El bicampeón felicita al campeón moral y al subcampeón

Desde el momento en que Boca se coronó como campeón de la Copa Argentina uno vislumbraba que se venía un partido complejo en Rosario. Y no me refiero a lo futbolístico, ni mucho menos, sino al clima hostil que se preveía. Por eso, en este punto no hay mucho para analizar del partido.

El Xeneize se presentó con un equipo conformado por suplentes y muchos juveniles. Con las condiciones dadas y en un ambiente imposible de jugar, los jugadores hicieron un trabajo sensacional. Nunca respondieron a las agresiones y se comportaron mil puntos. Felicitaciones a ellos, que por supuesto también son justos campeones.

Qué más decir que esto. Un escenario como el Gigante de Arroyito que estuvo meticulosamente preparado para que la cabeza de los futbolistas esté puesta en otro lado, en el deseo de que se termine lo más rápido posible el partido para volver a casa y estar sano y salvo con los suyos.

Pirotecnia en la previa, provocaciones constantes por parte de los barrabravas -quienes volvieron a demostrar que son dueños del fútbol-, un intento de agresión física hacia Rodolfo Arruabarrena, entre muchas cosas más. Repito,así era imposible jugar.

Pese a ello, el equipo tuvo un correcto encuentro. En el primer tiempo dominó y no sufrió sobresaltos. Claro, el partido se cortó constantemente hasta que la hostilidad dominó la mente y las piernas de los jugadores, que ya no pudieron soportar tamaña presión.

Felicitaciones a Rosario Central por su buen trabajo logrado en este partido y por su campeonato moral. Igualmente, en condiciones anormales este equipo B de Boca le jugó de igual a igual y lo superó en varios pasajes, demostrando que habían exagerado en ponerlo como el mejor. No hay dudas que el mejor es Boca.

Antes de despedirme, un saludo muy especial a San Lorenzo y también va dirigido hacia ellos las felicitaciones del caso por el subcampeonato. Como dijo el Patón Bauza, está bien festejar el segundo puesto, por más que sea Boquita el que esté arriba. Tómenlo como un premio consuelo. Tendrán el honor de jugar con el bicampeón del fútbol argentino.