Murió Marvin Minsky, el padre de la inteligencia artificial

El matemático e informático falleció a sus 88 años. Dedicó la mayor parte de su carrera profesional a demostrar que las máquinas podían replicar el mecanismo neuronal del cerebro humano. La ciencia lo llora

Compartir
Compartir articulo
  162
162

El mundo de la ciencia está de luto. Marvin Minsky, el matemático considerado el padre de la inteligencia artificial, murió el domingo a los 88 años a causa de un derrame cerebral. El informático, que en sus últimos años de vida era profesor emérito del Laboratorio de Media del Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT), dedicó gran parte de su vida a demostrar que las máquinas podían desarrollar un razonamiento similar al de los seres humanos.

Minsky nació en Nueva York en 1927 y logró consagrarse en el campo informático. Su libro La Sociedad de la Mente logró catapultarlo a la cima de la ciencia informática mundial. De hecho, gracias a ese libro, recibió el premio Turing, el honor más alto en ciencia informática.

"Fue el experto más importante en la teoría de la inteligencia artificial y su libro La Sociedad de la Mente, se consideró una exploración trascendente de la estructura y la función cerebral", detalló el propio MIT en su obituario.

La publicación fue un símbolo de referencia para investigaciones futuras, especialmente en el análisis sobre la capacidad de las máquinas para replicar los mecanismos neuronales. Minsky profundizó su investigación en el campo a lo largo de toda su carrera y su último libro fue, precisamente, La máquina emocional: el sentido común, la inteligencia artificial y el futuro de la mente humana, publicado en 2006.

Su libro "La Sociedad de la Mente", publicado en 1969, se convirtió en una referencia para investigaciones futuras

Misnky se licenció en matemáticas en la Universidad de Harvard en 1946, pero su mayor enriquecimiento académico se dio durante su doctorado en la Universidad de Princeton, donde, según sus propias palabras, se rodeó de "gente brillante" que le permitió ser un pionero en la materia.

En 1959, Minsky vivió un antes y un después en su carrera científica. Durante sus primeros años como profesor en el MIT, conoció a John McCarthy, quien en el futuro se convertiría en su mano derecha y con el que fundaría el llamado "Laboratorio de Inteligencia Artificial". Allí se establecieron muchas de las bases en las que se apoyan hoy las investigaciones de uno de los campos más importantes de la ciencia.

Desde sus primeros años en la informática, Minsky tuvo un objetivo claro: "Brindarles a las computadoras un sentido común". La obsesión del informático se centró en descifrar los procesos neuronales del cerebro humano para luego permitir que las máquinas pudieran imitarlos y, si se pudiera, superaran la capacidad de las propias personas.

"Pocas veces apreciamos lo fantástico que puede llegar a ser que una persona pueda pasar toda su vida sin cometer un error realmente grave, como meterse un tenedor en el ojo o salir por la ventana en lugar de salir por la puerta", escribió Minsky en La Sociedad de la Mente.

  162
162

Su rol en la ciencia informática excedió incluso a su propio ámbito de estudio. De hecho, el director de cine Stanley Kubrick recurrió a él para recrear la entonces potente computadora HAL 9000, que apareció en la mítica película 2001: Odisea del Espacio, de 1968. Ya en ese entonces, Minsky tenía claro que en algún momento de la humanidad, las computadoras y robots podrían simular la capacidad de funciones del cerebro de las personas.

A lo largo de las últimas décadas, Minsky se mostró algo decepcionado por los avances de las investigaciones sobre la inteligencia artificial: "Los últimos grandes avances se dieron entre las décadas del 60 y del 80 del siglo XX. En los últimos años, no vi nada que me sorprenda porque la financiación se enfocan más en aplicaciones de corto plazo que en ciencia básica", dijo, tras recibir el premio Fronteras del Conocimiento.

Así y todo, Minsky pudo darse el lujo de haber corroborado que aquello que él vislumbró en su juventud se transformó en algo real en la actualidad: "Todo el que diga que hay diferencias básicas entre la mente de los hombres y las de las máquinas del futuro, está equivocado".