia de la reforma del Estado, la inserción internacional y la educación el año 2015 fue para el olvido. Se fue y no nos dejó casi nada.

 NA 162
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La dependencia de Argentina

-¿Cómo analiza la nueva etapa de relaciones tras la asunción de Mauricio Macri? ¿Cree que la nueva gestión en el país vecino puede brindar nuevas oportunidades para Uruguay?

-Lo que pasa en Argentina siempre rebota en Uruguay, es inevitable. Dependiendo de la situación, hay sectores que se favorecen y otros que se perjudican.

Sin embargo, a diferencia del pasado, hoy gran parte de nuestra suerte se juega en otras canchas, bastante más lejanas. Es hoy más relevante para el Uruguay lo que pasa con las tasas de interés internacional y su impacto sobre el flujo de ingreso de capitales (inversión extranjera directa) al país. Probablemente también sea más relevante la consolidación del modelo de crecimiento chino basado en el consumo, que afecta directamente la demanda y el precio de los bienes que producimos y exportamos.

"La dependencia comercial de Argentina se ha reducido marcadamente en los últimos 15 años"

La dependencia comercial de Argentina se ha reducido marcadamente en los últimos 15 años. Argentina pasó de ser el destino del 20% de nuestras exportaciones a menos del 5%. Al desmantelarse trabas a las importaciones y reducirse subsidios indirectos a la producción, el mercado argentino es más atractivo para algunos sectores, pero difícil que este efecto mueva la aguja de la actividad económica de todo el país.

En el sector turismo seguimos siendo muy dependientes del ingreso de turistas desde Argentina (60% del total). Y tengamos presente que es usual que entren más dólares al país por turismo que por venta de carne o soja. Esta temporada llegaron 15% más argentinos que en la anterior y esto logró compensar la baja en el ingreso de brasileños.

"En el sector turismo seguimos siendo muy dependientes del ingreso de turistas desde Argentina"

Se respira la preocupación de que se concrete una retracción de la inversión de argentinos en Uruguay. Recordemos que la inversión extranjera directa procedente de Argentina representa el 35% del total que recibe el país. Aquí también es difícil anticipar el impacto, porque no solo es directo. No nos queda otra que redoblar esfuerzos para ser más atractivos para todos los inversores internacionales que ahora tienen un nuevo destino para mirar con atención.

Tal vez el impacto más profundo sobre nuestro país pueda venir de carambola. No directamente de lo que pase en Argentina sino lo que Argentina pueda afectar en el Mercosur. Por ahora es solo un discurso aperturista que se deberá plasmar en un liderazgo a nivel regional.

El Mercosur

-¿Cuál es su apreciación sobre el futuro del bloque y sobre todo la posibilidad de apertura con otros países?

-La inserción internacional es una de las barreras críticas que nos impiden alcanzar mayores niveles de productividad. El Mercosur no puede ser una traba para que Uruguay tenga un acuerdo de libre comercio con China para competir en igualdad de condiciones con países que ya lo tienen y le venden lo mismo que nosotros. El Mercosur tampoco puede ser una traba para que Uruguay considere ingresar al TPP, acuerdo de libre comercio que aglutina países que representan el 30% del consumo mundial y tiene un ingreso per cápita promedio tres veces superior al del Mercosur.

Este tipo de acuerdos no son solo relevantes para reducir las tarifas que pagan los exportadores sino que también permitirían bajar el costo de insumos importados en el proceso productivo. Estudios internacionales sugieren que este efecto indirecto es incluso más potente que el acceso a mercados.

"El Mercosur no puede ser una traba"

Tal vez el liderazgo de Argentina permita reconciliar en Uruguay la postura del gobierno y lo que la mayoría de la población entiende necesario. En el 2006, menos del 30% de la gente estaba en contra del TLC con EEUU y el gobierno no estuvo dispuesto a firmar.

Este año solo un 10% se oponía a participar del TISA y el gobierno retiró a Uruguay de las negociaciones. Si un nuevo Mercosur logra desatar este nudo sería una gran noticia para el país.

- Usted dijo a la agencia de noticias EFE que la principal conquista de Vázquez durante su primer año de gobierno fue el mantenimiento de la confianza de los mercados internacionales. ¿Qué balance hace y cómo pudo lograr ese objetivo el presidente?

La confianza en los mercados se gana con la consistencia de larga data en las políticas macroeconómicas. Han pasado todos los partidos por el gobierno y sectores con perfiles muy heterogéneos y ya no se discute que la inversión privada –por más que sea extranjera– es el motor del crecimiento económico, la disciplina macroeconómica, ni el respeto de las reglas de juego. Ya superamos esa prueba de fuego. Ese es sin duda un aspecto positivo.

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-El oficialismo dice que "Uruguay sigue creciendo en una región que decrece". Esas fueron palabras del senador Rafael Michelini ¿Esto es así según su opinión?

-Van quedando en el recuerdo aquellos años de expansión y holgura, aquellos que vivimos entre 2004 y 2014, con registros de crecimiento solo comparables a los observados entre la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea. De un tiempo a esta parte, la economía nos ha vuelto a poner incómodos.

En el sector agropecuario hace rato que la situación es preocupante. A los productores de todos los sectores cada vez les va peor y algunos trabajan a pérdida. En la industria manufacturera y en el comercio y servicios este año se festeja un empate. Y en muchos casos como una hazaña, si tenemos presente que el año pasado se contrajeron el 80% de las ramas de la industria y la mayor parte de las del comercio y servicios.

"Van quedando en el recuerdo aquellos años de expansión y holgura, aquellos que vivimos entre 2004 y 2014"

Las exportaciones, que cayeron 12% el año pasado, no tienen mejores perspectivas para este año. La aceleración en la suba del dólar -que está empujando a la inflación al límite de lo tolerable- no es suficiente para abaratarnos en relación a nuestros socios comerciales. Seguimos estando caros y el proceso de abaratamiento va a ser gradual.

El gasto privado cae de la mano de ingresos salariales que no crecen, confianza del consumidor que se estabiliza en niveles bajos y crédito al consumo que se desinfla. El gasto público es de las pocas variables que van a crecer este año.

Según el Presupuesto aprobado a fin de año, el gobierno va a aumentar 3% en términos reales sus gastos. Para financiar este aumento de gasto se suponía recaudar impuestos acorde a un crecimiento esperado de la actividad económica de 2,5%. Como esto no está sucediendo, para cumplir con los compromisos asumidos, el gobierno está recurriendo a las tarifas públicas. Así, cualquier impulso que la expansión del gasto podría generar sobre la economía se ve contrarrestado por el impacto negativo de elevados precios de los combustibles, energía eléctrica y acceso a internet, en general insumos fundamentales en el proceso productivo.