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En medio de una presentación ante los medios de un nuevo modelo de Volkswagen en en el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra el pasado martes, un manifestante disfrazado de mecánico de la marca alemana interrumpió el evento al subir al escenario aludiendo que debía efectuar reparaciones al vehículo en exhibición.
El manifestante, luego identificado como el comediante británico Simon Brodkin, irrumpió en escena con una llave inglesa en mano asegurando a los sorprendidos espectadores que debía instalar una "caja tramposa" en clara referencia al escándalo de emisiones que involucra al gigante alemán. Cabe aclarar que el pasado septiembre VW fue acusada de crear un software para algunos de sus motores Diesel que permitió engañar las mediciones de la agencia de protección ambiental de los Estados Unidos (EPA).
El escándalo ha significado un duro golpe para el fabricante de automóviles que aspiraba a convertirse en el número uno en ventas a nivel mundial, y ha afectado de manera probablemente irreversible su reputación así como la situación financiera de una de las empresas que contaban con mejor imagen de la industria y que se jactaba de sus "credenciales verdes" al ofrecer vehículos Diesel de destacada performance y bajo consumo.
Brodkin, con un marcado acento alemán subió al escenario asegurando que debía efectuar un arreglo al auto a pedido del CEO de la empresa Matthias Muller y que todo estaría bien mientras que "nadie se enterase".
Una vez escoltado por seguridad y terminada la presentación a cargo de Juerguen Stackmann, miembro de la junta de VW, el ejecutivo afirmo a la agencia Associated Press estar al tanto de la que el momento que atraviesa la marca atrae mucha atención y que "debemos lidiar con eso".
El escándalo de emisiones de VW afecta a unos 11 millones de vehículos vendidos alrededor del mundo y al alterar desarrollar este software la empresa estaba completamente al tanto de que sus vehículos emitirían niveles de óxido de nitrógeno peligrosos para la salud.