Alejandro Rozitchner es un filósofo que desde hace muchos años adhirió a la propuesta política del PRO. Ha coordinado grupos de pensamiento dentro del partido y ha colaborado en la elaboración de discursos y propuestas culturales de Cambiemos. En diálogo con InfobaeTV, analizó los comicios que consagraron a Mauricio Macri y opinó sobre la supuesta división en la sociedad que mostraron los porcentajes de votos.
-¿Primera reacción desde la emoción con el resultado de ayer?
-Tengo la sensación como si me hubiera puesto de novio. Todo lindo, todo inflamable. Es excitante, nuevo, promisorio. Hubiera querido mayor diferencia de votos pero me acuerdo que yo mismo decía que con un punto estaba conforme. Por lo que debo decir que estoy conforme.
-¿Funcionó la campaña del miedo?
-Qué se yo. Todas estas cosas se prestan para las "guitarreadas". A cierto sector la campaña del miedo le produjo rechazo. A otras quizá no. Pero, sinceramente, no lo sé. Sí estoy convencido de que no quedó un país dividido.
-¿Te imaginás un signo cultural de los cuatro años que vienen?
-Yo creo que la Argentina entra en el sigo XXI. Esto supone no tanto una relación con la tecnología sino un cambio de actitudes. Supongo una política más enfocada en las buenas relaciones que en el enfrentamiento, una mayor valoración de la diversidad, supongo una época en donde la victimización quedará pasada de moda.
-¿El país votó desde la división que se denominó como "la grieta"?
-No, no lo creo. Yo estimo que la grieta tiene que ver con una interpretación de los hechos políticos. Podríamos relajarnos y decir que lo que pasó simplemente es que un grupo de electores votó de una manera y otro grupo de otra. Yo no acentuaría la grieta. Si pensamos mucho en ella la hacemos más grave de lo que es.
-¿Te da miedo la posibilidad de falta de gobernabilidad ante la ausencia de mayorías del PRO en el Congreso?
-En la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires nunca hubo mayorías del partido. Por eso, hubo que congeniar y consensuar con los otros. Eso creo que va a pasar en la nación. Y quizá el peronismo entienda que la confrontación no es su mejor negocio.