El Abierto de Australia es uno de los cuatro torneos estelares de la temporada tenística, el grande que abre el año y que más allá de sus incontables atractivos, es famoso por el intenso calor bajo el que se juega, con temperaturas que llegan a tocar los 40 grados. En 2014 los tenistas debieron afrontar la ola de calor más importante de las últimas décadas, mientras que por estos días varios protagonistas se han visto sofocados por la temperatura.
Tal fue el caso ayer del número 1 del mundo, Novak Djokovic, quien en los cambios de lado se colocaba toallas con hielo en la cabeza, y hoy del norteamericano Jack Sock (23°), al que se lo vio notablemente afectado por los 32 grados que se registran en Melbourne.
Sock llevaba 1 hora 23 minutos de juego y había conquistado el primer set por 6-4, pero luego su nivel decayó de manera acelerada y se mostró falto de reacción ante su rival, su compatriota Taylor Fritz (155°), quien lo superó 6-3 en el segundo y estaba 5-0 en el tercero cuando el primero lanzó su raqueta al piso y pidió asistencia médica.
Después de unos minutos, Sock regresó al campo de juego.
Desde la edición 2015 del torneo asiático, la organización modificó la regla conocida como del calor extremo que hasta entonces, cuando la temperatura superaba los 35 grados, obligaba a terminar los partidos ya comenzados mientras que impedía el comienzo de los siguientes hasta tanto no bajara, lo que provocó distintas quejas de los tenistas en cuanto a que los que ya se encontraban en juego debían soportar la temperatura y otros contaban con la ventaja de esperar que el termómetro se entibiara.
En este sentido se decidió hace un año que todos los partidos serán suspendidos y/o retrasados si la temperatura llega a los 40 grados para retomarse una vez que esta descienda.