El video es un testimonio desgarrador del incalculable daño que se le puede causar a un animal cuando se lo maltrata. En los primeros segundos se puede ver a Monica Mitreanu intentando acariciar a Priscilla, la perra que ella misma había rescatado días antes.
Lo que para cualquier mascota sería un momento de goce y felicidad, para ella era aterrador. Con el rabo entre las patas, se acurrucaba y emitía un llanto ensordecedor.
La explicación es sencilla. Para Priscilla, que una persona se le acerque significaba violencia y sufrimiento, porque siempre había sido así. Por eso, no podía decodificar el verdadero sentido de una caricia. Sólo tras varios segundos la perra comenzó a entender que Monica no quería hacerle daño.
Afortunadamente, semanas después una familia la adoptó, y su vida cambió para siempre. Como se puede ver en la segunda parte del video, al recibir amor se convirtió en un nuevo ser. Llena de energía, mueve la cola, corre de un lado a otro y juega con sus nuevos amos. Es feliz.