El peronismo se despertó

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 Charly Díaz Azcue 162
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Una vez que el peronismo despierta, nadie vuelve ya a dormir tranquilo. La fractura del bloque de diputados del Frente para la Victoria, que se extendió por efecto de la onda expansiva al resto del PJ, al grupo de peronista de gobernadores e intendentes del conurbano, y a las dos CGT, dos de las cuatro centrales obreras en las que se funda la unidad monolítica del movimiento obrero argentino, es el primer intento del viejo movimiento creado por Juan Perón de volver a ser lo que era y de salir de la órbita del bonapartismo kirchnerista que lo mantuvo aplastado durante doce años.

El movimiento telúrico en el PJ augura probables remezones. La escisión estuvo capitaneada por el diputado Diego Bossio, un K que dirigió la ANSES de Cristina Kirchner y que fue de algún modo una especie de niño mimado de la ex Presidente. Bossio fue calificado de traidor por quienes hasta ayer nomás eran sus aliados. Ese calificativo, traidor, y el sustantivo adjetivado, "traición", fue esgrimido muchas veces en la tumultuosa reunión del PJ del pasado miércoles en la umbría sede de la calle Matheu al 100, donde la dirigencia partidaria contó soldados y lamió heridas, mientras intentaba disfrazar la catástrofe con el ropaje de una fiesta de cumpleaños.

Siempre que en el peronismo se habla de traición, los nubarrones no auguran buen tiempo. El legendario Antonio Cafiero le adjudicaba a Eduardo Duhalde una sentencia casi clarividente: "El peronismo tiene un Día de la Lealtad y trescientos sesenta y cuatro de traiciones". Un poco de humor nunca viene mal.

Los díscolos emigrantes del FpV fijaron su postura en un documento fundacional en el que reafirman su fe peronista y su inclaudicable deseo de llevar adelante los postulados sociales que soñó Perón, y Eva Perón, para ser justos, y deslizaron además un par de definiciones interesantes. "Es nuestro deber –dice la carta de presentación del flamante Bloque Peronista" – llevar adelante una oposición responsable. (...) Los peronistas debemos reflexionar juntos, escucharnos y reencontrarnos, pero siempre respetando la representatividad y legitimidad que nos han dado los votos, siendo la opinión de cada uno de los compañeros de banca igual de importante que la del otro".

Si el PJ está dividido es porque el quiebre se dio con el kirchnerismo

Es evidente que la docena de diputados que dejó el FpV lo hizo porque sintió que en el bloque no podía ejercer una oposición responsable y porque de alguna forma supo que sus opiniones no serían valoradas de la misma forma que otras, en especial la de los dirigentes de La Cámpora encabezados por Máximo Kirchner, obedientes todos de los llamados telefónicos con los que la ex Presidente hace política, al menos hasta ahora.

Bossio lo dijo de otra forma: "Tenemos que hacer revisión y autocrítica de las elecciones en donde perdimos (...) Cuando algunos quisieron ver los errores cometidos, salieron a criticarlos". En ese "algunos", se incluía. En confianza y para amigos, Felipe Solá reveló que el hartazgo de Bossio hizo cima luego de la derrota peronista del 22 de noviembre. Había seguido como un militante más la campaña de Daniel Scioli y fue testigo de los errores y las trastadas que los K le hicieron al candidato y que contribuyeron de manera casi decisiva en el resultado electoral, amén de la gestión poco exitosa de Scioli a lo largo de ocho años.

 Charly Díaz Azcue 162
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Si el PJ está dividido es porque el quiebre se dio con el kirchnerismo, con la ex Presidente, a quien le dan las gracias por sus logros, y con los miembros de La Cámpora, autoproclamados cabeza y vanguardia de una "resistencia" peronista que evoca una épica lejana en ardores, intenciones y corajes a las ambiciones de los yuppies camporistas del siglo XXI que hasta ahora, reaccionaron con pocos reflejos ante el quiebre: publicaron el teléfono de Bossio para que lo escrachara el que quisiera, persisten en el aguante al acampe que pide la libertad de la jujeña Milagro Sala, acusada de defraudación y asociación ilícita, y mantienen otro acampe singular en un despacho del Congreso que ambiciona ocupar el hijo presidencial: como objetivos políticos parecen bastante endebles, pero también es cierto que el partido recién empieza.

El FpV ya no va a poder implementar el boicot parlamentario que tenía planeado

Las reacciones que provocó en el mundo K la secesión del Bloque Justicialista fueron desde la parquedad, pasando por la furia, hasta los intentos un tanto grotesco de restarle importancia al golpe, como los boxeadores que sonríen al ring-side para demostrar que no están groguis. La furia estuvo a cargo de la inefable Juliana Di Tullio, desencajada en la puerta de la sede del PJ, siempre más dispuesta a repetir con fervor ideas ajenas más que a exponer las propias, cargó contra Bossio y dijo algo parecido a aquello del que se va sin que lo echen. También reveló que la fuga de los diputados del ahora Bloque Peronista "va a permitirle a Macri tener quórum y aprobar lo que quiera". Es probable, aunque es más cierto que el FpV ya no va a poder implementar el boicot parlamentario que tenía planeado y que apuntaba a una Argentina ingobernable en nombre de la ya mentada "resistencia".

La parquedad estuvo a cargo del ex candidato a vicepresidente Carlos Zanini: "Es una mala noticia", dijo sobre la diáspora en el FpV. El ex ministro Julio De Vido escapó por los laterales y acusó al Gobierno de echar abajo en 50 días los logros del gobierno de los Kirchner. O mentía a sabiendas, o las conquistas no eran tales, o permanecen intocadas. Lo que no perduran son los ñoquis, pero esa es otra historia.

Por su parte, el jefe de los diputados del FpV, Héctor Recalde, puso especial empeño en afirmar que la fractura no afectaba al bloque y que todo (incluida la tumultuosa reunión del PJ) era un invento pergeñado por los medios hegemónicos, medios con los que Recalde, en su otra vida, mantuvo una cordial y fructífera relación.

El único que pareció poco enterado de todo, probablemente lo estaba, fue Scioli, que exhibió ante el disloque sus habituales dotes de componedor, hasta que la presión del debate y algunos gritos alterados le aconsejaron una retirada discreta, que encaró junto a su ex compañero de fórmula.

 Charly Díaz Azcue 162
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Mozart le hubiese puesto música a todo esto. Pero el baile que se viene es otro. El PJ elige autoridades el 8 de mayo. Algunos picaron en punta como candidatos a presidirlo, con suerte diversa. El inefable Guillermo Moreno, tan marchoso en otros tiempos, tuvo que huir de una confitería marplatense sin engullir ni una medialuna, perseguido por el abucheo de la gente. El llano es otra cosa.

La crisis en el PJ, dramática y picaresca como son siempre las crisis en el PJ, apenas pudo competir con el impacto del tremendo aumento de las tarifas eléctricas y del gas, que se avecina, el desmedido e incontrolable aumento en los precios de los comestibles y servicios, muchos de ellos sin justificación, (todo evoca al nefasto "Rodrigazo" de 1975, durante el gobierno de Isabel Perón) el primer paro de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) anunciado para el 24, aniversario del primer triunfo electoral de Perón y el escandaloso procedimiento de la Gendarmería en el Bajo Flores, que dejó de once heridos, entre ellos varios chicos, por balas de goma y de plomo, según investiga la Justicia.

Algunos caballos amenazan desbocarse y no estaría mal hacerles morder un poquito el freno.