Vicente "Tito" Palermo: "A mí Mauricio Macri no me parece aburrido"

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Vicente "Tito" Palermo, presidente del Club Político Argentino, estuvo en el piso de InfobaeTV para hablar de la reunión que la semana pasada tuvieron con Mauricio Macri en Casa Rosada. Dijo que lo vio distendido y conectado con los planteos que le hicieron los intelectuales y contó que el Presidente los instó a participar activamente en el debate público. Defendió los últimos despidos que hizo el Estado y, contestando a Beatriz Sarlo, dijo que "creo que el Presidente tiene mucho sentido del humor".

— ¿Cómo lo vio al Presidente?

— La verdad, lo vi bastante distendido. No lo vi tenso, ni estresado, para nada. Y me pareció muy conectado. A veces en ese tipo de reuniones uno se encuentra con una persona que te da la impresión de que está en otra cosa, que no te escucha, que te atraviesa con la mirada. Y no fue el caso. Nos escuchó, dialogó, tomó notas, y cuando terminamos de exponer los seis asistentes, él comenzó a dialogar bien. Y me gustó eso. No es un tema menor saber si el Presidente es un psicópata o no.

— No tenemos tradición de presidentes que empaticen con el que tiene al lado, tuvimos psicóticos, psicópatas.

— Justamente, no corre tanto peligro de entornarse. Una persona muy conectada, que escucha, que quiere recibir, me parece que corre menos peligro de entornarse, algo que es muy malo para un presidente. Rodearse de un grupo muy reducido ha sido una cosa bastante frecuente. No fue el caso de Alfonsín, tampoco de Menem, pero fue el caso de De la Rúa, fue el caso de Cristina, y es un grave problema. A mí me parece que esas disposiciones al diálogo son importantes.

— Nos invitaron. El Club Político no le iba a pedir una reunión al Presidente, al menos que tuviéramos algo muy importante para decir, y no era el caso. Nos invitó el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, miembro del Club, y agarramos viaje.

— Hablemos del Club Político Argentino. Cuándo fue creado, cómo lo integran.

— Fue creado en abril del 2008. Hay un documento liminar que se puede ver en nuestra página, es corto. Nace en un contexto complicado, que fue el estallido del conflicto del gobierno anterior con el campo, vimos que todo estaba rumbeando muy mal, se estaba arruinando la convivencia política y creando un clima confrontativo absurdo, muy destructivo. Hicimos lo poco que podíamos hacer, y se nos ocurrió crear un Club. Y lo primero que hicimos fue sacar un documento sobre ese conflicto.

— Imagino que no les gusta que los comparen, pero nacieron en forma muy paralela a Carta Abierta, que también nació después del conflicto con el campo. Estos 200 miembros del Club Político pasaron años complicados, y estuvieron activos, no es que salen a hablar ahora, lo valoro y quiero resaltarlo.

— Lo de Carta Abierta no nos gusta, pero es la pregunta medio inevitable. La verdad que nosotros nos fundamos antes de la existencia de Carta Abierta, o por lo menos, antes de enterarnos que se estaba constituyendo. Tuvimos una serie de debates, participamos, tuvimos controversias con Carta Abierta, porque era oficialista y nosotros éramos claramente oposición. Ahora tampoco somos oficialistas, somos pluralistas. Tenemos simpatías, colaboramos en lo que podemos, queremos que le vaya bien a este gobierno, pero no somos oficialistas.

— Además, hay gente que votó Macri, pero también que votó a Scioli, a Stolbizer, a Sanz.

— Yo voté en la primera vuelta a Margarita, una preferencia política más de largo plazo, porque yo me concibo de centro izquierda, así que voté por ella. Más de uno se enojó conmigo, porque decían que era ahora o nunca, estaban convencidos de que no habría segunda vuelta. Pero yo estaba seguro que iba a haber segunda vuelta, aunque lo importante es que el Club es plural y hay pluralidad, con mucha discusión interna.

— El Club Político no es la Carta Abierta de Macri, pero ¿por qué la mayoría del Club quiere que le vaya bien a este Gobierno?

— Compartimos las declaraciones de principios y voluntades que tiene este Gobierno, modernizar la economía, organizar un capitalismo en serio que permita garantizar la prosperidad que la Argentina podría llegar a tener, fortalecer las instituciones, integrar la Argentina al mundo, combatir la pobreza y el narcotráfico, unir a los argentinos. Eso puede querer decir muchas cosas, pero lo que yo entiendo como que se trata de garantizar una Argentina plural, dejando de lado lo confrontativo.

— ¿Y cómo se sintieron en los años kirchneristas?

— Yo un poco en broma, ahora cuando hay problemas en el Club, yo suelo decir que "contra Franco estábamos mejor", lo que se decía en la transición española. Contra Kirchner no estábamos mejor, por cierto, pero la política del Club era más fácil, porque la oposición a aquello nos aglutinaba a todos. Ahora florecen las diferencias. El Club se tiene que posicionar así, más cerca del Gobierno, más lejos, tiene que emitir declaraciones públicas o no, tienen que ser generales o tienen que ser específicas, surgen mil opciones que antes no estaban.

— Una vez que conformamos el grupo de seis, dos politólogos y cuatro economistas, nos preguntamos qué hacer, si nos ponemos de acuerdo qué decir o que cada uno diga espontáneamente lo que le parecía, y salió bastante bien. No nos superpusimos, no nos contradecimos, hablamos de un espectro bastante amplio, con propuestas de distinto tipo. Elsa Kraisman habló de temas de la Auditoría, que es algo que conoce mucho. Luis Rappoport propuso un consejo de economistas no ligados al Gobierno que podían emitir declaraciones de posición, comunicarle a la sociedad cosas que el Gobierno no quiera hacer. Así, Ariza, Sebatián Katz, Rozemwurcel, cada uno hizo sus propuestas. Quedó el diálogo abierto a través de Avelluto.

— ¿La reunión fue larga?

— Duró una hora y diez minutos.

— Una cosa principal que dijo es que estaba bastante preocupado por la comunicación a la opinión pública de la situación. Que dudaba entre transmitir una visión descarnada de lo que pasa a una población que no percibe la crisis, que no la experimenta como en 1989 la hiperinflación al rojo vivo, que sabe que hay problemas pero no crisis. La otra es una alternativa más suave, lo que está haciendo el Gobierno, que es un ajuste suave, que no sé si va a dar resultado, pero es lo que está haciendo. O sea, trabajar con la expectativa, con el alivio o sensación de liberación que comparten incluso muchos peronistas y gente que votó a Scioli, y ahora las bondades y los bienes se van a derramar como lluvia sobre la Argentina. ¿Qué hay que hacer? ¿Pincharles el globo o no? El Presidente no va a expresar públicamente estas dudas, pero a nosotros de un modo u otro nos lo fue dando a entender. Y lo otro que nos pidió es que contaba con nosotros para intervenir fuerte en el debate político, pero sin que se parezca a Carta Abierta. Lo dijo claramente. Los insto a seguir debatiendo, a seguir participando en el debate político. Ahora estamos preparando un documento sobre dilemas de política económica, que no sé todavía cuándo vamos a emitir, pero la idea es seguir haciendo declaraciones, tomas de posición.

— Hay algunos intelectuales que fueron muy críticos con el kirchnerismo que ahora incluso son despreciativos con Mauricio Macri, como es el caso de Beatriz Sarlo. ¿Has hablado con ella?

— Hace como dos meses que no hablo, creo que mañana la voy a ver. De más está decir que respeto su posición, aunque no es la mía. A mí Macri no me parece aburrido, y tampoco sería tan duro con los despidos en Cultura. Ella fue la principal firmante de un documento diciendo que reconocía que se trata de un problema heredado, pero después le dieron duro a lo que definieron como una gestión despidista. Mi posición es diferente. Voy a parafrasear cuidadosamente a Maquiavelo, que decía que cuando hay que hacer el mal, hay que hacerlo todo de golpe, y no fraccionadamente. Cuando hay que hacer algo muy conflictivo como despedir una cantidad de gente que hay que despedir, mejor hacerlo de golpe. El procedimiento brutal de decir vamos a echar a un montón y vamos a revisar caso por caso me parece absolutamente indispensable. Creo que entiendo este procedimiento, como el de Michetti, aprobado por Miguel Angel Pichetto, dicho sea de paso. Es patente que hay una cantidad de gente ahí que es absurdo, no están trabajando, no tiene nada que ver con justicia social o con los derechos laborales, tiene que ver con la chantada que hizo el kirchnerismo de designar a último momento a miles de personas para ganar posiciones. Hay que reaccionar a eso, no se puede quedar uno de brazos cruzados.

— Si Macri no te parece aburrido, ¿cómo te parece?

— A mí me parece que tiene bastante sentido del humor. En la reunión, yo estaba desarrollando la idea de que pensaba en Antonio Cafiero, que perdió credibilidad con el peronismo porque se pegó demasiado a Raúl Alfonsín. Estaba por decir decir que había que cuidar un poco a Sergio Massa en ese sentido, y antes de que terminara de explicar mi posición, el Presidente me dijo: "no te preocupes, Palermo, que Massa se sabe cuidar solo". Creo que tiene sentido del humor, veremos cuánto le dura.


El tema de la nota es la reunión que tuvieron con el Presidente, pero no queremos dejar de mencionar este libro que publicaste hace poco, "La alegría y la pasión. Relatos brasileños y argentinos en perspectiva comparada", un ensayo muy valioso del que ya nos juntaremos a hablar especialmente.