Buscan al violador que ató y abusó de una joven en Caballito

Revisarán las cámaras de seguridad de la entrada del garaje del edificio en el que la víctima fue reducida

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Salió de trabajar de madrugada porque junto a los demás empleados debió quedarse a limpiar el local de comidas rápidas. No era algo habitual. Se despidió de sus compañeros y tomó un colectivo que la dejó en Caballito porque aparentemente por el horario no iba a dormir a su casa del partido de Avellaneda, sino que se quedaría en lo de un familiar. Ya era casi de día cuando bajó del colectivo en Rivadavia y Emilio Mitre, donde fue interceptada por un hombre armado que la obligó a caminar hasta la calle Hualfin al 920. Allí, hay un edificio moderno con una típica entrada de garage que el violador usó para cometer el abuso sexual.

De acuerdo al testimonio de la víctima (18), el violador le encintó la boca, ató sus manos al portón del garage con un cinturón negro y abusó sexualmente de ella. Luego, sin que nadie se percatara de lo que estaba pasando, el agresor escapó. La joven logró desatarse y pidió ayuda en la Comisaría N° 12 donde efectuó la denuncia, en la que describió al atacante como de entre 50 y 55 años, de baja estatura y canoso. A su vez, aportó que vestía un buzo de la selección argentina, cargaba una mochila y estaba armado.

Revisarán las cámaras de seguridad de la entrada del garaje del edificio en el que la víctima fue reducida

Ahora, se revisan las cámaras de seguridad de la zona para dar con el violador, en tanto se recolectaron muestras en el edificio donde se efectuó el ataque. Los vecinos no salen del asombro y temen por la seguridad de sus hijos. La mayoría de los habitantes de la cuadra se ofrecieron a colaborar con el material filmográfico de sus edificios ya que no se descarta que el agresor sea de la zona.

El encargado del edificio habló con la prensa y dijo que "la joven estaba mal". "La chica le mostró a la policía todo: el lugar, cómo la posicionó el agresor, todo. Dijo que le ató las manos por delante. En el garaje había rastros de sangre. La vi como muy sumisa, temerosa, desorientada y con pánico. Nunca se escuchó algo así en el barrio. Ella estaba bastante mal. Sola y sin compañía de ningún familiar", relató.

Por su parte, un vecino manifestó su bronca: "Ayer me levanté muy temprano y me contaron lo que había pasado. Aparentemente nadie escuchó ni vio nada. Los violadores son lacras humanas", lamentó.