El cóctel de Nicolás Maduro que lastima a Venezuela: escasez, petróleo, inflación, inseguridad y censura

Un artículo publicado en The Economist analiza la situación del país gobernado por el régimen de Nicolás Maduro. A pesar de todo, advierte una luz: la reciente victoria de la oposición en las parlamentarias

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The Economist hizo un balance de la situación política, económica y social que atraviesa Venezuela por estos días. El artículo hace hincapié en el triunfo opositor en la Asamblea Nacional, en las medidas tomadas por el presidente Nicolás Maduro en materia económica (enfoca en subrayar la escasez de alimentos, las colas y la inflación) y también se refiere a la inseguridad en el país.

"La victoria electoral de la oposición en diciembre mostró que la democracia está todavía viva", concluye tras enumerar la cantidad de problemas que afectan a la población.

El artículo comienza afirmando que de todas las palabras poco alentadoras utilizadas ??para describir el estado del país que gobierna, "desastre" es la que más le gusta al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Tal vez sucede eso, afirma The Economist, porque es las más acertada para describir la situación que atraviesa el país.

Bajo su mandato, la nación ha entrado en una fuerte caída. Maduro restringió la publicación de cifras económicas oficiales. Sin embargo, aquellas que se han divulgado confirman que 2015 fue un año muy malo y que 2016 va a ser aún peor.

"Maduro no logró convencer a los votantes de que es un digno heredero de Hugo Chávez"

Maduro no logró convencer a los votantes de que es un digno heredero de Hugo Chávez. En las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) obtuvo dos tercios de los escaños, la primera vez que ha ganado una elección nacional desde que Chávez llegó al poder en 1999.

El índice de aprobación de Maduro no está muy por encima del 20%. La nueva Asamblea Nacional está comprometida en una lucha de poder con el régimen. El Tribunal Supremo, que se puede contar aliado al Gobierno, ha dictaminado que tres diputados de la oposición no pudieran ser juramentados, privando a la MUD de su "mayoría calificada".

El precio del petróleo, que proporciona el 95% de los ingresos de divisas de Venezuela, ha dictado durante mucho tiempo la popularidad de sus líderes. Los ingresos del Gobierno a partir del crudo hasta noviembre de 2015 fue de dos tercios menor que en el mismo periodo del año anterior. El precio del petróleo ha caído aún más desde entonces.


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Con menos dinero que entra y la demanda de importaciones que sigue siendo fuerte, el valor de las reservas de divisas de Venezuela se ha reducido de forma alarmante. Una caída durante 2015 en el precio del oro, de la cual Venezuela tiene participaciones significativas, ha contribuido a la disminución de las reservas.

La caída actual del petróleo sería un golpe duro para quien esté en el poder, dice The Economist. Sin embargo, el régimen ha agravado enormemente el daño con políticas que, aunque diseñadas para favorecer a los pobres, terminan empobreciendo a ellos y al Estado.

Las políticas tomadas por el Ejecutivo y la escasez de divisas de cambio han conducido a una grave escasez de productos de primera necesidad, obligando a la gente a hacer colas durante horas para comprar artículos. Los analistas creen que la inflación real es de al menos un 200% y algunos predicen una hiperinflación para este 2016.

"Las políticas tomadas por el Ejecutivo y la escasez de divisas de cambio han conducido a una grave escasez de productos de primera necesidad"

El gobierno ha tratado de mantener bajos los precios con un sistema de controles de cambio. El país cuenta con tres tipos de cambio legales, incluyendo uno que valora el bolívar en 6,35 por dólar. Los venezolanos con conexiones en el gobierno pueden obtener dólares a este ritmo ridículamente barato, una importante fuente de corrupción. Pero en el mercado no oficial, el bolívar vale alrededor de 130 veces menos.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el PIB de Venezuela se contrajo en un 10% en 2015, lo que la convierte en la peor situación económica que atraviesa un país del mundo. El Gobierno admite que la contracción fue del 7,1% hasta el tercer trimestre de 2015.

Cualquiera que sea la cifra real, la fuerte recesión está socavando una de las reivindicaciones más orgullosas del régimen: que bajo su gobierno la pobreza en Venezuela ha caído. La pobreza extrema de hecho ha disminuido bajo el chavismo (como lo ha hecho en todo el mundo), pero no tanto como el Gobierno sostiene. Perú ha hecho un mayor progreso que Venezuela, donde en general la pobreza se ha mantenido estática desde 2000.

En enero de este año, Maduro nombró un nuevo equipo económico, pero hay dudas sobre su voluntad de abordar los problemas de la nación. El ministro encargado de la economía, Luis Salas, es un sociólogo de izquierda que, como otros en el gobierno, atribuye los problemas del país a una "guerra económica".

"La seguridad es una preocupación importante"

Estudios recientes han demostrado que, además de la economía y la escasez, la seguridad es una preocupación importante. El gobierno dejó de publicar estadísticas del crimen en 2005, aunque admite que hay un problema. El fiscal general ha dicho que la tasa de homicidios de Venezuela el año pasado fue de 62 por cada 100.000 personas, diez veces el promedio mundial.

El Observatorio Venezolano de Violencia, un instituto de investigación independiente, dice que la tasa es más alta. La tasa de homicidios en Caracas es la más alta en la región.

El gobierno trata de mantener desinformados a los venezolanos a través de su dominio de los medios de comunicación. Chávez inició el proceso del cierre de la libertad de prensa y el presidente Maduro ha continuado esa política. Sólo un periódico nacional es relativamente independiente. La televisión estatal está llena de horas de propaganda a favor del Gobierno.

Maduro, su esposa Cilia Flores y el ex presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, tienen sus propios programas de televisión semanales. Los políticos de la oposición, varios de los cuales han sido encarcelados, dependen de las redes sociales para transmitir su mensaje.

Aunque el régimen ha hecho lo imposible para acallar las voces disidentes, la victoria electoral de la oposición en diciembre mostró que la democracia está todavía viva.