Insólito asalto a un comercio: "Perdoname. Yo robo para la Iglesia"

Una comerciante de la localidad de Villa Constitución denunció el quinto robo que sufre en su local. El más "bizarro" de todos, aseguró

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Un robo "muy bizarro" tuvo lugar el pasado viernes en la localidad de Villa Constitución, al sur de la provincia de Santa Fe. Así lo calificó la comerciante que sufrió el atraco, en la agencia de lotería que atiende sobre la calle Dorrego al 1900, donde ya fue víctima de cinco asaltos.

Este, sin embargo, fue el más insólito. El ladrón era tan extraño que primero la amenazó, luego la bendijo, le pidió perdón por robarle y al retirarse con el dinero le dijo que robaba "para una iglesia".

"Esto fue el viernes a las 6 y media pasaditas, yo estaba armando la cartelería de la quiniela y cuando me di vuelta tenía una persona parada en la puerta (se abre con un portero eléctrico). Me di cuenta que era el chico que habitualmente está sentado en la vereda de enfrente y le abrí", explicó Clara Carrillo al diario local El Sur.

El aspecto del joven y el hecho de que su rostro le resultaba familiar hizo que la mujer se confiara. Jamás sospechó que se tratara de un delincuente: "Pensé que venía a comprar, venía sin gorrita, sin lentes, sin nada que le tapara la cara. Me ha pasado que ha venido otro 'famoso' a comprar cigarrillos, compraba y se iba. Deja un bolso negro sobre el freezer (el local también cuenta con kiosco), se para frente al mostrador y tranquilamente me dice: 'Dame todo lo que tenés porque tengo un arma y estoy dispuesto a todo", relató la mujer.

Si bien hizo un ademán como si llevara un arma de fuego en la cintura, nunca la exhibió. Así y todo, la actitud de la comerciante fue siempre mostrarse dispuesta a entregar el dinero que había venido a buscar el ladrón.

"Lo único que le dije es que hiciera rápido y no me hiciera nada porque estoy embarazada, le mentí, es lo único que se me ocurrió. Entonces me dijo, tocándome la panza: 'No mamita, ¿cómo te voy a hacer algo, yo también soy padre?'. Fue todo muy bizarro", contó Carrillo. Y agregó que a diferencia de otros delincuentes que "visitaron" su comercio, este le llamó la atención por la tranquilidad con la que se manejaba.

"Yo quería que se vaya, no quería que entrara gente, clientes, algún familiar. La caja se cayó al piso, juntaba las monedas. Y le digo: 'Ya tenés mucha plata, andate que va a entrar gente'. 'Y bueno, si entra gente se armará', me contestó".

Y seguido de eso, la amenazó: "Mamita, ahora vos te vas a quedar tranquila, no vas a salir. No me vayas a denunciar a la Policía porque yo vuelvo. Mirá que yo te conozco, se dónde vivís, dónde trabajás, tus horarios. Si vos me denunciás yo vuelvo".

Carrillo le respondió que se quedara tranquilo, que ella no iba a salir, que iba quedarse en el local y que iba a tomar un vaso de agua porque se sentía descompuesta.

Fue en ese momento cuando, antes de retirarse, el ladrón se paró frente a su víctima le tocó la panza de nuevo y le dijo: "Que Dios te bendiga". Luego tomó sus manos y le pidió "perdón". Y antes de irse se paró, miró a Carrillo y le "confesó": "En realidad yo robo para la iglesia". Y se fue.

De acuerdo al relato de la mujer, al salir del local el delincuente intentó que un joven con una moto lo llevara, asegurándole que le iba a pagar el viaje, pero ante la negativa del motociclista, el delincuente huyó a pie. Carrillo supo después que sobre el ladrón pesaba un pedido de captura, lo que aumentó su indignación sabiendo que había estado una semana entera sentado, frente a su negocio, en Dorrego al 1900, sin que ningún efectivo policial lo advirtiera.