Muchas veces la vida nos enfrenta a problemas que no tienen solución.
Los chinos dicen: "Si tiene solución, de qué te quejás? Si no tiene solución: de qué te quejás?"
Frente a los problemas que no tienen solución, sea porque son irreversibles, o porque no es posible visualizarla en el corto y mediano plazo, no queda otra alternativa que aprender a convivir con esa situación sin rechazar permanentemente la realidad.
Aprender a ponernos cómodos aún en medio de la incomodidad.
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