Después de perder las elecciones el Gobierno de Cristina inundó el mercado de pesos

Desde el 23 de noviembre el Banco Central inyectó más de $51.000 millones, un 12% de la cantidad total de dinero en circulación, para financiar al Tesoro

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 Nicolás Stulberg 162
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La contrapartida de la catarata de decisiones administrativas y decretos de necesidad y urgencia que elevaron el gasto público en más de $140.000 millones en los últimos 19 días de gestión del gobierno de Cristina Kirchner y el tándem Axel Kicillof, en Economía, y Alejandro Vanoli, en el Banco Central, fue que el financiamiento al sector público en ese período superó los $51.000 millones exclusivamente con la impresión de billetes.

Semejante expansión de base monetaria hasta el 4 de diciembre para el Gobierno nacional, último dato actualizado por el BCRA, que fue equivalente al 12% de la cantidad de dinero en circulación, explica la presión alcista que se desató tanto en la inflación, en particular en la canasta de bienes de consumo masivo, como en la compra de títulos públicos dolarizados, en las últimas semanas y que se reflejó en la escalada de la paridad implícita en el contado con liqui de 14,63 a 15,22 pesos por dólar.

El ex titular del BCRA, Alejandro Vanoli (derecha), y el actual presidente de la entidad, Federico Sturzenegger (izquierda).<br>  162
El ex titular del BCRA, Alejandro Vanoli (derecha), y el actual presidente de la entidad, Federico Sturzenegger (izquierda).<br> 162

Claramente, el argumento de un gobierno herido por la pérdida de las elecciones en la segunda vuelta fue que "los precios se dispararon por los anuncios anticipados de Mauricio Macri y su equipo de que saldría el primer día del cepo cambiario, y por tanto se destrozaría el poder de compra de los salarios".

Sin embargo, una vez más los datos oficiales bajo la administración saliente fueron contundentes para destruir esas explicaciones falaces, porque difícilmente los precios de los bienes y servicios se podrían haber disparado si no fuese porque estuvieron impulsados por la inyección de una miríada de pesos. No se trata de ser monetarista, sino simplemente de saber hacer una cuenta básica entre la cantidad de bienes que ofrece el mercado y el volumen de dinero para hacer comprarlos.

No pudo sostenerse el argumento que los precios subieron por lo que venía

La vía de escape que es necesario cerrar

Entre los factores que el Banco Central informó como que principal factor del aumento de la base monetaria desde el 23 de noviembre, primer día posterior a la pérdida de las elecciones en ballotage, hasta el 4 de diciembre, fue la asistencia al sector público en su conjunto por $51.473 millones, mientras que para el sector privado, que es sustancialmente más grande, sólo derivó poco menos de $15.000 millones.

De ahí surge que por cada $8 que Alejandro Vanoli entregó al Gobierno le liberó $2 a las familias y empresas privadas para sus transacciones internas y con el resto del mundo.

La consecuencia de tan singular indisciplina monetaria y fiscal, con autorizaciones de gastos sin contar con recursos tributarios suficientes, determinó que la brecha entre la cantidad de dinero primario y las reservas en divisas en el Banco Central se catapultara a más de $24,5 por dólar, cuando a fines de septiembre último era de 16 pesos.

Dicho en otros términos, hoy Federico Sturzenegger, nuevo presidente del Banco Central –designado oficialmente por el Decreto 36/2015 publicado este sábado en el Boletín Oficial, se encuentra con un excedente de pesos en la economía de más de 240.000 millones, si simplemente quisiera llevar la relación de convertibilidad de las reservas a un rango de $15, como cerró el contado con liqui y el dólar libre. Significaría hacer caer la base monetaria de $612.000 millones a $370.000 millones.

El Banco Central acumuló un exceso de emisión de más de $240.000 millones

Instrumentos de regulación monetaria

Para lograr ese objetivo, clave para descomprimir las tensiones inflacionarias, la literatura recomienda el uso de dos instrumentos que pueden complementarse: uno de efecto inmediato es la suba de los encajes bancarios sin remuneración, esto es restringir la proporción de los depósitos que los bancos pueden destinar al crédito público y privado y el otro, de efecto más lento, es a través de la colocación voluntaria de títulos de la deuda pública en el mercado interno, con el consecuente impacto alcista sobre las tasas de interés.

También existe la variante fiscal de volver rápidamente a la racionalidad del gasto público a niveles compatibles con la capacidad del Estado de recaudar pesos por la vía del cobro de impuesto y de recuperar el acceso al financiamiento para honrar los vencimientos de préstamos y encarar obras de infraestructura impostergables.

Existe la variante fiscal, pero temen un ajuste frente al severo desbarajuste

Pero esa alternativa es desechada por muchos economistas que consideran que provocará un ajuste recesivo, aunque eso significar negar que la consecuencia del desborde de la emisión de pesos se originó en un severo desbarajuste de las finanzas públicas que favoreció a pocos (empleados y proveedores del estado y muchos de los beneficiarios de subsidios al consumo de servicios públicos que contaron con recursos suficientes para poder pagar tarifas plenas) y perjudicó a muchos que en las últimas elecciones manifestaron su decisión de poner freno a la suba de impuestos, incluido el inflacionario.

 Adrián Escandar 162
Adrián Escandar 162

Los tremendos costos que desde noviembre de 2011 hasta hoy provocaron el cepo cambiario y el déficit creciente de las finanzas públicas, yo hartos conocidos, y explican en gran parte el resultado final de las elecciones. Ahora el desafío para el nuevo Gobierno es salir de ese cuadro complejo, aunque no crítico, según dijo el flamante ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, sin generar mayores costos que beneficios, que es el curso que podría seguir si las decisiones son más lentas y parciales de las que esperan los mercados.