Quién es Angelique Kerber, la alemana que destronó a Serena Williams en Australia

La tenista de 28 años impidió que la número uno del mundo igualara los 22 títulos de Grand Slam obtenidos por Steffi Graf. Venció a la menor de las hermanas norteamericanas en Melbourne

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De estar a un punto de perder en primera ronda del Abierto de Australia a romper en llanto por haberse quedado con el primer Grand Slam de su carrera. La carrera deportiva de Angelique Kerber dio un giro de 180° y tomó trascendencia mundial después de que venció a Serena Williams en la final disputada en Melbourne.

La alemana de 28 años evitó que la hermana menor de las Willams igualara a Steffi Graf con su 22° Gran Slam. Los flashes de los fotógrafos esperan por la coronación de la norteamericana pero cambiaron su dirección después de 2 horas y 8 minutos de juego.

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Kerber venció a Serena por 6-4, 3-6 y 6-4 y sumó su octavo título aunque este tendrá un lugar especial en sus vitrinas. El Abierto de Australia del 2016 será una marca imborrable para la carrera de esta alemana que expresó su pasión por el tenis cuando solo tenía tres años.

A los 15 años logró acceder al circuito profesional y comenzó a desandar un camino que la llevó a la gloria. Jugó por primera vez en un Grand Slam en el año 2007. Debutó compitiendo en Roland Garros, dónde perdió en primera ronda ante Yelena Dementieva.

Luego llegó el turno de probar suerte en Wimbledon pero allí también cayó en el inicio de la competencia. Perdió frente a Anna Chakvetadze. Su primera participación en el US Open tampoco tuvo un final feliz. Cayó ante Serena Willams en la primera ronda.

En el 2008 su suerte empezó a cambiar y obtuvo su primera victoria en un partido de Grand Slam. Venció a Maret Ani en el Abierto de Australia. Dio un paso adelante y logró quebrar la barrera de la primera ronda. En la segunda etapa cayó ante Francesca Schiavone.

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"Mi sueño se ha convertido en realidad. Soy campeona de Grand Slam. Toda mi vida he trabajado duro y ahora estoy aquí ¡Es increíble!", dijo la alemana minutos después de haber logrado un triunfo histórico en Australia. Emocionada y con los ojos empapados buscaba disfrutar de los segundos más emocionantes que generan los triunfos heroicos.

Mientras levantaba el trofeo del Abierto de Australia su rival en la final la aplaudía de pie. Serena Williams reconoció el triunfo de la alemana y luego del encuentro se dispuso a disfrutar de la ceremonia de cierre. Lejos de fastidiarse o dejar impreso en sus gestos el malestar de la derrota, la norteamericana tuvo un comportamiento ejemplar frente a la nueva campeona.

Cuando el último punto entró y el estadio estalló en un grito profundo y monocorde, Angelique Kerber se despojó de la raqueta y se desplomó sobre el suelo con la certeza de saberse ganadora. La tensión se escapó de su rostro y la sonrisa ganó una batalla descomunal ante la rigidez de sus pómulos. Con los ojos mirando al cielo y las piernas estiradas sobre el cemento, respiró hondo y se supo participe de un sueño con aroma épico.