¿Por qué los perros comen de todo y los gatos son más selectivos?

Los felinos son más sensibles a sabores amargos. ¿Por eso rechazan algunos alimentos?

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Los gatos son mucho más selectivos que los perros a la hora de comer Shutterstock 162
Los gatos son mucho más selectivos que los perros a la hora de comer Shutterstock 162

Los gatos han sido durante mucho tiempo estudiados por sus hábitos alimenticios, para muchos, considerados 'caprichosos'. Pero una nueva investigación sugirió que las personas no deberían descartar tan rápido ese comportamiento selectivo de un gato.

El estudio del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia encontró que 'los caprichos' no necesariamente son la causa de sus rechazos alimenticios, sino la presencia de sabores amargos.

La investigación encontró que los gatos tienen 12 genes de sabor amargo, un hallazgo sorprendente para los científicos. El gen amargo comúnmente protege a los animales, como también a los humanos, alejándolos de la ingesta de toxinas de plantas venenosas y frutos inmaduros, por ejemplo.

El sabor puede ser un indicador de alimentos nocivos, y como los animales evolucionan, sus papilas gustativas se adaptan a sus necesidades.

Después de generaciones de evolución, los gatos ya no pueden probar dulces, y los científicos consideran que sucede lo mismo con los sabores amargos, ya que los felinos son estrictamente carnívoros y es improbable que ingieran alimentos o plantas que tengan ese sabor.

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Los expertos también estudiaron los genes de perros, hurones y osos polares para ver si ellos también poseían el gen del sabor amargo.

Al igual que los gatos, estos mamíferos carnívoros estaban bien equipados con estos genes.

Peihua Jiang, biólogo molecular en Monell, insertó el gen receptor del gusto del paladar de un gato en células de tejidos humanos para averiguar por qué tienen este sensor.

Este receptor, llamado Tas2r2, respondió a compuestos que activan los receptores amargos humanos, como el benzoato de denatonio, una sustancia utilizada para disuadir a los niños de morderse las uñas, por ejemplo.

Para los gatos, ciertos gustos pueden parecer más intensos y desagradables.

Si bien los resultados del estudio apoyaron la sugerencia de que los receptores del sabor amargo ayudan a los gatos a evitar alimentos potencialmente venenosos, los resultados no son suficientes para explicar por qué se han mantenido estos genes, considerando que no suelen entrar en contacto con las toxinas de plantas.

Por su parte, los seres humanos utilizan sus receptores de sabor amargo no sólo en la boca, sino también en el corazón y los pulmones, posiblemente para detectar infecciones. Aún se desconoce si los gatos también comparten esta característica.

Los gatos son más sensibles al sabor amargo que los perros, y los investigadores ahora creen que ellos pueden, en algunos casos, ser más sensibles que los humanos.