Eugenio Figueredo, de vender autos a estar procesado por el escándalo en la FIFA

La historia del hombre que comenzó vendiendo automóviles, llegó a ser considerado el salvador del fútbol uruguayo y ahora pasará Navidad en la cárcel

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 EFE 163
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Eugenio Figueredo realizó sus primeros pasos como lateral derecho en el ya extinto Huracán Buceo, mientras juntaba dinero vendiendo autos usados en una agencia de Montevideo.

"Quince años atrás, vendía autos usados en Uruguay y hoy es multimillonario", declaró hace algunos años, con respecto a él, el ex arquero de la selección paraguaya de fútbol José Luis Chilavert.

Luego de su retiro comenzó su carrera como dirigente y llegó a ser presidente de la institución donde se desempeñó como futbolista entre 1971 y 1972.

Pero empezó a codearse con los grandes directivos del deporte en una cena-fiesta de aniversario del club Neptuno, uno de los pioneros del waterpolo en Uruguay, en la que participó Joao Havelange, presidente de la FIFA en aquel entonces y ex waterpolista.

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Allí, Figueredo tuvo el descaro de ocupar un asiento en una mesa junto al máximo dirigente del fútbol mundial, adelantándose a otras personalidades del deporte que jamás olvidaron su rostro aquel día.

A partir de ese evento, el ahora ex directivo de 83 años empezó a escalar posiciones entre sus colegas y se convirtió en 1993 en vicepresidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).

Cuatro años más tarde, recibió un llamado desde su país natal. "Yo vivía en Estados Unidos, a mí me llamaron para ser presidente", declaraba en diálogo con el diario local El País.

De esa manera, en 1997 se transformó en el máximo responsable de la Asociación Uruguaya de Futbol (AUF), que por aquel entonces no pasaba por momentos de esplendor.

"Figueredo llenó un avión con dirigentes en 2002, les pagó el viaje y así se aseguró los votos para reelección"

"Los jugadores de la selección se vestían en la tribuna América, cruzaban el parque y entrenaban en la cancha de Miramar (un pequeño cuadro local). No existía el Complejo de la AUF (lugar de entrenamiento de la selección). Había que comprar las camisetas de Uruguay. No tenía acuerdos con ninguna pelota, había que comprarlas. No había patrocinadores", explicaba Figueredo en la misma entrevista.

Para conseguir un nuevo mandato, "Figueredo llenó un avión con dirigentes en 2002, les pagó el viaje y así se aseguró los votos para reelección", reveló el periodista uruguayo Mario Bardanca.

Sin embargo, en 2006 tuvo que dejar el cargo en la AUF por presión del presidente de la República, Tabaré Vázquez, y del entonces ministro de Deportes, Héctor Lescano, por una serie de acusaciones de irregularidades vinculadas a la venta de los derechos de televisación de partidos internacionales.

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Por otra parte, mantuvo su cargo como vicepresidente de la Conmebol hasta 2013, cuando reemplazó al paraguayo Nicolás Leoz, y duró hasta el 8 de agosto del 2014, cuando asumió Juan Ángel Napout. Los tres están siendo investigados en la causa de corrupción FIFA.

"Cuando tenga 90 años, tal vez escriba un libro y el título será Con los votos en contra, porque nunca tuve votos a favor", contaba el directivo de 83 años en 2014, cuando era uno de los pocos dirigentes que defendía al delantero Luis Suárez luego del mordisco que le dio al italiano Giorgio Chiellini durante la Copa del Mundo Brasil 2014.

Toda su carrera se vio terminada de manera definitiva el 27 de mayo de este año, cuando agentes del FBI ingresaron a un hotel de Zúrich, Suiza, y se lo llevaron detenido junto a otros dirigentes, acusado de corrupción en una causa llevada adelante por la fiscal general de los Estados Unidos, Loretta Lynch.

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Sin embargo, la Justicia del país europeo le dio prioridad al pedido de extradición por parte de Uruguay y en la tarde de hoy Figueredo aterrizó junto a sus abogados y fuerzas de seguridad en Montevideo.

La Justicia del país sudamericano lo acusa de conformar una "organización criminal" dentro de la Conmebol, junto a otros dirigentes, que se apropiaba de dinero que tendría que haber ido a parar a clubes, a jugadores y a la propia organización.

Luego de declarar durante más de 4 horas frente a la jueza Adriana de los Santos, se le rechazó el pedido de prisión domiciliaria prevista por la legislación local para mayores de 70 años, como había solicitado la abogada defensora Karen Pintos.

Además, el procesamiento fue pedido por el fiscal Juan Gómez, que incluso volvió a ordenar el embargo de propiedades y de cinco millones de dólares del ex presidente de la AUF.

Las penas previstas en el Código Penal uruguayo para los delitos de los que se le acusa van de 2 a 15 años de prisión.

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