Cómo evitar que los presos se fuguen de las cárceles

La falta de garantías de seguridad en las prisiones es una realidad común a toda América Latina, desde México hasta Argentina. Razones de esa vulnerabilidad y claves para combatirla

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El líder del cártel de Sinaloa podría ser extraditado a Estados Unidos AFP 163
El líder del cártel de Sinaloa podría ser extraditado a Estados Unidos AFP 163

Joaquín El Chapo Guzmán, el narcotraficante más buscado del mundo, fue capturado por la Marina mexicana el pasado 8 de enero. Lo que podría ser un motivo de orgullo para las autoridades lo es sólo en parte, porque es la tercera vez que lo capturan, luego de que se fugara de dos cárceles de máxima seguridad, en 2001 y en 2015.

El gran debate de la hora en México es si extraditar o no a El Chapo, que es reclamado por la justicia de Estados Unidos. Nadie discute que lo que correspondería es juzgarlo y condenarlo en el país. Pero algunos analistas y políticos creen que la única garantía de que cumpla su pena es la extradición, porque las cárceles nacionales no ofrecen certezas. ¿Qué pasaría si se vuelve a escapar?

En el otro extremo de América Latina las preocupaciones son bastante similares. Argentina está aún conmovida por la cinematográfica fuga de tres criminales condenados a prisión perpetua por el asesinato en 2008 de tres traficantes de efedrina, de estrechos nexos con carteles mexicanos.

El gran debate de la hora en México es si extraditar o no a El Chapo

Los hermanos Martín y Cristian Lanatta, y Víctor Schillaci, se escaparon el 26 de diciembre de una cárcel de máxima seguridad en la provincia de Buenos Aires, y fueron recapturados dos semanas después, entre el 9 y el 11 de enero. Por el momento están alojados en el Penal de Ezeiza, que depende del Sistema Penitenciario Federal, y que es, en principio, uno de los más seguros del país. Pero las autoridades no saben qué hacer para garantizar que no se vuelvan a fugar. Es que el suyo no fue un caso aislado: en los últimos tres años se evadieron 1.198 reclusos de prisiones bonaerenses.

¿Por qué son tan vulnerables las cárceles en América Latina? ¿Cómo se podría reducir al mínimo el riesgo de fuga?

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La causa que está detrás de todas las fugas


"En términos de infraestructura, las cárceles de México cumplen con todos los requisitos de máxima seguridad, y están en condiciones de albergar a delincuentes de enorme talla en términos de trayectoria criminal. En América Latina hay muchas prisiones con dispositivos electrónicos sofisticados, que permiten la detección de movimientos en los pisos, el traqueo a partir de pulseras en tobillos o muñecas, sistemas de videovigilancia, y cercos perimetrales sensibles", explicó a Infobae el sociólogo Nelson Arteaga, investigador especializado en dispositivos de vigilancia de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede México.

"El problema es que los recursos humanos que están a cargo son vulnerables, tanto por la corrupción, como por el temor que generan las amenazas que pueden recibir. Una fuga como la que se vivió en México sólo habría sido posible con la complicidad de gente que trabaja en el sistema penitenciario. Esos criminales son capaces de movilizar recursos, y cualquier cárcel es permeable en ese sentido, por más dispositivos de contención de alta tecnología que tenga", agregó.

Por la última fuga del Chapo hay varios funcionarios penitenciarios con procesos judiciales abiertos. Hubo muchas irregularidades. Las personas que estaban a cargo de las cámaras de videovigilancia no podían obviar que el comportamiento del prisionero no era el habitual, que hacía cosas prohibidas por el protocolo. Además, los vigilantes escuchaban lo que sucedía en la celda, así que es imposible que no hayan percibido el golpeteo generado por la apertura del boquete.

"El problema es que los recursos humanos que están a cargo son vulnerables"

"En el caso de los centros de detención de máxima seguridad, la principal carencia es del recurso humano apropiado. En cuanto a la segunda fuga de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, las pruebas y testimonios documentales hechos públicos señalan, que al igual que la primera evasión efectuada del penal federal en Puente Grande Jalisco, también de máxima seguridad, fue posible sólo debido a la participación activa y/o pasiva de funcionarios y custodios penitenciarios. La corrupción del personal que debía vigilarlo fue el actor clave en el hecho", dijo José García Gómez, investigador en seguridad de la Universidad Autónoma de Baja California, México, consultado por Infobae.

En la misma línea opinó el General Gustavo Adolfo Ricaurte, ex director del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario de Colombia (INPEC). "¿Quiénes manipulan los sistemas biométricos? Seres humanos. ¿Quiénes manejan los centros de control de mando? Seres humanos. ¿Quiénes hacen las revisiones? Seres humanos. O sea, las personas siempre están involucradas. En todas las fugas hay una falla humana, o una tecnológica acompañada de una falla humana. Por eso hay que tener plena confianza en los agentes que están a cargo de la seguridad penitenciaria. Hay que pagarles buenos salarios, y tener sistemas de meritocracia y de control", dijo en diálogo con Infobae.

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Cómo reformar las cárceles


"Los sistemas penitenciarios —dijo García Gómez— son el fiel reflejo de sus sociedades. Creo que los mejores sistemas de detención están en las sociedades con mejores índices de desarrollo humano. En este caso, destacan los de Noruega y Canadá. En principio tienen una buena diferenciación y clasificación de su población detenida respecto de su grado de peligrosidad, observan respeto a los derechos humanos de los reclusos, mantienen buenos programas de readaptación, amén desde luego de infraestructura apropiada acorde con el tipo de población detenida".

Es por este arraigo tan fuerte en la cultura institucional de los países que las reformas de envergadura en sistemas complejos como el carcelario son muy difíciles de llevar a cabo. Por eso muchos mexicanos se resignan y prefieren extraditar a El Chapo Guzmán, para estar seguros de que al menos cumpla la condena que le corresponde.

"Los que promueven la extradición a Estados Unidos sostienen que allí es más difícil una fuga"

"Los que promueven la extradición a Estados Unidos sostienen que allí es más difícil una fuga. En primer lugar porque se cortan los posibles lazos de comunicación y las redes del criminal con su base organizativa, lo que dificulta mucho más la movilización de recursos humanos y materiales. Además es un aparato penal mucho menos vulnerable a la corrupción. No impenetrable, pero menos permeable que el mexicano. Es un sistema más estricto para cierto tipo de criminales, como los narcotraficantes", sostuvo Arteaga.

Más allá del debate puntual por el caso de Guzmán, siempre hay cosas que se pueden hacer para mejorar el funcionamiento de las instituciones, y las prisiones no son la excepción. De hecho, en los últimos años hubo algunas experiencias exitosas en América Latina, como la que protagonizó Ricaurte al frente del INPEC colombiano, entre 2010 y 2013.

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"Se revisó lo que pasaba con la guardia penitenciaria y se la profesionalizó. Se creó un sistema de ingresos que permitió escoger a los mejores hombres. Se buscó cómo disciplinar al cuerpo, y se tomó el modelo de la Policía Nacional. También se hizo un estudio sobre los tipos criminológicos que conviven dentro de los penales, de acuerdo a los delitos que cometieron. En función de eso se hizo una reubicación de los internos", contó Ricaurte.

"Lo más importante es dignificar a los agentes, y disciplinar a las unidades. Primero hay que poner énfasis en la formación académica de los postulantes, que deben reunir requisitos mínimos para ingresar, como ser bachiller y tener buenas calificaciones. Segundo, hay que hacer un examen de ingreso en el que opere la meritocracia. En Colombia se presentaron 14 mil personas para cubrir 2.500 vacantes. Después están los salarios, que tienen que ser buenos. Hay que pagar primas de seguridad y de riesgo", agregó.

"Lo más importante es dignificar a los agentes, y disciplinar a las unidades"

Si la falencia más grande que tienen los centro de reclusión de la región es la falta de preparación del personal, y su permeabilidad frente a la corrupción, es evidente que la primera respuesta tiene que apuntar a mejorar el cuerpo de guardias. Pero hay otras fallas, que tienen que ver con la falta de organización y con la precariedad en las condiciones de vida de los presos, que no son tan difíciles de resolver y que podrían evitar muchos problemas.

"¿Por qué los reclusos ingresan celulares? —se preguntó Ricaurte— Muchas veces, porque los teléfonos disponibles no funcionan. ¿Por qué protestan por la comida? Porque no hay un sistema ordenado según las calorías que debe consumir cada uno, dependiendo de si son hombres o mujeres, y de acuerdo a la edad".

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Cuando uno no sabe cuántos internos tiene,

cuántos salen durante el día y regresan a la noche, si son casados o solteros, si tienen o no hijos, en cuántas cárceles estuvieron antes, cuáles son sus dificultades de salud, y hasta qué comen y qué no, tiene un sistema penitenciario con serias fallas. Son problemas de organización y disciplina", concluyó.