Ni fe ni esperanza en el discurso de Scioli, solo miedo

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Mauricio Macri arrancó como Cassius Clay, bailoteando como una mariposa y picando como un avispa. Hasta que se cansó y entonces la pelea se volvió más pareja. Pero sabido es que el retador (y acá era Scioli), tiene que tener un plus para ganar. No le alcanzó.


Claramente, también, se trató de un debate de derecha. Entre dos candidatos republicanos. El debate más profundo versó sobre el valor del dólar a enero y ninguno de los dos dijo la verdad. Macri eludiendo referirse a la gran mentira del dólar de 9.50 que no hay que ser muy vivo para darse que cuenta que todos quieren comprar porque es barato. Y Scioli afirmando que el dólar con él va a costar 10, cuando en el presupuesto del 2014 previó una inflación del 9.9%, dólar de 6.35 y crecimiento del 6.6% para el año y terminó con 38% de inflación, dólar de 10 y crecimiento menor al 3%. Pero Macri no quiso entrar en ese terreno farragoso.


La enumeración de errores del Gobierno que se va y Scioli integró, también mostró a un Macri avasallante. No había ni fe ni esperanza en el rostro del gobernador.


Scioli tenía una bala de plata y era despegarse de Cristina, como en la intimidad ya hicieron funcionarios varios, gobernadores y legisladores. No la usó. Prefirió ese exceso de lealtad con el que llegó hasta acá.


El kirchnerismo y su "década ganada" terminan acorralados por el candidato que suponían más débil y eligieron para ganarle. El partido oficial, portador sano de peronismo y 70 años de historia, no pudo sacarle ventaja al líder de un partido con nombre de cepillo de dientes al que despreciaron desde Ibarra hasta acá. Macri apeló a la simpleza y el sentido común. Algo del que este modelo, agotado, adolece.