La historia de los "cachorros del Estado Islámico" que fueron obligados a matar a sus familias

El grupo terrorista fuerza a los niños que recluta en Siria e Irak a asesinar a sus padres "no creyentes". Los que se niegan sufren las consecuencias. Relatos de algunos menores que pudieron escapar

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Los niños reclutados por el Estado Islámico revelaron que fueron arrebatados de sus hogares por el grupo terrorista y obligados a asesinar a sus propias familias. En caso de negarse, serían sometidos a salvajes castigos.

Nouri, un niño de apenas 11 años, quedó con una pierna rota después de haber rehusado convertirse en uno de "los cachorros del califato".

Aquellos menores que lograron escapar de las garras de ISIS describieron cómo fueron adoctrinados por los yihadistas para, entre otras cosas, ejecutar a sus padres "no creyentes".

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Aziz Abdullah Hadur, comandante kurdo, sostuvo que, además, los terroristas del Estado Islámico con frecuencia envían a los niños con chalecos explosivos ocultos, consigna Daily Mail.

Hadur reconoció que sus hombres fueron testigos de que numerosos niños reclutados por ISIS luchaban en la primera línea.

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"Muchas veces, cuando nos enfrentamos a ISIS, hemos visto a los niños en la primera línea y utilizando chalecos explosivos. Les lavan el cerebro", manifestó en diálogo con CNN.

El comandante kurdo explicó que, ante esa situación, se enfrentan con frecuencia a otro desafío, más allá de combatir a los yihadistas: ayudar a los niños que logran escapar del grupo terrorista.

"Es una decisión increíblemente difícil. Yo no sé qué hacer, porque si no los matas, matarán ellos", lamentó Hadur.

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Un niño reclutado por el Estado Islámico reveló el impacto emocional que significó ser apartado de sus padres para convertirse en un yihadista. "No se nos permitía llorar, pero yo pensaba en mi madre. Cuando pensaba en ella preocupada por mí, me daban ganas de llorar en silencio", narró.

"Cuando nos escapamos y vi a mi madre, fue como volver a la vida", agregó.

Sin embargo, otros niños que también pudieron escapar no lograron volver a ver a sus familias y ahora viven en campamentos de refugiados en el norte de Irak, muy golpeados psicológicamente.