Qué hay detrás del pase a retiro de siete comisarios de la Policía Bonaerense

Un shock de desconfianza tras la fuga de los sicarios del triple crimen llevó a María Eugenia Vidal y a Cristián Ritondo a remover jefes de zonas como San Martín, Tres de Febrero y La Matanza

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 Télam 162
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Para la gobernadora María Eugenia Vidal y el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, el término "purga" suena un tanto drástico. "Reestructuración" es el que prefieren. Pero en la gobernación y en los despachos ministeriales de La Plata, la "reestructuración" llegó antes de lo planeado.

Fuentes de peso en el gobierno bonaerense afirmaron a Infobae que el shock de desconfianza producida por sucesivas impericias y supuestas complicidades de uniformados en la recaptura de los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci llevó al repentino pase a "retiro activo" de siete comisarios generales con roles cruciales en el entramado territorial de la Policía Bonaerense, según oficializó el Ministerio de Seguridad en un comunicado hace pocas horas.

No se trató sólo de bleffs en buscar a los tres autores materiales del triple crimen de General Rodríguez: la inseguridad en zonas como La Matanza fue otro ítem de peso que cayó sobre la cabeza de Miguel Ángel Alanis, a cargo de la superintendencia de Seguridad Oeste, lo mismo las jurisdicciones de San Martín y Tres de Febrero, bajo la autoridad de Miguel Ángel Maccario.

La decisión también se trató de achicar los mandos. Ritondo, al asumir, se encontró con 44 comisarios generales. El nuevo ministro, aseguran voces ministeriales, buscaría reducir ese número por la mitad. "Esto que hay hoy es una pirámide invertida; lo que hace falta es una pirámide normal", asegura a este medio una voz de peso.

La intención original de Ritondo era comenzar este proceso en marzo próximo; las nuevas circunstancias apuraron el plan. ¿Es una cuestión presupuestaria? Alejandro Granados, ex ministro de Seguridad de Daniel Scioli, había hecho crecer exponencialmente el esquema: más de 140 DDIs en toda la provincia, con jefes elegidos por sus intendentes y 18 mil policías locales entrenados de forma exprés. El nuevo ministro llegó para encontrar las arcas "igual que en el resto de la Provincia", afirmó una voz jerárquica, torciendo los labios.

Hoy Ritondo limita su círculo de confianza en la fuerza al nuevo jefe policial Pablo Bressi, ex cabeza de Drogas Ilícitas y su segundo, Fabián Perroni, ex titular de la departamental Luján-Rodríguez. El primer estruendo se oyó en la DDI de Quilmes, con la remoción de su jefe, el comisario mayor Roberto di Rosa. Rodolfo Ojeda, a cargo de la Superintendencia de Quilmes-Florencio Varela, espera una nueva designación de puesto.

Había motivos para señalar a la zona en la trama de la fuga: escuchas detectaron que al menos un policía en la causa, de nivel medio en la jerarquía, fue hallado en conversaciones con un amigo de Marcelo "El Faraón" Melnyk, preso por ayudar a los tres prófugos, paradójicamente detenido por la DDI quilmeña. El efectivo terminó separado de la fuerza rápidamente. Néstor Larrauri, jefe de la Superintendencia de Investigaciones de la provincia con 140 DDIs a su cargo, fue quien lideró la pesquisa que llevó a detener a Melnyk en su quinta y a allanar a Franco, hermano de Víctor Schillaci.

De cara a la situación, Larrauri –varias veces ternado a jefe de policía, incluso para la nueva gestión de Cambiemos– dialogó con Bressi y acordó, para ayudar a la transparencia del proceso, dar un paso al costado de su cargo. Hoy, espera ser designado en un nuevo puesto.

En Almirante Brown, asegura un investigador del caso, otro efectivo fue hallado en charlas con Melnyk mismo. Entre la lista de comisarios generales pasados a retiro se encuentra Oscar Terminiello, a cargo de la Superintendencia de la zona. Rubén Alberto Lobos, responsable de la Superintendencia de Seguridad Vial, tuvo que dejar su puesto de cara a que los Lanatta y Schillaci circularon por la provincia hacia Santa Fe sin mayores impedimentos.

Hay una excusa acaso más formal: la gran mayoría de los comisarios generales en la lista tiene más de 32 años de servicio, lo que abre la puerta al retiro según la ley orgánica de la Bonaerense. Otras versiones son más inquietantes: voces que conocen a la fuerza aseveran que muchos de ellos serían leales todavía a Hugo Matzkin, el ex número uno de la Policía Provincial. Pero ninguna de las fuentes consultadas puede decir si hay ya reemplazos designados para todos los comisarios pasados a retiro.

"Si sacaron siete, si es que quieren achicar, no creo que sumen siete más", calcula una fuente con años en la fuerza. Otro veterano con alto cargo lanza: "Calculo que serán reemplazados por gente de confianza. Si la nueva administración la tiene, no lo sé. No es la primera vez que pasa, no es un delirio; te diría que es normal. Pasa por un tema de confianza de jefe de policía y ministro. Si no te ajustás a lo nuevo, listo. No creo que los comisarios pasados a retiro hagan problemas tampoco. Es una jubilación adelantada".

¿Es la corrupción policial el problema? En diversos foros, fiscales de la provincia señalaron a viva voz el último año signos claros de impericia en las departamentales con las que les toca trabajar: Ritondo ya convocó a varios para encarar el problema colectivamente en los próximos meses y oír sus inquietudes. Un funcionario judicial provincial lanza su descontento: "La Policía hace tiempo que deja mucho que desear, no va ni para atrás ni para adelante. He tenido reuniones al respecto, lo he llevado a la Procuración. No tenemos a nadie con quien investigar. Uno depende de un policía de confianza o de hacerlo nosotros mismos enfrentando grandes riesgos. Es realmente un problema".

Hoy, el ministro delega en el jefe Bressi una tarea áspera, de cara a sospechas de connivencia de policías con las estructuras políticas de los municipios. Al nuevo jefe le toca revisar, nombre por nombre, los pliegos de nominaciones de los intendentes para cubrir cargos en sus distritos. Hay irregularidades. Por ejemplo, un intendente nominó a un comisario ya retirado.