Crónica de una derrota anunciada: del golpe electoral al futuro de Daniel Scioli

El triunfo de Mauricio Macri fue un duro golpe que se vio atenuado porque en el búnker naranja lo vieron venir. La esperanza se mantuvo hasta que el candidato decidió admitir que la tendencia era irreversible, a pesar de los pedidos de su gente. El análisis interno y el futuro del Gobernador

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 AFP 162
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"Ya está, perdimos". Faltaban minutos para las 21 cuando un dirigente nacional de renombre le adelantó a Infobae lo que se oficializaría media hora después. La frase, tan escueta como impactante, transmitía lo que se rumiaba en el piso ocho del Hotel NH Bolívar, donde departían los principales funcionarios nacionales y provinciales que acompañaban al candidato del FpV.

Daniel Scioli entendió rápidamente que ya no había manera de torcer la historia; si demoró hasta las 21:30 en reconocer públicamente la derrota fue porque –un rato antes– los dirigentes que lo rodeaban lograron convencerlo de que había que aguardar un poco más. "Esperá que faltan los votos de distritos muy favorables como La Matanza, Daniel", le sugirieron casi en simultáneo.

El argumento caducó en pocos minutos; con el 50% de las mesas escrutadas, el representante del Frente para la Victoria decidió que ya no había nada que esperar: primero se comunicó con Mauricio Macri para reconocerlo como "un justo ganador"; instantes después, escoltado por Carlos Zannini, Karina Rabolini y su hija Lorena, admitió públicamente: "Se ha elegido nuevo Presidente, el ingeniero Mauricio Macri".


El triunfo de Mauricio Macri fue un duro golpe que se vio atenuado porque en el búnker naranja lo vieron venir. La esperanza se mantuvo hasta que el candidato decidió admitir que la tendencia era irreversible, a pesar de los pedidos de su gente. El análisis interno y el futuro del Gobernador

Las palabras de Scioli retumbaron en el silencio sepulcral de un búnker que se había resignado bastante tiempo antes. A las 18 nadie creía en los boca de urna que hablaban de una diferencia estratosférica a favor de Cambiemos, pero casi todos comenzaban a asumir que los números no cerraban y que era una utopía dar vuelta una historia que viró de manera impensada en octubre.

"El verdadero cachetazo no fue hoy, lo sufrimos el 25: nosotros siempre tuvimos claro que no ganábamos en primera vuelta, pero nunca esperamos que la diferencia con Macri fuera tan corta (tres puntos); a partir de ahí todo se hizo irremontable, así que lo de hoy era esperable", resumió en diálogo con Infobae uno de los principales asesores del gobernador bonaerense.

En el sciolismo se tomarán unas horas para reflexionar y recién hoy por la tarde –ya con la cabeza más fría– harán un profundo análisis de lo que sucedió. Sin embargo, algunos referentes de la tropa naranja se animaron a adelantar su diagnóstico.

"Por ahí la campaña agresiva no fue acertada, pero en realidad lo que creemos es que no había manera de luchar contra el hartazgo que el kirchnerismo duro generó en una parte de la sociedad: dijéramos lo que dijéramos, la gente ya no nos quería escuchar", diagnosticó un operador sciolista cuando el búnker ya estaba prácticamente vacío.

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Pasadas las 22, los que seguían firmes en Plaza de Mayo y alrededores eran los militantes de La Cámpora. Sí, en la foto de la lealtad, los protagonistas eran "los pibes para la liberación", los chicos del espacio que siempre miró a Scioli con desconfianza.

El sentimiento es mutuo, claro está: en el sciolismo nunca terminaron de ver con agrado las intervenciones (o la inacción) de algunos dirigentes ultraoficialistas que recién se dignaron a colaborar cuando el agua ya llegaba al cuello. "No es momento de buscar culpables, pero no ayudaron nunca y el 'fuego amigo' nos quemó todos los días, desde la mañana hasta la noche", se quejó un referente naranja en diálogo con Infobae.

"La lealtad debe ser de ida y de vuelta", reclamó con mirada desafiante el ministro de Salud bonaerense, Alejandro Collia. "Daniel fue leal, ¿los demás? Que cada uno haga su interpretación", disparó, dolido, mientras veía de fondo una pantalla que mostraba los festejos del macrismo.




Una de las principales incógnitas de la jornada giró en torno a cuál era el estado de ánimo del candidato que se quedó a las puertas de la Casa Rosada. "Al principio estaba realmente mal, pero después se repuso y mostró una fortaleza enorme", le confió a este medio un dirigente peronista que acompañó a Scioli en la intimidad.

El resto de los funcionarios consultados coincidió en que "Daniel está intacto, íntegro y entero", como se mostró cuando reconoció la derrota ante la prensa. Sin embargo, en su salida del búnker se lo vio conmocionado y agradecido por un apoyo popular que llegó de forma masiva e incluyó una eufórica marcha peronista como banda de sonido.

El triunfo de Mauricio Macri fue un duro golpe que se vio atenuado porque en el búnker naranja lo vieron venir. La esperanza se mantuvo hasta que el candidato decidió admitir que la tendencia era irreversible, a pesar de los pedidos de su gente. El análisis interno y el futuro del Gobernador

La otra gran duda que dejó la noche tiene que ver con el futuro de Scioli: aún es pronto para pregonar certezas, el discurso que pronunció ante los medios de comunicación pareció adelantar que seguirá en carrera.

Con una leve sonrisa, uno de los asesores del mandatario bonaerense señaló: "Hace una semana algunos pensábamos que Daniel se iba de la política si perdía el ballotage, pero hoy nos dejó la grata sensación de que no se baja. No creo que se dedique a enseñar a manejar lanchas".