Cómo fue la radicalización relámpago del terrorista más buscado de Francia

Salah Abdeslam pasó de delincuente común a ser el único prófugo de los ataques del 13 de noviembre en París. Ahora difunden detalles de su vida privada. "Bebedor, fumador, pero no radicalizado", opinan testigos

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Salah Abdeslam es intensamente buscando por las autoridades belgas  163
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Salah Abdeslam, buscado y con pedido de captura internacional por los atentados de París, llevaba una vida de parrandero, marcada por pequeños robos y una radicalización relámpago en Molenbeek, un barrio popular de Bruselas.

La televisión difunde sin cesar la foto de este joven moreno con el pelo engominado y sus características: "individuo peligroso, 1,75 metros de altura, ojos marrones...".


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El francés, de 26 años, es buscado por su implicación activa en los atentados del 13 de noviembre en París. Su hermano Brahim fue uno de los kamikazes.

En Molenbeek, donde reside la familia Abdeslam, Salah no dejó, sin embargo, la imagen de un aprendiz de yihadista, sino más bien la de un chico presumido y juerguista.

Como sus hermanos, Mohamed y Brahim, Salah vivía con sus padres y su hermana en un lindo edificio con vista a la alcaldía. Era una familia unida, "abierta y liberal, no muy religiosa", recuerda Olivier Martins, ex abogado de Brahim.

"Les gustaba el fútbol, iban a discotecas, volvían con chicas"

Salah y Brahim tuvieron una juventud normal. "Les gustaba el fútbol, iban a discotecas, volvían con chicas", cuenta Jamal, educador y amigo de los hermanos Abdeslam. "Bebedores, fumadores, pero no radicalizados", completa Youssef, otro de sus conocidos.

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Y un día, según Jamal, llegaron "las malas compañías, en un mal momento". Entre sus amigos estaba Abdelhamid Abaaoud, quien se convertiría luego en uno de los yihadistas belgas más notorios y el presunto cerebro de los atentados de París. Luego de un robo en 2010 coincidieron en la cárcel.

"De vacaciones"

Salah trabajó como técnico en la STIB, la empresa de transporte público de Bruselas. En marzo de 2013 abrió un bar con su hermano, Les Béguines, en la planta baja de un edificio de ladrillos rojos de Molenbeek. Brahim era el propietario; Salah, el gerente.

Detrás del mostrador, no sólo se bebía cerveza. "Muchos fumaban droga" también, dijo uno de los parroquianos, Abdel. "Con Brahim, apenas entrabas trataba de venderte algo", recuerda.

El hallazgo, a mediados de agosto, de porros a medio consumir en los ceniceros durante un control de las autoridades terminó por provocar el cierre del bar a partir del 5 de noviembre. ¿Señal de que algo se preparaba? Los hermanos habían traspasado el negocio ya el 30 de septiembre.

En los últimos meses "ya no bebían y rezaban un poco más que de costumbre", dijo otro hermano, Mohamed, detenido Bruselas al día siguiente de los ataques pero liberado luego sin cargos.

"Cada vez que entrabamos en el café, había discursos del Estado Islámico, es decir, llamados a la guerra"

En el bar, desde hacía un tiempo algunos clientes había notado que se consultaba más internet: "Cada vez que entrabamos en el café, había discursos del Estado Islámico, es decir, llamados a la guerra", dijo uno de ellos a un programa de la televisión francesa.

Brahim, el dueño, también miraba videos del grupo yihadista. "A veces, cuando se enojaba, decía que haría estallar todo", aseguró otro cliente al canal francés France 2.

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El viernes 13, Brahim se hizo estallar en el bulevar Voltaire. ¿Le esperaba a su hermano Salah el mismo destino? Los investigadores se interrogan sobre su papel durante los atentados.

La única certeza es que Salah alquiló dos vehículos y dos habitaciones utilizados por los comandos. La noche de los atentados dejó en el distrito XVIII de París un coche, quizás luego de haberlo utilizado para llevar a los kamikazes al estadio de Francia. ¿Debía cometer Salah un ataque en el norte de París, como sugiere la reivindicación de Estado Islámico?

"Espero no equivocarme, (...) que Salah en el último minuto haya decidido no cometer actos graves"

En Montrouge, al sur de París, se halló un cinturón de explosivos cerca de un lugar en donde Salah fue localizado por su teléfono celular luego de los ataques. Desde entonces está prófugo, tras haber sido probablemente llevado a Bélgica por dos amigos venidos de Molenbeek.

"Espero no equivocarme, (...) que Salah en el último minuto haya decidido no cometer actos graves", confió a France 2 su hermano Mohamed, para quien Brahim y Salah fueron "manipulados".

Mohamed dice que no notó nada. "Dos o tres días antes de los atentados" constató que sus dos hermanos no habían regresado. Su madre le dijo que habían encontrado pasajes muy baratos para irse de vacaciones.