Y bue, al final de cuentas el empate no estuvo tan mal

Independiente hizo mal todo lo que podía. La fortuna fue el don más preciado y apostó todas sus fichas a un Denis que convirtió en jerarquía tantos años en Italia. Si lo pensamos en frío, el punto no viene tan mal

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La agarra Aquino, la para y arranca. Ilusiona. Un segundo después, el lamento sale desde miles de bocas. La imagen se repite una y otra vez. La pierde como si cada inicio de jugada fuese actuada por el protagonista de la película del "Día del Marmota". Mientras tanto, el vilipendiado Ruso Rodríguez daba vuelta el historial y en su papel de antihéroe rutinario se ponía del filo del paladín.


Independiente hizo mal todo lo que podía hacer mal. Un equipo larguísimo, sin rotación de pelota ni intención de practicar un fútbol asociado. Pelotazos para un Denis que convirtió en jerarquía tantos años en Italia y nada más. No hubo un Méndez certero, tampoco un Rigoni enajenado o un Benítez desequilibrante.


La pelota pareció ajena y, como ante Belgrano, la fortuna fue el don más preciado. El técnico no encuentra quién se haga cargo de la pelota y el traje al endeble Aquino le queda enorme. Este gran problema con el morocho es también propiedad de Pellegrino. Insiste en otorgarle el papel de dueño del equipo y él promete mucho más de lo que cumple. Coparticipación en las culpas.


En este interín de 90 minutos, patean una y otra vez los de Godoy Cruz y la pelota vuelve a rebotar en los nuestros, en las manos del arquero o besa el palo. "Cómo nos estamos salvando", se dice en las casas, se piensa y hasta se lo utiliza como un insulto rendido. Y bueno, si lo pensamos en frío, en esta cancha que no ganamos nunca el punto al fin de cuentas no está tan mal.